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Después de Donald Trump, un muro fronterizo inconcluso y aún polémico

La prisa para construirlo duró hasta el último día del mandato del expresidente. El esfuerzo dejó secciones raras e incompletas de una barrera cuyo destino está ahora en manos del presidente Biden.
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Por Simon Romero y Zolan Kanno-Youngs(*)  – New York Times en español

Durante mucho tiempo, los excursionistas que completaban el Sendero de Arizona, una ruta de 1287 kilómetros que atraviesa desiertos, cañones y bosques, eran recompensados con una extensa vista de la naturaleza virgen en la frontera con México.

Sin embargo, hace unas semanas, algo más resaltaba en este lugar tan inhóspito de las montañas Huachuca: un segmento solitario del muro fronterizo, que no está conectado a nada, en una zona en la que los inmigrantes rara vez intentan cruzar a Estados Unidos.

“Allí estaba, este pedazo inacabado de muro completamente inútil, justo en este lugar mágico”, dijo Julia Sheehan, de 31 años, enfermera y exmecánica de la Fuerza Aérea, que llegó caminando hasta el lugar con otros tres veteranos militares que recorren el Sendero de Arizona. “Es una de las cosas más absurdas que he visto jamás”.

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El fragmento de muro de 400 metros forma parte de una serie de nuevos segmentos de barrera que hay lo largo de la frontera, algunos de ellos de apariencia extraña y sin utilidad aparente, que los contratistas se apresuraron a construir en los últimos días del gobierno de Donald Trump, mucho después de que el presidente Joe Biden dejó claro que detendría la construcción del muro fronterizo.

Ahora el muro fronterizo incompleto —que con un precio final calculado en más de 15.000 millones de dólares ya es uno de los megaproyectos más costosos de la historia del país— vuelve a encender tensiones, ya que los críticos instan a Biden a derribar algunas partes y los líderes republicanos le piden que lo concluya.

La última controversia sobre el muro se produce en medio de un aumento significativo de la migración a través de la frontera que ha llevado a las autoridades estadounidenses a buscar lugares adicionales para retener a los recién llegados, especialmente a los niños y adolescentes no acompañados. Más de 9400 jóvenes migrantes llegaron a la frontera sin sus padres en febrero, un aumento de casi el triple con respecto al año pasado en la misma época, lo que supone un grave desafío humanitario.

El gobierno de Biden suspendió la construcción del muro fronterizo el 20 de enero, el primer día del presidente en el cargo, y anunció un período de 60 días durante el cual los funcionarios determinarán cómo proceder.

Donald Trump hizo del muro un símbolo de los esfuerzos de su gobierno por reducir la inmigración. Aunque muchos tramos de la frontera de 3100 kilómetros ya tenían algunas barreras de bajo nivel construidas por gobiernos anteriores, el proyecto estuvo envuelto en la controversia desde el principio.

Solo se construyeron unos pocos kilómetros en el sur de Texas, la zona más propensa a los cruces ilegales. En cambio, gran parte de la construcción, especialmente en los últimos días del gobierno de Trump, ha tenido lugar en partes remotas de Arizona, donde los cruces en los últimos años han sido relativamente infrecuentes.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, la agencia responsable de seleccionar los sitios de construcción del muro fronterizo, sostuvo en un comunicado la semana pasada que los lugares elegidos para las nuevas barreras fronterizas son “áreas de alta entrada ilegal”.

“Las barreras fronterizas frenan y detienen la actividad ilegal”, dijo Matthew Dyman, portavoz de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de Biden, ha recibido instrucciones para decidir si “reanudar, modificar o terminar” los proyectos cuando la suspensión de 60 días termine este mes. Pero los esfuerzos de construcción de última hora, con gran parte de la actividad de construcción apresurada que tuvo lugar en los días entre el ataque del 6 de enero en el Capitolio por los leales a Trump y la toma de posesión de Biden el 20 de enero, han dejado un cuadro curioso para que evalúe el nuevo gobierno.

