EL PELIGRO DEL CRECIMIENTO DE LAS ULTRADERECHAS A NIVEL MUNDIAL
Durante estos últimos años se ha ido estableciendo una nueva internacional de partidos de ultraderecha que se caracterizan por un nacionalismo extremo, de tipo esencialista, promotor de un pasado imperial («el pasado siempre fue mejor»), defensor de una civilización cristiana profundamente clasista, racista, machista y homofóbica, que se siente amenazada por movimientos progresistas como el obrero (y las formaciones políticas derivadas históricamente de tal movimiento como el socialismo y el comunismo), el feminista, el de defensa de las minorías y de la diversidad étnica y racial, (así como por los movimientos ecológicos) que representan todos ellos una amenaza para aquella civilización y para los estamentos económicos, políticos y mediáticos dominantes que promueven tal civilización cristiana esencialista. Tales partidos de ultraderecha son autoritarios y profundamente antidemocráticos que favorecen un neoliberalismo económico muy extremo, aparentemente libertario, que en la práctica es profundamente estatista, pues el estado que defienden juega un papel muy importante en la defensa de un sistema oligárquico y oligopolista con escasísima protección social, dotado de un extenso aparato de seguridad, represivo y militar. Entre tales partidos y/o movimientos, los mas conocidos son el liderado por Trump en EEUU, por Le Pen en Francia, por Matteo Salvini en Italia, por Santiago Abascal en España, por Orbán en Hungría, por Kaczyński en Polonia, por Bolsonaro en Brasil, entre muchos otros.
PUTIN PERTENECE A ESTA INTERNACIONAL
La existencia de esta internacional es conocida. Pero menos conocido es su relación con Putin, el presidente de Rusia. En realidad, el Gobierno ruso, presidido por Putin, apoya a estos partidos y movimientos e incluso ha ayudado financieramente a muchos de ellos. Apoyó a Trump en las elecciones estadounidenses interviniendo activamente en el proceso electorado de aquel país. Y el presidente Trump, a su vez, definió la invasión de Ucrania como obra muy genial e inteligente («genius, …and very savvy»). En Europa uno de sus fans mas vociferosos en Italia ha sido Matteo Salvini, a quien se le ha fotografiado llevando la cara de Putin en su camisa tanto en la Plaza Roja en Moscú como en el Parlamento Europeo. Otra figura en Italia que ha expresado su admiración por Putin ha sido Silvio Berlusconi, al cual Putin había regalado una cama y que había aplaudido su liderazgo en Rusia, que definió que «estaba al servicio de la paz y de la defensa de Europa». La señora Marine Le Pen, dirigente máxima del Partido Nacional de Francia (enraizada en la ultraderecha francesa que colaboró con la ocupación Nazi), ha recibido fondos de Putin. Otro dirigente de ultraderecha, el candidato a la Presidencia de Francia (y más popular que la señora Le Pen), el señor Eric Zemmour, ha indicado que su sueño era hacer en Francia lo que hizo Putin en Rusia, a quien ha definido como el «Restaurador del Imperio Zarista». En la Gran Bretaña, Nigel Farage que lideró el movimiento Brexit, aplaudió a Putin presentándose como un gran admirador suyo. En Alemania el partido Alternativa para Alemania (AfD), ha aplaudido el tipo de nacionalismo que defiende y practica Putin. (Ver «After long praising Putin, rightwing populist leaders are squirming» The New York Times, febrero 2 de 2022). En España, VOX, que ha indicado que el gobierno dictatorial del General Franco fue mejor para España que el gobierno actual (y que cuenta con amplio apoyo entre la judicatura, las fuerzas armadas y los servicios de seguridad del Estado Español), ha publicado declaraciones y escrito twits de varios dirigentes alabando a Putin y sus intervenciones en Siria y Ucrania. En Brasil Jair Bolsonaro reprimió a su vicepresidente por haber indicado que denunciaba la invasión de Ucrania por parte de Putin. Antes Putin había alabado a Bolsonaro por «su masculinidad».
