Por Dany Meroya
Milei dijo: “Vamos a cerrar el Banco Central”. Lo prometió en el debate con Sergio Massa, antes del balotaje de 2023. Nunca lo hizo. Por el contrario, acaba de aceptar que defiendan a la autoridad monetaria con una colosal defensa artillada, según Matías Battista: “El Gobierno de Estados Unidos puso un portaaviones nuclear al lado del BCRA. Y el FMI ya le había puesto otro portaaviones”. Las frases del analista ilustran el fortalecimiento de las reservas monetarias. Fue acordado frente a los ataques de desconfianza cambiaria y financiera que sufría la dupla Milei-Caputo. Otras expresiones de Battista para ilustrar la situación fueron estas: Los mercados y el ‘síga siga’ de Francisco Lamolina, el juego de las sillas sobre las cuales los operadores “se tiran de cabeza”, el enfurecimiento de los agricultores, el trueque del swap por swap y “la caja vacía de pizza de Homero Simpson”. Para entenderlas, se puede leer esta entrevista con Y ahora qué?
–Al margen de haber obrado como un bálsamo para la altísima tensión cambiaria y financiera ¿cuál es el impacto que puede tener en la economía real de Argentina el salvataje financiero anunciado por el Gobierno estadounidense de Donald Trump?
–El impacto económico en la economía real le permitiría a la Argentina no entrar en default, según el acuerdo que se estableció en Nueva York con el Gobierno de Milei.
–¿El fantasma del default estaba tan cerca?
–Estados Unidos le permite a la Argentina no entrar en default a partir del año que viene. El default a veces es malo y a veces es una realidad.
–¿Por qué la ayuda, como dicen algunos analistas, podría convertirse en un temible salvavidas de plomo?
–Porque, en definitiva, cuando uno pide deuda a Estados Unidos para no ‘defoltear’ está pateando el default para más adelante. Y uno está comprándose un problema más grande.
–¿Es decir que el peligro de un naufragio financiero y económico no ha sido conjurado por completo?
–No es lo mismo deberle a un conjunto de ahorristas pequeños que deberle a un Estado. Que deberle a una Nación que, además, te puede imponer unilateralmente un montón de condiciones en esa negociación.
–Al fin de cuentas, ¿el flotador que le arrojaron al Gobierno instala una cierta calma monetaria y cambiaria pero sólo en forma temporal?
–El problema ocurre después, cuando no tengas para pagarle lo que te va a prestar. Porque tampoco vas a tener fondos para pagarle lo que te va a prestar.
–El corto plazo parece despejado, pero ¿qué están viendo los mercados en el mediano plazo?
–Por el lado de los mercados, se ve cómo va a bajar el riesgo país. Claro que dependiendo de la magnitud final de la ayuda. Y de la instrumentación de la ayuda.
–¿En qué sentido se pasa a depender de la instrumentación del auxilio?
–No es lo mismo un swap de monedas (ceder dólares a cambio de pesos en caso de necesidad), que es un asiento contable dentro del Banco Central, que dólares del Fondo Monetario Internacional, como se los dio a la Argentina.
–¿Te referís a que un préstamo del FMI, a diferencia de este plan con un gobierno extranjero, suele representar dólares contantes y sonantes?
–Me refiero a que en el swap, te están diciendo: “Acá está esto, por si lo necesitan”.
–¿Y qué otra instrumentación puede darse?
–Que compren bonos argentinos. Por lo tanto, ahí vamos a depender del impacto que tenga en los mercados, tanto en la baja de riesgo país como en la ayuda con el valor de las acciones y la suba de los bonos. Dependerá de esos factores.
–Pero ¿se tiene en cuenta en los análisis de los mercados que Argentina venía teniendo un cúmulo de dificultades macroeconómicas y no sólo la corrida cambiaria?
–Aquí hay un punto muy importante. Esto que se acuerda con Estados Unidos no resuelve los problemas de fondo de la Argentina. El país sigue teniendo los mismos problemas de fondo que en las semanas pasadas.
