Por Martín Granovsky
–¿Qué tiene esta Asamblea de Naciones Unidas como distintivo?
–Auer: Se está reafirmando la visión de un mundo multinodal, es decir que hay muchos nodos de poder.
—No multipolar, sino multinodal.
–Auer: Sí, porque -como siempre repito- el polo implica qué cosas giran alrededor del poder. Por ejemplo, Moscú estaba rodeada de otras capitales que respondían a sus criterios. Y lo mismo Washington. En cambio, lo multinodal significa poderes menores pero que ejercen una visión, una presión sobre el resto de la comunidad internacional. Pueden ser matices a veces de otros poderes principales, pero no son iguales. Eso se vislumbra hoy en Naciones Unidas muy claramente. Por ejemplo, cuando Lula habla, no lo no hace desde una relación directa con los BRICS o con China, sino que marca una visión propia. Y lo mismo ocurre con Indonesia o con países como Israel que, si bien es aliado de Estados Unidos, dice otras cosas que a veces chocan. Otro ejemplo es Gran Bretaña con Estados Unidos.
–Donald Trump acaba de ser recibido por Carlos III en el Castillo de Windsor.
–Sí, una visita fastuosa. Pero después el actual primer ministro tuvo una disidencia muy grande con el tema de Palestina. Reconocieron el Estado de Palestina junto con otros países, casualmente del Commonwealth, como Canadá y Australia. Oh casualidad, después vino Francia. Y llamó la atención de Arabia Saudita, que no tiene relaciones diplomáticas con Israel, pese a los anuncios previos, producto del atentado del 7 de octubre de 2023. Francia reconoce públicamente el Estado palestino y Arabia Saudita se levanta y aplaude.
–Francia y Arabia Saudita habían redactado juntos la Declaración de Nueva York, que abrió la puerta al reconocimiento del Estado palestino en la Asamblea General.
—Auer: El mundo no es blanco o negro, y tiene infinitos matices. Esta es mi primera observación. Y después están los temas en particular que se fueron tratando, justamente como Palestina, obligado dada la situación en Gaza. Pero también hay otros como el avance del Estado de Israel y de los colonos israelíes en Cisjordania, lo cual va a traer problemas a la larga con Jordania. Jordania es un país muy débil, pero como los pueblos árabes en general son propalestinos, sus gobiernos se ven obligados -pese a que a veces no lo quieran- a tomar posición respecto de este tema. También observé la tozudez de Netanyahu, que encierra la propuesta de querer quedarse con el territorio desde el mar hasta la frontera con Jordania. Es evidente que quiere eso. Ahora, es una incógnita si logrará hacerlo. Dependerá de Estados Unidos porque es el que le brinda la mayor ayuda militar y económica. Ahí Trump tiene la llave maestra. Es quien dice que quiere pacificar a todo el mundo y arreglar todas las guerras. Y reafirmó ese tema en la ONU, aunque no logra éxitos. Un éxito hubiera sido, por ejemplo, decir que terminó con la guerra de Ucrania.
—En una entrevista anterior tocamos el tema del llamado deep state. ¿Cómo se define hoy?
–Auer: Dije que Trump iba a tener problemas para controlarlo. Es una mezcla de sistema financiero que alimenta a dos o tres cosas. La primera es la venta de armas, que como hay renovación tecnológica está en pleno auge y hay que seguir alimentándola. Para eso hay que probarlas en conflictos bélicos. Otro tema es la burbuja financiera alrededor de la inteligencia artificial (IA), que es la que más dinero lleva. Y ahí hay un asunto que ocurrió en Gran Bretaña, y que tiene su antecedente en las declaraciones de Sam Altman -CEO y creador de OpenAI- cuando dijo que iba a haber una burbuja financiera y que el dinero no alcanzaba para todas las empresas -dentro de Estados Unidos- que están desarrollando IA. A mi criterio, lo que quedó claro es que en inteligencia artificial hay que marchar adelante y concentrar los esfuerzos de la competencia con el real opositor que es China. El papel de Microsoft, por ejemplo, quedó relegado al armado de las computadoras más grandes del mundo, porque la inteligencia artificial gira alrededor de dos cosas: una es la capacidad de procesamiento de las computadoras, que parece ser lo que le encomendaron a Microsoft, y la otra es la Big Data, que son los data centers que podrían instalarse en Gran Bretaña. Eso tiene mucha lógica porque allí hay energía barata a partir del petróleo existente en el Mar del Norte.