CÓMO APARECIÓ EL PUTINISMO: EL COLAPSO DE LA UNIÓN SOVIÉTICA
La Unión Soviética, en los años setenta, había desarrollado una protección social avanzada a pesar de la escasez de recursos del Estado debido al enorme gasto militar forzado por la Guerra Fría. Era un Estado Confederal con el derecho de autodeterminación para cada Estado que lo constituía, tal como constaba en su Constitución. Tal derecho permitía una diversidad dentro de una unidad mantenida, en gran parte, por la universalidad de derechos sociales que facilitaba el mantenimiento de tal confederación. Su Estado del Bienestar, clave para mantener tal Estado, tenía, sin embargo, dos grandes problemas. Uno fue la creciente escasez de recursos para financiarlos, como consecuencia del gran crecimiento del gasto militar, resultado del endurecimiento de la Guerra Fría. Y el otro era su creciente polarización por clase social. La nomenclatura del aparato del Estado tenía grandes privilegios dentro del sistema público que claramente contrastaba con el discurso igualitario del sistema (como documenté en mi libro escrito en 1977 titulado Social Security and Medicine in the USSR, publicado por Lexington Books, que fue prohibido en la Unión Soviética, declarándoseme persona non grata en aquel país).
Brézhnev fue sucedido por Gorbachov que era consciente de estos problemas existentes en el Estado Soviético. Intentó democratizarlo, dando además mayor énfasis a su aspecto social, lo que requeriría un descenso muy notable del gasto militar. Esta fue una de las razones, entre otras, para intentar disminuir las tensiones de la Guerra Fría, que le llevó incluso a visitar a Estados Unidos. El intento era llegar a un acuerdo por el cual La Unión Soviética se retiraría de los Estados del este de Europa, con la condición de que La OTAN no llenara ese vacío y no se extendiera hacia el este de Europa. En realidad, intentaba recuperar los principios del acuerdo que el presidente Kennedy de EEUU y Khrushchev de La USSR habían acordado años atrás para retirar los misiles soviéticos en Cuba, condicionando a la vez a que Kennedy se comprometiera a no invadir Cuba, ésto además de eliminar misiles estadunidenses en Turquía, pacto que Kennedy cumplió. En este caso con Gorbachov, el gobierno de EEUU, sin embargo, no respetó lo prometido. La Unión Soviética se retiró del este de Europa, pero el gobierno de EEUU a través de la OTAN continuó expandiéndose hacia el este de Europa aproximando su dispositivo militar más cerca de la Unión Soviética. La agresividad hacia ésta fue una constante en la OTAN hasta alcanzar su disolución. De haber aceptado las propuestas de Gorbachov, se hubiera podido iniciar una entente que podría haber beneficiado a los dos lados del conflicto. Y en la Unión Soviética se perdió el intento de abrir y democratizar el sistema (su famoso glasnost), establecido por Gorbachov que cuestionaba el excesivo control de la nomenclatura soviética, disminuyendo sus privilegios.
La alternativa a Gorbachov fue Yeltsin, y más tarde su mano derecha Putin, privatizando masiva y rápidamente la economía del país, asesorados por economistas ultraliberales estadounidenses que sometieron a la economía rusa a una «shock therapy», eliminando la mayoría de programas de protección social de carácter universal, cambios que fueron responsables de una de las crisis sociales más grandes que ha ocurrido en la segunda parte del siglo XX en Europa, aumentando dramáticamente la mortalidad de aquel país, reduciendo espectacularmente su esperanza de vida. Nunca antes se había visto en un país europeo un aumento de mortalidad tan agudo. Tal Estado, con escasísima protección social se transformó en una dictadura ultraliberal gobernada por oligopolios propiedad de oligarcas poseedores de enormes fortunas. Ese nuevo Estado dirigido por Putin durante los últimos 22 años, es profundamente anticomunista y reprimió brutalmente al Partido Comunista ruso durante la mayoría de sus 20 años de mandato. Putin es una persona de ultraderecha con un nacionalismo característico de la época pre-bolchevique, que éste quería recuperar, promoviendo una cultura cristiana ortodoxa, clasista, sexista, racista, homofóbica, profundamente antibolchevique y anticomunista, oponiéndose al ejercicio del derecho a la autodeterminación, y considerando a Ucrania como una parte indivisible de Rusia, tal como indicó recientemente en su discurso previo a la invasión de este país por parte de las tropas rusas.