–Otro frente en el cual el Gobierno activó un mecanismo efímero fue con la baja de las retenciones a las exportaciones agrícolas y ganaderas ¿En qué medida contribuyeron a estabilizar la situación?
–La baja a cero en las retenciones generó un beneficio de liquidaciones para el Gobierno, de unos 7.000 millones de dólares. El agroexportador liquida porque le bajaron un 26 por ciento el precio pleno de los productos.
–¿Por qué los más poderosos grupos agroexportadores entraron tan rápido en el esquema sin retenciones y se llevaron la parte de león del negocio?
–Ante la tensión que se vivía en los mercados, las cerealeras le acercaron a Milei y a Luis ‘Toto’ Caputo una solución. Les dijeron: “Che, bajen las retenciones a cero y nosotros liquidamos 7.000 millones de dólares”. De esa suma, la ganancia que se llevaron por retenciones cero está en la zona de los 2.000 millones de dólares, más o menos. Es decir que las 10 grandes cerealeras de la Argentina se llevaron todo. Y el productor no recibió nada. Por eso los productores están enfurecidos.
–Se “quedaron afuera”, dijo la Sociedad Rural.
–Sí. Y los que ahora se quedan con esa renta, por baja de retenciones, tuvieron un 26 por ciento más de dólares por cada tonelada de soja que se exporta, por citar el caso de la oleaginosa.
–Fue tentador.
–Es un muy buen número. Pensémoslo en comparación con un dólar que estaba a 1.400 o 1.500 pesos. Fue un buen número para el productor o exportador.
–Pero el Gobierno, que convirtió al equilibrio fiscal en una sacrosanta panacea, ¿no resignó un porcentaje muy fuerte de recaudación tributaria?
–Se creó otro problema al mismo tiempo y no sólo de recaudación para el Gobierno. Se liquida stock de productos, tanto de trigo como maíz como soja. Pero el pellet de soja y el maíz son fundamentales. Se usan en la alimentación del ganado y también en todas las granjas avícolas para producción de huevos, de pollos y también para todo lo que tiene que ver con la lechería.
–¿Qué efecto tendrá la liquidación anticipada de granos y otros productos agrícolas?
–Cuando vos anticipás bruscamente ventas de estas características, te podés encontrar, y te vas a encontrar, con faltantes en los próximos meses. Entonces, como te encontrás con faltantes, el precio te va a arbitrar para arriba.
–¿Es la contracara del beneficio impositivo?
–Más allá de la baja de retenciones, que arbitra el precio para arriba, hay que tener en cuenta lo que pasará, por ejemplo, con el productor de carnes. Productores que compran alimento, por ejemplo, para los criaderos de cerdos, se van a encontrar con que le sube el valor del pellet de soja. Y también les va a subir el valor de los granos de maíz. Ni hablar del trigo.
–¿Justo cuando baja el consumo de panificados?
–Básicamente, el impacto va a estar en los sectores avícolas y en los lácteos. En el sector de carne va a tener un impacto de más largo plazo. En el resto de los sectores, va a haber un impacto inmediato.
–Con tu conocimiento del mercado de capitales ¿hasta dónde se moverá el amperímetro de la reacción positiva al apoyo de Trump?
–Es cierto que el mercado de valores te marca un termómetro muy importante. Lo hace en cuanto a cuál va a ser el nivel de endeudamiento que tienen las empresas argentinas. Me refiero a las deudas para los proyectos estratégicos. El riesgo país es un termómetro de eso y tener un riesgo país más alto te cierra los mercados. Te cierra la posibilidad de desarrollo. Sobre todo en emprendimientos como Vaca Muerta, el litio, el cobre y todo lo que tiene que ver con la minería. También todo lo relacionado a la energía.
–¿Tan decisivo es el respaldo de Trump a Milei en su campaña hacia los comicios legislativos del 26O?