Algunos tramos de la frontera, especialmente en tierras federales que son relativamente llanas, tienen ahora segmentos largos y continuos de barreras de acero de nueve metros de altura que podrían resistir en el desierto durante décadas.

Pero en otras zonas, quienes cruzan la frontera pueden pasar fácilmente de puntillas por islas de muro alejadas, algunas de las cuales parecen más piezas de arte conceptual que imponentes barreras de entrada.

Hay cimas de montañas parcialmente dinamitadas en las que los equipos detuvieron sus trabajos en enero, lo que aumenta el riesgo de una rápida erosión e incluso de peligrosos desprendimientos de tierra cuando se acerca la temporada de monzones de verano.

En algunas partes, hay pilas colosales de bolardos de acero sin usar en zonas de obras desiertas, junto a excavadoras y camiones de transporte de agua parados. En Arizona, los rancheros se quejan de que los caminos accidentados tallados por los equipos de trabajo en las laderas cercanas a los segmentos inconclusos del muro sirven ahora como puntos de acceso fáciles para los contrabandistas y otras personas que buscan entrar en las áreas antes remotas a lo largo de la frontera.

“Ahora hay tantos caminos de acceso que alguien puede acercarse a los lugares donde termina el muro y lograr que alguien lo recoja”, dijo Valer Clark, una conservacionista que ha comprado y tratado de preservar unas 60.700 hectáreas de tierra a lo largo de la frontera tanto en Estados Unidos como en México.

Clark dijo que el administrador de un rancho renunció recientemente después de un robo en la casa de su familia, el tipo de crimen que era raro en la zona antes de que aparecieran los nuevos caminos.

En total, el gobierno de Trump completó alrededor de 730 kilómetros de muro fronterizo desde 2017. Casi 4000 millones de dólares para el muro fueron desviados de fondos originalmente asignados al Departamento de Defensa.

La mayor parte de la construcción requirió mejorar barreras existentes más pequeñas. En lugares donde antes no existían barreras, como el terreno escarpado donde el Camino de Arizona serpentea hasta su final, el gobierno de Trump construyó un total de 75 kilómetros de nuevo muro principal.

Matthew Nelson, director ejecutivo de la Arizona Trail Association, se preguntó por qué la Kiewit Corporation, el gigante de la construcción de Nebraska con el lucrativo contrato del muro para la zona, se apresuró a construir un pequeño pedazo de muro en enero —en una zona que los activistas de la conservación luchaban por preservar— cuando era probable que la construcción se detuviera de todos modos una vez que Biden asumiera el cargo. Se preguntó si se trataba de un intento de presionar al nuevo gobierno para que siguiera construyendo en la zona.

Nelson dijo que la ubicación del sendero en el Coronado National Memorial, una extensión protegida gestionada por el Servicio de Parques Nacionales, fue elegida por su belleza natural y su ubicación a lo largo de una sección relativamente segura de la frontera donde pocos migrantes cruzan.

“¿Por qué apresurarse a poner un muro de 400 metros en medio de la nada en una zona que nunca ha sido identificada como un cruce fronterizo de alto perfil?”, preguntó Nelson.

Los funcionarios de Kiewit no respondieron a una solicitud de comentarios sobre el pedazo de muro que la empresa construyó en enero al final del Camino de Arizona.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza se negó a proporcionar información específica sobre los cruces fronterizos en ese lugar.

Rodney S. Scott, el jefe de la Patrulla Fronteriza, admitió en noviembre que construir en el sur de Texas, en lugar de Arizona, era una “mayor prioridad para la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos”. Pero dijo que “elegimos seguir adelante y cambiar a una prioridad más baja porque podía hacer una diferencia allí y en ese momento”.

La zona cercana al Camino de Arizona no fue el único lugar en el que hubo una gran actividad de construcción en los últimos días del anterior gobierno. Solo entre el 4 y el 8 de enero, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza inició la construcción de 19 kilómetros adicionales de muro fronterizo, según las declaraciones de la agencia.