Definir a Putin como comunista, como lo hace la derecha española, es muestra de una enorme ignorancia. Presentar las declaraciones de Putin en las que lamentó la desaparición de la Unión Soviética como prueba de su comunismo, es ignorar no solo su gran represión al Partido Comunista Ruso y enorme crítica a sus fundadores, incluyendo a Lenin, sino también ignorar que él fue, junto con Yeltsin, el arquitecto de la radical privatización de la gran mayoría de los medios de producción y distribución soviéticos pasando a ser una economía privatizada controlada por oligarcas, leales a el. Su lamento de que la Unión Soviética desapareciera no estaba motivado por una añoranza a aquel régimen político, sino a la aspiración la recuperar la extensión territorial de la antigua Unión Soviética. Lo que Putin desea es recuperar el territorio que tenia la Unión Soviética, bajo un Estado opuesto al creado por los comunistas.
LA CREACION DE LA OTAN Y DE LA GUERRA FRIA
La Segunda Guerra Mundial fue una guerra contra el fascismo y el nazismo, y la victoria significó la posibilidad de iniciar una alianza entre los países vencedores para construir un mundo mejor. La Unión Soviética jugó un papel determinante en esta victoria, costándole más de 26 millones de muertos. Como señaló Winston Churchill «La Unión Soviética jugó un papel clave y determinante en esta victoria sobre el nazismo y el fascismo en Europa». Y se generaba la posibilidad de que se pudiera continuar esta alianza que incluyera una activa colaboración entre Estados Unidos (liderada primordialmente por el Partido Demócrata presidido por Roosevelt) y la Unión Soviética, liderada por el Partido Comunista. Fue en esta época que El Partido Comunista de Estados Unidos se opuso a la propuesta del Partido Socialista de EEUU de establecer un partido de izquierdas, promoviendo en su lugar, que las izquierdas actuaran a través del Partido Demócrata. El Partido Comunista y el Socialista jugaron más tarde un papel importante en el desarrollo del New Deal, que fue el establecimiento del Estado de Bienestar en EEUU. Es cuando se fundó en aquel país La Seguridad Social.
En ese entonces las derechas estadunidenses se opusieron frontalmente al New Deal, y en especial, el gran mundo empresarial se opuso por todos los medios, preparando incluso un golpe militar, que hubiera sido financiado por el gran banquero J.P. Morgan (quien también financió al Partido Fascista italiano, alabando en su momento a Mussolini) y la dirección de la General Motors, entre otros. Y cuando La Guerra Mundial terminó, el Partido Republicano junto con los miembros del Partido Demócrata del sur de EEUU, aprobaron una ley (a la que el Presidente Truman se opuso), la ley Taft Hartley Act, que tuvo un impacto devastador sobre el New Deal, prohibiendo que se establecieran nuevos derechos universales, como el derecho de acceso a los servicios sanitarios (derecho todavía inexistente en EEUU) debilitando a los sindicatos, impidiéndoles que actuaran como instrumentos de clase (prohibiendo por ejemplo, las huelgas generales), limitándolos a competir entre si, respondiendo solo a demandas locales y sectoriales de la población laboral. Tal ley también prohibió a miembros del Partido Comunista a liderar sindicatos expulsándoles de tales instituciones. El macartismo, dominante ya en la vida política, mediática y laboral estadunidense, tenia como objetivo reducir el poder de la clase trabajadora. Así fue el inicio de La Guerra Fría. Un anticomunismo feroz, cuya máxima expresión internacional fue la animosidad y hostilidad hacia la Unión Soviética. El establecimiento de la OTAN fue el resultado de ello. Fue en este momento cuando se creo el sector definido por el General Eisenhower, mas tarde Presidente de EEUU, como «el complejo industrial militar», qué en su discurso de despedida como Presidente, alertó a la sociedad estadounidense de las consecuencias negativas de este poder al cual él había servido. EEUU , bajo la presidencia del General Eisenhower fue el primer mayor estado (junto con el Vaticano) en reconocer y legitimar la dictadura fascista española, alabando su «anticomunismo» y con ello definiendo los pasos que llevarían mas tarde a la integración de España a la OTAN.