–Un apoyo de Estados Unidos como el que se explicó de 20.000 millones de dólares en swap te descomprime la situación financiera ¿Qué va a ocurrir? El mercado se maneja por expectativas. La expectativa del mercado era que en la semana del 22 al 26 de septiembre, se terminaba el Gobierno.
–¿Lo veían a Milei con un pie afuera?
–El mercado tenía la predicción de que iba a suceder lo peor. Ahora sabe que hay un ‘síga siga’, como decía aquel árbitro de fútbol Francisco Lamolina (para que el juego no pierda intensidad). Así que el partido sigue. Entonces, en las nuevas reglas de juego el mercado lo que hace es calmarse. No presiona el dólar. Va a buscar oportunidades. Lo que ve ahora es que el Gobierno de Estados Unidos puso un portaaviones nuclear al lado del Banco Central. Y el FMI ya le había puesto otro portaaviones.
–¿La impresión era que no se podía cumplir con el FMI?
–Al FMI se lo iban a llevar puesto. A toda la guita que prestó el FMI se la iban a llevar puesta. Ahora el mercado ve y respeta. Lo que pasa con el respaldo que le da Estados Unidos hace posible que influya hasta después de las elecciones legislativas de medio término.
–¿Influiría sea cual fuere el resultado en las urnas?
–Si no le va tan mal a Milei, tal vez se saque la banda de flotación. Y entonces puede suceder que el mercado no se anime a pasar la banda de flotación, mirá lo que te digo. Y ¿por qué? Porque ve un montón de dólares ahí para contener.
–¿La clave, por lo tanto, son los portaaviones?
–El mercado es muy particular. Yo suelo decir que es como el juego de la silla. El mercado va viendo. Y cuando ve que quedan pocas sillas, y las sillas son el dólar, va y se tira de cabeza contra el tipo de cambio. Y te lo hace volar. Pero cuando viene Estados Unidos y te trae 10 sillas más, entonces dice: “Esto, un rato más, dura”.
–¿Cuánto dura, es posible calcular?
–Por ahora se ve que hay sillas para nosotros, dicen los mercados. Entonces dicen ‘sigamos jugando’.
–¿Qué pasa con las reservas del Banco Central si Estados Unidos pone como condición dar de baja o suspender el swap con China que fue inicialmente de 20.000 millones de dólares y del cual se usaron unos 5.000 millones que hay que devolver?
–No estaríamos igual, estaríamos peor. Porque el swap con China lo hemos utilizado. Y lo hemos renovado por un año más y habría que devolver eso que utilizamos. Por lo tanto, habría que devolverlo.
–¿Es lo mismo un swap estadounidense que un swap chino?
–No se va a modificar la situación si cambiamos swap por swap. La verdad es que se parece al capítulo de Los Simpson cuando Homero abre la caja de pizza y está vacía. Es lo mismo. Lo único que ahora lo tenemos en manos de otra persona. Por lo tanto, al mercado no le va a gustar nada eso.
–¿Los gestos amigables de Milei hacia las más grandes corporaciones lograron que aumentase la Inversión Extranjera Directa?
–La evolución de la IED en la Argentina real, la que aterriza en el país, está ausente desde la gestión de Milei. Está absolutamente ausente. Ni siquiera los proyectos prometidos están avanzando. Y eso es muy importante tenerlo en cuenta porque la única inversión que entró a la Argentina tiene que ver con algo de inversión especulativa.
–¿El llamado capital financiero golondrina tampoco fue robusto?
–Tampoco ha sido mucho, porque las restricciones del cepo no permiten que entre tanta inversión especulativa. Y la garantía de que no se puede sacar el dinero también te genera alguna cuestión. Entonces, por ese lado, lo que se dice es más una construcción de relato que una realidad. En absoluto: hay menos inversión extranjera que en todos los gobiernos anteriores.
Fuenteyahoraque.com
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