Por Dany Meroya
Si un elefante está acostado y dormido, alguien puede bailarle alrededor sin temor, supo decir una vez el artista congoleño Malick Bowens. El actor, miembro del elenco de la ochentosa película ‘África mía’, expresaba que, incluso, se le podía gritar, insultarlo o burlarse. Pero si el paquidermo se despierta y se pone de pie, es capaz de pisotear y aplastar todo lo que esté cerca. Se puede hacer una analogía, algo atrevida, entre el elefante y el peronismo. “Hay un componente identitario” del movimiento en el distrito bonaerense, que apuntala el surgimiento de “un nuevo liderazgo” en el gobernador Kicillof. En cambio, el panorama se ha tornado “complejo, complicado” para el jefe de Estado, de acuerdo al análisis de Nejamkis, un licenciado en Ciencia Política de la UBA entrevistado por Y ahora qué?
–El Presidente reafirmó que no se moverá ni un milímetro de su programa económico, equilibrio fiscal, ajuste financiero y política cambiaria ¿Cómo evaluás semejante reacción después de una derrota electoral tan fuerte en la mayor provincia argentina?
–Complejo, complicado. Una situación de estas características requiere de dos cosas: recursos materiales para afrontar la crisis, es decir dólares. Con apoyo internacional. Que el apoyo sea contante y sonante. Y lo segundo es que se requieren recursos políticos, recursos de liderazgo para entender el contexto. No se trata de cambiar los valores, sino de readecuarlos a este nuevo contexto.
–La hipótesis más cercana, a la luz de lo conocido y reconfirmado, es que el oficialismo se aferra de modo casi fanático a su doctrina ultraneoliberal y antiestatista.
–Si la respuesta del Presidente es dogmática y no puede cambiar nada y entiende que todo lo que está haciendo está bien, hay dos posibilidades. Una es que, de repente, todo el contexto, toda la situación actual, se transforme y se convierta en positiva mágicamente, cosa que es difícil pensar que pueda pasar. O bien, que la crisis se va a profundizar. Ya no solo por razones económicas, sino también políticas.
—Frente al escándalo del Coima-Gate o Karina-Gate tampoco parece haber reacción oficial dentro de la lógica del Estado de Derecho y la sensatez política ¿Cómo analizás una conducta así de Milei y del Gobierno?
–Como parte de lo mismo. Yo creo que la sociedad está esperando respuestas. Yo no voy a hablar del caso en particular. Prefiero no mencionar ningún caso puntual. Lo que digo es que la sociedad espera de un líder disruptivo, un líder distinto, un ‘outsider’, respuestas distintas y disruptivas. Entonces, si vos hacés las mismas respuestas que ofrece la política tradicional cuando tiene una situación de estas características, que es fingir que no pasa nada, probablemente el resultado no sea bueno.
–Como sería, por ejemplo, crear cada vez mayor tensión y malestar.
–Generar mayor irritabilidad en la sociedad. Más que eso no te puedo decir. Hay que esperar y evaluar cómo evoluciona. Porque si la sociedad te castiga con su voto y vos no das respuestas políticas, no das respuestas económicas, y decís que todo está bien y que no pasó nada, eso es lo contrario a lo que dijo en el discurso después de conocerse los resultados en la Provincia. En el discurso dijo que evidentemente había que escuchar el mensaje de la sociedad ¿Qué significa lo que anda mal? Algo anda mal ¿no?
–¿No te parece francamente contradictorio que el Presidenta diga que hará «una profunda autocrítica» y que se corregirán «errores», cuando minutos después dice que «el rumbo no se va a modificar sino redoblar?
–No está claro. Pero uno no espera que un Presidente diga que lo que anda mal es el botón del inodoro. Sí espera que dé señales que exhiban qué es lo que andaba mal. Por ejemplo, que sacaste un secretario, o que pusiste un asesor, o que cambiaste un plan, o le cambiaste una coma, o cambiaste una ley, o propusiste una norma, o te reuniste con alguien. Si no pasa nada, si lo único que se propone es una reunión entre los mismos funcionarios del Gobierno, evidentemente que eso es insuficiente, me parece. Es insuficiente en clave de que algo anda mal.
–¿Considerás probable que el Gobierno intente recuperar para el 26O votos de macristas o de radicales, incluso de gobernadores, a pesar de que las listas ya están cerradas?