La OTAN era una alianza no solo militar sino también política y actuó en todos los países donde estuvo presente para neutralizar y erradicar a las fuerzas progresistas que presionaban para realizar cambios que benefician a las clases populares, y que el Gobierno Federal percibía como contrarios a los intereses de Estados Unidos, es decir, a los intereses de las corporaciones y empresas estadounidenses que ejercían gran influencia sobre aquel Estado. Una de las mayores víctimas de ese complejo militar fueron las clases populares estadounidenses en general, y la clase trabajadora en particular, pues tal enorme gasto militar y tal prioridad de los temas militares se hizo a costa de las inversiones sociales y del escasísimo desarrollo de los derechos laborales, siendo la clase trabajadora estadounidense la que tiene menos derechos y recursos a los dos lados del Atlántico Norte. La evidencia de ello es abrumadora.
El poder de tal complejo militar creció enormemente a partir del presidente Reagan, quien inició la revolución neoliberal, que tuvo efectos muy negativos sobre la calidad de vida y bienestar de la clase trabajadora en EEUU. En la Unión Soviética el incremento del gasto militar, que se hizo como consecuencia del crecimiento del gasto militar en EEUU, significo también un descenso notable del gasto social. La militarización de la sociedad significo en la mayoría de los países desarrollados, un empobrecimiento del Estado Social. La evidencia de ello es también abrumadora. La OTAN, liderada por el Gobierno Federal de EEUU, se ha estado gastando nada menos que 1.03 trillones de dólares, veinte veces mas que Rusia, una cantidad abrumadora y claramente innecesaria para atender las necesidades militares y de seguridad de tal alianza atlántica, lo cual solo puede explicarse por la excesiva y antidemocrática influencia que el complejo industrial militar tiene sobre los estados de tal Alianza, tal como el Presidente Eisenhower ya había alertado.
EL IMPACTO DE LA OTAN, PRIMERO EN LA UNIÓN SOVIÉTICA Y LUEGO EN RUSIA
La OTAN defendía los intereses de Estados Unidos y primordialmente los intereses de las empresas económicas y financieras que le influencian. Y su objetivo principal, aunque no el único, era la destrucción del comunismo y de la Unión Soviética. Se definía como una alianza defensiva, pero en realidad su objetivo era la eliminación del adversario. Ahora bien, cuando Gorbachov retiró las tropas rusas del este de Europa, tal como se había acordado con el presidente Bush, quien había prometido que la OTAN no se expandiría hacia el este, (cuando Alemania del Este su juntara con la Alemania del Oeste, estableciéndose la Alemania actual, con Berlín como capital). Ello no ocurrió. Lejos de mantener este acuerdo, la OTAN continuó expandiéndose, incorporndo consecutivamente a Polonia, a la República Checa, a Eslovaquia, a Rumanía e incorporando incluso a países que habían pertenecido a la URSS como Letonia y Lituania. La OTAN también jugó un papel clave en la descomposición de la antigua Yugoslavia. Y mas tarde, después del septiembre 11, la OTAN incluso salió de Europa e invadió Afganistán y luego también Libia e Irak. No es pues extraño que el Gobierno ruso, que al principio de su existencia, una vez colapsada la Unión Soviética había explorado la posibilidad de aliarse con La OTAN para conseguir objetivos comunes (pues la pérdida del carácter comunista del Estado en Rusia parecía posible ampliar áreas de colaboración) se sintiera amenazada, descubriendo que la OTAN eran más que anticomunista. Su objetivo