Con la afluencia de miles de vecinos y turistas, en esta edición, el predio destinado a la Feria se amplió notablemente con la incorporación de El Rosedal, donde se montaron juegos para las infancias y espacios de comidas al paso.
También se incluyeron nuevos puestos de comidas regionales y un novedoso patio étnico para propuestas gastronómicas provenientes de Japón, Italia, México y muchos otros países.
El director de Cultura de la Capital, Francisco Avendaño, indicó que «según el relevamiento realizado con los puesteros, la actividad económica fue importante y algunos artesanos incluso tuvieron que terminar días antes del cierre por haberse quedado sin productos para comercializar».
«El escenario, con presentaciones de viernes a domingo en doble turno, dio muestra del talento de los artistas santiagueños, que fue acompañado masivamente por el público no solo en la feria sino también en las transmisiones del canal de YouTube del municipio», agregó.
Además, en la de Carpa de la Subsecretaría de Cultura y Turismo, se estableció un sector de conmemoración a Mama Antula, se dispuso un espacio de participación institucional para los artesanos de otros municipios de la provincia, se realizaron charlas, talleres, presentaciones de libros y lecturas de poesías y se llevaron a cabo desfiles de modas con prendas elaboradas artesanalmente por los feriantes.

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