–Volvamos a Naciones Unidas. ¿Qué más te resultó interesante?
–Auer: El discurso de los indonesios (de su presidente, Prabowo Subianto) porque dijo que hay que volver a las fuentes de la comunidad organizada en el sistema de naciones. Recordemos que el Consejo de Seguridad está prácticamente anulado. Propuso enviar 20.000 soldados para restaurar cierto orden en Palestina. No dio un discurso extremista.
–¿Y Milei?
–Auer: Dio un discurso donde sigue los pasos de algunas cosas dichas por Trump contra las Naciones Unidas, como que no sirve para nada y que habría que reformularla.
–Cada uno fijó posición desde su punto de vista.
–Auer: Por eso digo que se marcaron conceptos multinodales en una asamblea que reúne países grandes, medianos y pequeños, todos con un voto. Y ése es el problema para los grandes. No solo para Estados Unidos sino para Europa, fundamentalmente, que tenía un cierto control del Consejo de Seguridad por la presencia de Gran Bretaña y Francia. Pero China tuvo la habilidad de ir cooptando voluntades. No lo hizo desde una presencia masiva ni con discursos altisonantes, sino captando todas las comisiones que hay y poniendo lo que hace falta para acomodarse con los países que ocupan posiciones dentro de esas comisiones de la ONU.
–Parece haber un avance de China en ese sentido.
–Auer: Hay un avance inteligente de los chinos en esto de hacerse amigo de los países para que voten lo que ellos quieren. La conclusión es que Estados Unidos perdió el poder hegemónico de la posguerra y está disperso. Y China tiene una preponderancia por abajo, habiendo trabajado desde las bases, como diríamos en la Argentina. Estados Unidos se dio cuenta de que le coparon todo y por eso le sale todo en contra. Entonces, todo es lucha. Una guerra irrestricta que transcurre en sectores como el financiero, el económico o por el medio ambiente. Este último, en particular es otro tema interesante porque Trump dice que los pronósticos que se hicieron no ocurrieron. Ahí hay algunos puntos a favor de su posición y en contra de Europa, el líder mundial de la lucha contra el cambio climático porque quiere vender tecnología
–Además, usan el tema como barrera para-arancelaria.
–Auer: Sí. Trump dice, respecto de China, que contamina más que ningún otro país, y es cierto. Lo he visto con mis propios ojos, aunque ahora está mucho mejor. Han bajado el componente de carbón y desarrollaron autos eléctricos. Alemania, como otro detalle que iría al revés de la lucha contra el cambio climático, dejó de importar gas ruso y le compra gas licuado a Estados Unidos al triple de precio. Como para compensar eso usa más carbón que tienen propio o lo compran de Polonia.
–¿Qué pueden hacer los Estados Unidos con la Argentina en relación a China, cuando este país ya tiene un nivel impresionante de inversiones acá? ¿Se puede desarmar eso? Pareciera que Estados Unidos quisiera que la Argentina tuviera gestos hostiles hacia China.
–Auer: Los chinos son muy realistas. Van midiendo, avanzan y retroceden. Creo que el objetivo central es contener a los chinos en el tema militar en el Cono Sur, el Atlántico Sur. Los Estados Unidos buscan la instalación de la base en Ushuaia porque se proyecta al canal de Drake y a la Antártida, donde el escenario que observan las grandes potencias es a 20 o 30 años.
Fuente yahoraque.com
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