principal era aumentar la influencia comercial y el poder militar del Estado federal de Estados Unidos y de sus aliados. No se respetó lo que se había acordado y continúo expandiéndose y ello en contra del parecer de personas activas en la diplomacia estadounidense, como George Kennan o del estamento militar como el ex -Secretario de Defensa William Perry pues predecían que ello crearía una respuesta de Rusia, como ha pasado. El que había sido Embajador de EEUU en Rusia, perteneciente al Cuerpo Diplomático, Jack Matlock dijo pocos días antes de la invasión de Ucrania por Putin que «Dado que la principal exigencia de Putin es la garantía de que la OTAN no aceptara a más, y en concreto a Ucrania o Georgia, obviamente no habría existido ninguna motivación para la crisis actual si no hubiera habido una expansión de la Alianza Atlántica tras el final de la Guerra Fría o si la expansión hubiera tenido lugar de acuerdo con la construcción de una estructura de seguridad en Europa que incluyera a Rusia». No era pues de extrañar que el gobierno ruso, fuera cual fuera su orientación política, se sintiera amenazado por esta expansión de la OTAN cada vez mas cercana a Rusia, siendo ya Ucrania la ultima y mas importante adición .
En resumen, el rechazo a establecer un nuevo sistema de seguridad europeo que incluyera también la seguridad de Rusia (una vez disuelta la Unión Soviética) fue lo que alarmó a este país. Incremento su inseguridad, ofendió su orgullo nacional y facilitó el crecimiento de su nacionalismo esencialista que caracteriza al Estado Ruso bajo la presidencia de Putin. Ni que decir tiene que denunciar la invasión de Ucrania por parte de Putin es una obligación moral, pues ésta es una violación de los derechos humanos de una Nación Estado, realizada además, con una enorme crueldad, que debía movilizar una protesta y resistencia mundial y también dentro de la misma Rusia. Pero es un error explicar tal acto centrándose solo en la figura de Putin y su salud mental o falta de ella, como muchos comentaristas hacen en España, pues tal explicación evita analizar el contexto de lo ocurrido tanto en Rusia como en el resto de Europa y en Estados Unidos. Putin es un dictador de ultraderecha, nacionalista, esencialista, con las características definidas al principio del articulo, enormemente peligrosas. Y que ha desacreditado los argumentos contrarios y críticos de la OTAN utilizándolos para promover su nacionalismo esencialista característico de la ultraderecha. En realidad, Putin, con la invasión, ha estimulado el crecimiento de la OTAN en un momento que estaba en descenso, como habían indicado ya varios dirigentes de la UE, y muy en particular, el presidente Macron de Francia, que hacía poco la había definido ya como «brain-dead» (clínicamente muerta). Putin la ha reavivado y han aparecido ahora inclusive nuevas intenciones por parte de otros países europeos para ser admitidos en la organización.
QUÉ ESTABA PASANDO EN UCRANIA ANTES DE LA INVASIÓN
Ucrania es un país multiétnico y pluri-lingüístico en el que los dos idiomas más importantes son el ruso (en su parte más occidental cercano a Rusia) y el ucraniano (en su parte oriental.) El gobierno ucraniano de Viktor Yanukovych hasta el 2014, había sido elegido con base electoral predominantemente ruso parlante y era cercano al Gobierno Ruso. En aquel momento las encuestas señalaban un escaso interés en la integración de Ucrania a la OTAN. El gobierno de Yanukovych fue con el tiempo perdiendo popularidad en parte debido a una notable percepción de corrupción.