–La política es el arte de lo posible. Pero, la verdad que, de cara a octubre, el Gobierno sólo puede abocarse a contener la situación económica. A tratar de que no se inestabilice. El objetivo sería evitar la menor cantidad de daño posible.
–Milei representa un personaje que fascinó a una parte importante de la ciudadanía. Más que nada a jóvenes varones, según las encuestas ¿Te parece que esa fascinación empezó a quebrarse o ya se quebró?
–Esperemos a la elección general legislativa del 26 de octubre. Pero uno podría decir que lo que pasó en la Provincia de Buenos Aires tiene algunos rasgos de ruptura de aquel hechizo. De que el amianto se rompió.
–Planteabas que los electores en la Provincia de Buenos Aires iban a votar ‘Milei ¿si o no?, o a la vez kirchnerismo ¿si o no? ¿Cómo interpretás el resultado de esa disyuntiva?
–¿Te referís a cual tendencia de voto predominó?
–Si, al margen del triunfo contundente de Unión por la Patria.
–Es difícil definirlo cuando hay un derrotado como el Gobierno nacional como Milei. En este caso, es difícll detectar la positividad del otro voto. Es decir ¿a que se debe? Porque yo te hubiese dicho en el 2021 que la gente no votó a Alberto Fernández ¿correcto? Pero los de Juntos por el Cambio podrían haber dicho: ‘La gente nos votó a nosotros’. Dos años después. la gente lo elige a Milei. Quiere decir que lo de Juntos por el Cambio no era tan convincente. Quizás fue una herramienta que utilizaron para castigar al Gobierno de ese momento. Entonces, ¿cómo sabemos cuánto hay de positividad hay en cada caso?
–Entonces ¿en las urnas hubo una combinación de múltiples factores?
–Si bien hay un componente peronista identitario que tuviste siempre en la Provincia de Buenos Aires, hay un componente de kirchnerismo que también se ha afincado dentro de la identidad peronista también como algo muy sólido. Evidentemente Axel es un gobernador que le va bien en esa Provincia. Ganó bien en 2019. Ratificó bien en el 2023. Y ahora ganó también una elección provincial de medio término que el peronismo no la ganaba desde 2005. Ahora bien ¿cuál es el componente que domina ahí? Nos vamos a dar cuenta con la evolución de los acontecimientos. Es decir con lo qué pasará en las próximas elecciones legislativas nacionales.
–¿No hay un componente de voto provincial mixto que combina al peronismo, al kicillofismo, al kirchnerismo puro, y se le suman los enojados con el Gobierno?
–Es difícil saber eso sin estudios, sin conocimientos. Obviamente nadie saca 47 por ciento de sufragios, y con 3 o 4 puntos más que en la elección anterior, si no tiene apoyo popular. También es cierto, y es posible, que el Gobierno de Milei haya generado un hartazgo que convierte al peronismo en un vehículo muy interesante para castigarlo. No te lo podría decir. Seguramente sí, hay una mezcla de todo.
–Sectores peronistas, incluso algunos muy afines al kirchnerismo puro, han señalado que el peronismo ‘ya tiene candidato a presidente para 2027’ ¿Te parece prematuro?
–Es una cosa obvia de toda obviedad, pero ¿en qué sentido? Es un gobernador de la Provincia de Buenos Aires que la desafía a Cristina Kirchner. Él, a su vez, es kirchnerista. Le gana el desafío, gana la elección y le gana a Milei. Es el que le da el primer sopapo. Obvio que está en carrera. Y también porque, aparte, no puede reelegir como gobernador en 2027. Es la figura más conocida del espacio opositor. Hoy debe tener arriba del 45 por ciento de imagen positiva en todo el país. Es difícil no decir que es un candidato a Presidente. Pero también corre contra la maldición de ser de la Provincia de Buenos Aires.
–La leyenda en democracia desde 1983 de que los bonaerenses no llegan a la presidencia, salvo el caso de Eduardo Duhalde pero que lo alcanzó cuando era senador y no en elecciones generales, sino por la Asamblea Legislativa a causa de la acefalía en 2001.
–Axel corre también contra la maldición de que es una carrera larga. Y dos años es mucho. Corre contra bastantes maldiciones. Pero evidentemente sí. Y yo diría que más que un candidato a Presidente, el peronismo parió un nuevo líder o un nuevo liderazgo. Hay que ver si después lo logra confirmar.
Fuente yahoraque.com
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