El Corsi e Ricorsi del Federalismo [Fiscal].

Por Walter Cid

Es increíble como la discusión en la que nos encontramos inmersos por estas horas nos demuestra que el movimiento histórico tiene forma de espiral, tal como describe el filósofo napolitano Giambattista Vico en su obra “Principios de ciencia nueva. En torno a la naturaleza común de las naciones.” en la que divide la evolución histórica en tres edades con la particularidad de que éstas no significan un progreso indefinido, sino que la historia es un retorno cíclico de las épocas, un movimiento de flujo y reflujo, de avances y retrocesos, de marchas y contramarchas, de idas y vueltas definidos como corsi e ricorsi. Para el filósofo éstos corsi e ricorsi, de la historia llevan implícita en su desarrollo su propia decadencia.
Y tal como plantea Vico, la puja por una distribución equitativa de los recursos generados es tan antigua como nuestra querida Argentina ya que el reclamo por un federalismo que destierre de una vez y para siempre el modelo macrocefálico de nuestro país compuesto por una cabeza enorme con un cuerpo raquítico que se extiende hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur de Buenos Aires tiene sus orígenes en el momento mismo de la ruptura con España.
Resulta casi revulsivo ver cómo el corsi e ricorsi planteado por Vico aplicado a nuestra propia historia nos plantea casi los mismos desafíos que allá por 1810 con el lógico cambio de actores, pero no de roles, en una reposición casi perfecta de una obra que lleva 210 años en cartel. Así podemos encontrar actores que representan el federalismo, otros que lo atacan directamente y otros que lo traicionan con el solo afán de ser obedientes con los mandatos de la coalición que los aglutina.
Para dar cuenta de ello, basta con repasar tres escenas recientes de la obra, la primera de ellas: el discurso ofrecido por el Presidente el pasado 01 de Septiembre en el que confesó no disfrutar de una Buenos Aires tan desigual al resto del país; la segunda: constituida por las declaraciones de Alfredo Cornejo que en julio de éste año denunciaba a voces el modelo macrocefálico y hasta avizoraba a su Provincia como un País Independiente para alejarse del modo discrecional que propone el modelo que ahora defiende; la tercera escena: lo tiene como protagonista al Jefe de Gobierno Porteño en su discurso, en el que sostuvo -en claro tono amenazante- que la decisión adoptada deteriora la convivencia política cuando el país más lo necesita. Además, como en toda obra actores de reparto también han tenido sus “bolos” en distintos medios y redes sociales como quienes han “celebrado la defensa del federalismo” con cuatro gobernadores que no apoyaron la medida adoptada por el Presidente.
Así las cosas, nos generan el espacio para abrir una serie de interrogantes tales como:
¿La medida es justa? Si, pues viene a corregir una indefendible transferencia de recursos que con idéntica herramienta, pero antagónicos intereses, el ex Presidente Macri elevó de 1,4% a 3,75% el porcentaje de coparticipación para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
¿La medida adoptada es suficiente? No, porque La Constitución establece que la distribución entre la Nación, las provincias y la Ciudad de Buenos Aires y entre éstas, se efectuará en relación directa de las competencias, servicios y funciones de cada una de ellas contemplando criterios objetivos de reparto; será equitativa, solidaria, dará prioridad al logro equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional (art 75, inciso 2). Sin embargo, aún no se logró consensuar una ley de coparticipación pese a que el plazo establecido por los constituyentes de 1994 ha caducado largamente.
¿La medida adoptada puede tomarse como un punto de partida? Absolutamente sí, en mérito de lo cual debemos estar alertados de que los otrora unitarios, apelaran a sus consabidos recursos para defender a cualquier precio la inequidad que los sostiene y les conviene y así sin lugar a dudas esbozaran prolijamente desde los medios hegemónicos los libretos delineados en el discurso de Rodríguez Larreta apelando a golpes bajos tales como decir que el gobierno nacional retacea fondos en medio de una pandemia, tratando de presentar como una víctima sin capacidad de reacción a la Ciudad mayor desigual en el país, o continuarán yendo como ya lo hicieron detrás del partido judicial tratando de borrar con el codo lo que su líder político? escribió con la mano en 2016 y conseguir así algún otro favor difícil de explicar desde el derecho.
¿Horacio Rodríguez Larreta saca chapa de candidato opositor? Probablemente si, ya que en su discurso engloba grises tales como decir que la medida le fue anunciada un minuto antes siendo que hay publicaciones datadas a principios de este este año en diarios – no oficialistas precisamente – en las cuales ya se daba por hecho el recorte que a la postre se concretó. Además de ello su esforzado discurso anti-grieta y dialoguista que queda desenmascarado en pasajes como el momento en que le “pasa factura” al Gobierno Nacional por haber compartido y apoyado el anuncio del exitoso reciente canje de deuda nacional como si se tratara de un acto de arrojo patriótico cuando es lo menos que se puede esperar de un dirigente en un cargo como el que ostenta.
Por último cabe advertir con el afán de romper la espiral del corsi e ricorsi planteado al inicio, que los remozados unitarios intentarán por todos los medios -nunca mejor aplicado el término- hacer creer a un conglomerado de la sociedad de que esta corrección en la distribución de recursos, obedece a un avasallamiento que puede perjudicar al conjunto de la sociedad, todo ello para encontrar eco en lacayos que desde el interior largamente postergado y en muchos casos injustamente tildado de inviable salgan a embanderarse detrás de frases pegadizas pero faltas de contenido tales como #TODOS SOMOS CABA.