En el año 2014 sin embargo, hubo una revuelta popular conocida como la Revolución Maidan, qué significó un cambio sustancial, revocación del gobierno y convocación a nuevas elecciones, en las que ganó el candidato nacionalista Ucrano-parlante Peter Poroshenko, quien entre otras, anuló el bilingüismo decretando el Ucraniano como la única lengua oficial. Fue un gobierno de derechas nacionalistas con apoyo de elementos de ultraderecha, concretamente Nazis (que incluso erigieron monumentos a los Nazis ucranianos que habían luchado contra la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial). Tales grupos intervinieron también activamente en el ejercito ucraniano estableciendo unidades especiales que lucharon contra los separatistas ruso-parlantes favorables a la independencia de Donetsk y Luhansk en el este de Ucrania en la llamada guerra de Donbas. Según La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, para el año 2019 esta guerra ya había significado la muerte de aproximadamente 13 mil personas. El gobierno de Poroshenko tuvo escasa sensibilidad social, con enfrentamientos con los sindicatos y prohibición de la participación del Partido Comunista Ucraniano en las elecciones del 2019, partido, por cierto, que era soberanista y a favor de la independencia de Ucrania.
La llamada Revolución Maiden generó toda una serie de eventos, incluyendo, además del cambio de gobierno, la integración de Crimea a Rusia, el incremento de la transferencia de material militar procedente del gobierno ruso a los independistas de Donetsk y Luhansk, y la elaboración del pacto de Minsk firmado por Alemania, Francia, Rusia, Ucrania y Bielorrusia, en el cual se aprobaba el status de Estado neutral (llamada Finlandialización del Estado Ucraniano) condicionando al Estado Ucraniano a no aliarse con ningún bloque militar, incluyendo la OTAN. El nuevo gobierno de Poroshenko, sin embargo, no implementó ni desarrollo los términos de este acuerdo, facilitando la creación de un clima político anti-Rusia que determinó un aumento notable del deseo de integrar a Ucrania a la OTAN. La popularidad del Gobierno Poroshenko, al igual que al que sucedió, fue descendiendo debido también en parte, como ocurrió en el gobierno anterior, a la muy notable corrupción. La corrupción que ha sido una constante en el Estado Ucraniano, alcanzó su máxima expresión de rechazo popular en las elecciones del 2019, cuando un candidato que había sido cómico en la televisión en programas que ridiculizaban a la clase política ganó por mayoría arrolladora. Tal persona, Volodymyr Zelenskyy, judío y de origen ruso-parlante, quien prometió en su campaña presidencial acabar la guerra de Donbas, había enfatizado la necesidad de la unión de los distintos grupos poblacionales que viven en Ucrania., intentando recuperar el ruso como lengua oficial, junto con el ucraniano Sus diferentes intentos de dialogo con los grupos separatistas rusos, y con Rusia no han tenido el efecto de conseguir la anhelada paz, pero hasta antes de la invasión habían logrado calmar en algo la intensidad del conflicto reduciendo las casualidades a menos del 50%. Ahora bien, en su programa electoral, pedía la vuelta de Crimea a Ucrania y la entrada en la OTAN consciente de la oposición del Gobierno Ruso a ambas peticiones.