En algunos lugares de la frontera, como el Cañón de Guadalupe, en el sureste de Arizona, las cuadrillas de dinamiteros estaban haciendo explotar laderas el día de la toma de posesión.

Incluso antes de las últimas construcciones, hubo anomalías, como una isla de muro en la ciudad fronteriza de Los Indios, en Texas, y algunas de ellas atrajeron la atención de los supervisores federales.

Una auditoría de 34 meses de duración sobre la construcción del muro fronterizo realizada por la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional el año pasado identificó problemas significativos, incluso en las decisiones sobre dónde se construirían los segmentos del muro.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza “no empleó una metodología sólida y bien documentada para identificar y priorizar las inversiones en las zonas de la frontera que más se beneficiarían de las barreras físicas”, determinaron los auditores.

El gobierno de Biden no ha aclarado con precisión qué planes tiene para el muro. Pero en febrero, tras suspender temporalmente las actividades de construcción, el presidente Biden anuló la emergencia nacional que su predecesor utilizó para justificar el avance de la construcción.

Los congresistas demócratas de los estados fronterizos, entre ellos Veronica Escobar, de Texas, y Teresa Leger Fernández, de Nuevo México, escribieron a Biden este mes instándole a cancelar todos los contratos de construcción pendientes y a desviar los fondos restantes a la eliminación de partes del muro en lugares con “daños medioambientales especialmente destructivos y destrucción de lugares sagrados”.

Al mismo tiempo, los republicanos se posicionan en torno a los vacíos en el muro fronterizo, a veces literalmente, en un esfuerzo por retratar a Biden como blando en materia de inmigración.

El senador Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, se quejó, tras una visita en febrero a la frontera de Arizona, de que una brecha en el muro permitía a los inmigrantes entrar ilegalmente en el país a través de un paso desprotegido.

“Nada por aquí tiene sentido si no se tapa este agujero”, dijo Graham.

Incluso con la paralización de las nuevas construcciones, partes de la burocracia federal siguen avanzando lentamente en el proceso de adquisición de tierras, lo que alarma a algunos propietarios que esperaban que Biden hiciera caso a sus temores sobre la perspectiva de vivir a la sombra de la barrera.

Ricky Garza, un abogado del Proyecto de Derechos Civiles de Texas, dijo que el gobierno federal todavía tiene casi 150 demandas abiertas contra los propietarios de tierras en el sur de Texas para inspeccionar y confiscar la propiedad y potencialmente comenzar la construcción del muro fronterizo u otras medidas que podrían utilizarse para detectar a los migrantes.

Garza, que representa a algunos propietarios de tierra de la región, dijo que los abogados del Departamento de Justicia han respondido a la suspensión de la construcción del muro por parte de Biden pidiendo a los tribunales que retrasen los procesos judiciales durante 60 días.

Pero algunos hacendados siguen enfrentándose a la presión del gobierno federal en los tribunales, dijo. Una de ellos es Melissa Cigarroa, quien señaló que el gobierno aún busca un “derecho de entrada” a su rancho en el condado de Zapata, Texas, donde ha criado durante mucho tiempo ovejas de Berbería.

“¿Por qué van a proceder con estos casos si él ya indicó que no iba a construir ni un pie más y dijo que se retiraría?”, dijo Cigarroa. “Parece que el gobierno estaba trabajando de mala fe”.

Simon Romero reportó desde Sierra Vista, y Zolan Kanno-Youngs desde Washington.

Gentileza de Other News

(*) —Simon Romero es corresponsal nacional radicado en Albuquerque. Entre otros temas, cubre inmigración. Anteriormente fue jefe de la oficina en Brasil y en Caracas, Venezuela, y reporteó sobre la industria energética global desde Houston. —Zolan Kanno-Youngs es el corresponsal con sede en Washington. Cubre el Departamento de Seguridad Nacional, inmigración, asuntos fronterizos, crimen transnacional y la respuesta del gobierno federal a emergencias nacionales y amenazas a la seguridad.