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Austeridad o Caos

Por el Ing. Miguel Ponce
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Santiago del Estero, 20 de septiembre de 2025 un día antes que llegue la primavera. 

El gobierno plantea que, para financiar la educación, la discapacidad y las jubilaciones, hay que quitarles a otros grupos vulnerables. Es una lógica perversa que pretende enfrentar a los pobres entre sí: «Para educar, hay que dejar de alimentar» (suspender planes sociales). «Para pagar jubilaciones, hay que despedir empleados» (echar trabajadores públicos). «Para cuidar a los discapacitados, hay que recortar subsidios a el transporte y la energía» (encarecer la vida de todos). Esta narrativa pretende crear una guerra de pobres contra pobres, mientras se exonera de toda responsabilidad a los sectores de mayor capacidad contributiva. 

Es una estrategia que desvía la atención del verdadero debate: ¿Quiénes deben aportar más en tiempos de crisis? Existen instrumentos de recaudación justa que han sido eliminados o debilitados, y que nunca son planteados como alternativa. Un gobierno verdaderamente comprometido con el bien común exploraría estas vías antes de plantear el ajuste sobre los más débiles: Impuesto a la Riqueza (o a las Grandes Fortunas): Volver a implementar un impuesto progresivo al patrimonio neto de las personas con mayor riqueza en el país. Es incomprensible que se hable de despedir 66 mil empleados o de quitar planes de comida, mientras se protege la acumulación obscena de capital en pocas manos. Que los que más tienen demuestren su «compromiso con el país» con hechos, no con palabras. La mega minería donde Elstein, amigo del Presidente,si es que en este grupo el concepto de amistad existiera, en realidad no hay amigos ni enemigos solo intereses, este “amigo” obtiene ganancias extraordinarias gracias a recursos naturales que son de todos los argentinos. 

Sin embargo, contribuye de manera ínfima al erario público mediante regalías bajísimas y goza de estabilidad fiscal y beneficios por décadas. ¿Por qué no se discute una participación justa del Estado en estas ganancias, en lugar de discutir el recorte del presupuesto para discapacitados? Nuestro País pierde miles de millones de dólares anuales por evasión fiscal y fuga de capitales, por el Rio Paraná trafican miles de toneladas de granos sin que nadie las vea. Un gobierno serio enfocaría sus esfuerzos en recuperar estos recursos que le pertenecen al pueblo argentino, en lugar de hostigar a los beneficiarios de planes sociales que sobreviven con migajas.

El lenguaje del gobierno es engañoso. Habla de «sostener» la universidad como si fuera un lujo o un gasto superfluo. La educación pública superior es la principal herramienta de movilidad social ascendente y de desarrollo soberano de un país. Recortarla es condenar al país al subdesarrollo y a la dependencia perpetua. De igual modo, los derechos de las personas con discapacidad y el sistema jubilatorio son obligaciones indelegables del Estado, consagradas en la Constitución y en tratados internacionales de derechos humanos. No son moneda de cambio para un ajuste fiscal. El planteo del vocero presidencial no es neutral. 

Es una justificación ideológica para un proyecto de país específico: uno donde el Estado se reduzca al mínimo, se desproteja a la población vulnerable y se transfiera la riqueza hacia los sectores más concentrados de la economía. La justicia social bandera del Justicialismo, exige que rechacemos este falso dilema sin ningún debate, estos derechos no se discuten, se exigen Un gobierno justo y socialmente responsable elegiría otro camino: Proteger irrenunciablemente los derechos humanos fundamentales (educación, salud, alimentación, jubilación). Buscar los recursos donde realmente están: en la gran riqueza concentrada, en la evasión fiscal, y en la renta extraordinaria de los recursos naturales. Priorizar la recaudación progresiva (que pague más el que más tiene) sobre el ajuste regresivo (que pague el que menos tiene). Por lo tanto, cuando el gobierno dice «no hay plata», lo que realmente está diciendo es «no hay voluntad política de buscarla donde sí hay». 

La carga siempre cae sobre el que menos tiene porque esa es una decisión política deliberada, no una ley económica inevitable. La justicia social exige que rechacemos este falso dilema y exijamos un debate verdadero sobre la distribución justa de la riqueza. Juan Pazo, La mano derecha de Luis Caputo en la reunión que tuvo el martes con el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA). confirmó que les sugirieron a los productores agropecuarios que se vuelquen a hacer carry trade para tener ganancias, un gobierno de especuladores

Mientras tanto, los argentinos estamos inmersos en este presente caótico, donde la primavera encuentra a la Argentina en llamas y se impone el verso inmortal de Baldomero Fernández Moreno: «Setenta balcones y ninguna flor». Es la imagen perfecta de la esterilidad de un proyecto que, desde múltiples espacios de poder, solo ha logrado arrasar con la esperanza. Una ironía cruel que nos obliga a recordar que, alguna vez, desde un solo balcón, un líder supo preñar de flores todo el país. La comparación no es solo poesía; es el duelo por la prosperidad perdida y la más severa condena a quienes solo han sabido administrar la decadencia.