LA INVASIÓN DE UCRANIA POR PARTE DE PUTIN
Fue en este contexto que apareció la invasión, claramente preparada con más de un año de antelación por Putin. Tal invasión tiene como objetivo, según reconoció el propio Putin, volver al período anterior al bolchevique en el que Ucrania era parte de Rusia, y ello es consecuencia de la exacerbación durante los últimos años del nacionalismo esencialista por las razones ya explicadas en el texto. Es una maniobra enormemente negativa y que le hace perder cualquier elemento de entendimiento y simpatía al ser un caso claro de imperialismo. Esta invasión ha causado un gran daño a las izquierdas europeas pues ha validado y legitimado la supuesta llamada a la necesidad de la OTAN, cuando ya estaba siendo cuestionada por muchos países europeos. Había una conciencia creciente en amplios sectores progresistas europeos, de que era necesario crear un sistema de seguridad europeo distinto a la OTAN, que tuviera en cuenta la necesidad de un sistema de seguridad de Rusia. Esta posibilidad ha quedado paralizada con un coste elevadísimo para Europa, para Rusia y también para EEUU. En realidad, la propia imagen de la Unión Europea se ha ido deteriorando como resultado del olvido de la dimensión social, ésta a costa de la militar. Mientras la llamada Revolución Maiden en Ucrania abrazaba la bandera de la Unión Europea (junto con la bandera de la OTAN,) en Grecia, las clases populares la quemaban debido a las políticas de austeridad (que desmantelaron su Estado del Bienestar), impuestas por la Unión Europea, que crearon un enorme sufrimiento en ese país.
LAS CONSECUENCIAS POLÍTICAS DE LA INVASIÓN DE UCRANIA PARA ESTADOS UNIDOS Y EUROPA
El presidente Biden está recuperando la imagen de victorioso de la alianza con Europa, imagen que había perdido debido a la retirada de Afganistán. Ahora bien, las medidas de bloqueo a Rusia afectarán la economía con un aumento todavía mayor de la inflación, forzando el incremento del precio de la gasolina a unos niveles elevadísimos, lo que a la vez contribuirá a la continuación y expansión de la inflación, que es por cierto, el punto de Aquiles de la política económica de Biden. Las clases populares en EEUU ya no se creen que el Gobierno estadounidense esté ayudando a la libertad y democracia en el mundo, puesto que tal pueblo estadounidense ha sufrido en su vida costes enormes y consecuencia negativas de tales intervenciones militares. Es más, es probable que el trumpismo gane las elecciones al congreso de Estados Unidos en noviembre de este año y que Trump gane las elecciones del año 2024. Las primeras reacciones de Trump a la invasión de Ucrania fue felicitar a Putin, de quien indicó que siempre ha tenido gran respeto hacia su persona. Y unos días antes que se iniciara la invasión, el ideólogo del trumpismo, Steve Bannon, definió en su podcast, a Putin como «un líder con valores y principios semejante a los nuestros». Según una encuesta reciente, la mayoría de gente que vota a Trump cree que la culpa de la guerra es de Biden, y no de Putin. No hay plena conciencia de los establishments político mediáticos de la Unión Europea y de EEUU, de que la mayor amenaza al sistema democrático es el crecimiento de las ultraderechas en el mundo, citadas al principio de este artículo, lideradas por el binomio Trump-Putin. En EEUU la democracia puede desaparecer y lo mismo en varios países en Europa.
CONSECUENCIAS ECONOMICAS DE LA INVASION PARA EEUU Y EUROPA
Ni que decir tiene que hay intereses poderosísimos en Estados Unidos que ven con gran alegría la invasión a Ucrania. La industria del armamento y las compañías de gas y petróleo estadounidenses ven las sanciones de los países de la OTAN a Rusia cómo muy satisfactoria para sus intereses económicos. Habrá una reducción muy notable del flujo de petróleo y del gas ruso a Occidente y muy en particular a Europa pues el veinticinco por ciento del petróleo y el treinta y tres por ciento del gas natural consumido por los países de la Unión Europea proceden de Rusia. Para Alemania y Francia esta dependencia es incluso mayor. No hay duda de que la guerra afectará muy negativamente el precio de tales productos. Ello también ocurrirá en EEUU, aunque en menor medida pues su dependencia de Rusia es menor. Compañías estadounidenses como Chevron y Exxon Mobil aumentaran sus exportaciones a Europa consiguiendo unos beneficios exuberantes como consecuencia de la enorme escasez de tal producto energético. Tal déficit incluso aumentara más como consecuencia de la decisión de EEUU de no comprar mas petróleo ruso y la resistencia de algunos países productores de petróleo de aumentar su producción. Y un tanto igual ocurrirá con las compañías de gas natural estadounidenses. La industria militar, muy extendida en EEUU, también se beneficiará de una manera muy acentuada debido al incremento del gasto militar en la mayoría de los países de la OTAN. Alemania y Dinamarca han anunciado ya que incrementaran tal gasto hasta un dos por ciento del PIB, lo cual significa un incremento muy sustancial. Y ha sido la experiencia histórica de que, en general, el incremento del gasto militar ha sido a costa del aumento del déficit publico y/o del gasto social, lo cual en el sur de Europa podría empobrecer considerablemente sus Estados del Bienestar ya poco financiados. El caso de España es un ejemplo de ello.
LAS CONSECUENCIAS DE LA MILITARIZACIÓN DE LAS SOCIEDADES A LOS DOS LADOS DEL CONFLICTO.
Hoy estamos viendo la movilización y militarización de Estados Unidos y de la OTAN por un lado, y del Gobierno Putin en Rusia por el otro. Conflicto que puede conducirnos a una Guerra Mundial. En realidad, tal guerra ya está ocurriendo. La única salida posible es la de revertir esta dinámica. Este cambio es esencial y requiere de una movilización sobre todo en Europa y en EEUU indicando que la OTAN tiene gran responsabilidad en haber conducido a la situación peligrosa en la que nos encontramos. Hay que admitir que tienen que haber cambios estableciéndose un nuevo sistema de seguridad europeo que incluya también una seguridad para Rusia. También se requiere detener la rusofobia, que además de injusta es profundamente errónea estratégicamente hablando. Es fundamental ayudar a los movimientos y fuerzas políticas rusas progresistas que se oponen a la invasión y que faciliten la desmilitarización del conflicto, en lugar de ofender y dañar a todos los rusos, lo cual facilita la movilización de la población por parte del dictador y su nacionalismo esencialista y reaccionario. No hay que olvidar que la movilización de amplios sectores de las clases populares estadounidenses en contra de la Guerra del Vietnam jugo un papel clave en terminar aquella guerra, como reconoció y agradeció el Gobierno Vietnamita en su momento. Es improbable que tanto la guerra en Ucrania como las tensiones provocadas por la Guerra Fría puedan resolverse sin la participación de movimientos y formaciones políticas rusas progresistas que se sienten agraviadas por el comportamiento de la OTAN, que afectan su seguridad pero no desean resolver el conflicto a través de tal militarización. Ni que decir tiene que la Rusia actual es escasamente democrática y es mucho mas difícil lograr movilizaciones tan extensas como las que ocurrieron en EEUU durante la Guerra de Vietnam. Pero no hay duda de que la cronificación de la guerra (que es posible y probable) crearía un descontento general que Putin no podría ni ignorar ni controlar. Su abusivo control de los medios de información es una prueba de que es consciente de ello.
Tal movilización en contra de la militarización es fundamental que aparezca también en los países de la OTAN, militarización que esta ocurriendo y que esta apagando, ocultando y dificultando trabajar en los grandes problemas que tiene la humanidad (como son la pandemia, las enormes desigualdades sociales y crisis sociales que determinan, así como la agobiante crisis climática). Y no hay duda tampoco que la cronificación de la guerra y el sacrificio que estará haciendo la población, y muy en particular, las clases populares (como resultado de las medidas supuestamente «patrióticas» que se les ha estado exigiendo) crearan un revulsivo que puede terminar con la democracia en muchos de estos países. Y es en este contexto que el crecimiento de la internacional de ultraderecha citada al principio del artículo representa la mayor amenaza que el que se enfrenta el sistema democrático. Así de claro.
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*Académico español. Profesor de Health and Public Policy en The School of Public Health, The Johns Hopkins University; Catedrático Emérito de Ciencias Políticas y Sociales, Universitat Pompeu Fabra. Columnista del diario Público.
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