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El fútbol sufre recortes y pérdidas financieras, pero los directivos viven rodeados de lujos

Mientras el deporte se tambalea por el costo financiero de la pandemia, los altos funcionarios de la FIFA se reunieron el viernes para una videollamada. Cada uno ganará al menos 80.000 dólares solo por escuchar.
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Por Tariq Panja – New York Times en español

En cualquier lugar del mundo, la industria del fútbol está luchando con los efectos financieros del coronavirus. Las ligas cuentan sus pérdidas en cientos de millones de dólares. Los estadios siguen vacíos. Se les están dando permisos laborales a los miembros del personal. Y los jugadores, incluso los de los clubes más ricos, han aceptado millones de dólares en recortes y aplazamientos salariales.

Sin embargo, hay un grupo que ha demostrado ser inmune frente a los costos de la pandemia: los altos ejecutivos de la FIFA.

Aunque la reducción de costos, el ahorro de recursos y las decisiones dolorosas se han vuelto la norma en la mayor parte del mundo del fútbol, los hombres y las mujeres que ocupan los 37 asientos del Consejo de la FIFA siguen cobrando sueldos que rondan los cientos de miles de dólares y, para algunos, ascenderán a 250.000 dólares este año, aunque tan solo se necesita su asistencia en tres reuniones. Los dirigentes de mayor jerarquía, quienes tienen más responsabilidades, ganarán todavía más; la FIFA les paga 300.000 dólares a sus vicepresidentes.

Y estar presentes ha sido más fácil este año: debido a que se ha restringido la mayoría de los viajes internacionales o se ha desaconsejado tomarlos, los miembros de la junta tan solo necesitan una conexión a internet y una silla cómoda para participar.

Para responder una pregunta sobre la falta de austeridad entre sus líderes, un vocero de la FIFA dijo que la organización había logrado ahorros significativos en los costos gracias a la reducción de los viajes y las reuniones virtuales, lo que hacía innecesaria una revaluación de la remuneración.

“No se necesitaron más reducciones importantes de costos para garantizar el apoyo continuo de la FIFA a la comunidad mundial del fútbol durante la pandemia”, comentó el vocero.

Para los altos ejecutivos, el trabajo de la FIFA a menudo solo es uno de varios pagos considerables. Algunos consejeros en la junta también están en los consejos ejecutivos de sus órganos rectores a nivel regional, puestos que ofrecen sus propios beneficios significativos en términos económicos.

Por ejemplo, algunos miembros del comité ejecutivo de la UEFA, el órgano rector del fútbol europeo, reciben salarios de 160.000 euros al año (unos 194.000 dólares) y sus vicepresidentes ganan 250.000 euros (poco más de 300.000 dólares). El órgano rector de Sudamérica, la CONMEBOL, les paga a los miembros de su consejo ejecutivo 20.000 dólares al mes, mientras que la CONCACAF, organismo responsable del deporte en el Caribe y Centro y Norteamérica, distribuye 135.000 dólares al año a sus líderes con mayor jerarquía.

El tamaño de esos paquetes de remuneración quedó al descubierto hace poco cuando se reveló que Greg Clarke, quien fue obligado a renunciar como presidente de la Asociación de Fútbol de Inglaterra después de hacer comentarios inapropiados durante una audiencia del comité parlamentario, recibió más por los pocos días de trabajo que tuvo como uno de los vicepresidentes de la FIFA que en su cargo principal como líder del fútbol inglés. Clarke iba a ganar aún más el próximo año, cuando se efectuara su ingreso al comité ejecutivo de la UEFA.

No obstante, entre la FIFA y sus seis confederaciones regionales, tan solo la UEFA implementó recortes al pago de los ejecutivos este año: una reducción del 20 por ciento para los tres meses en los que sus competencias fueron suspendidas.

Sin embargo, en una época en la que se espera que la industria del fútbol se contraiga en miles de millones de dólares y las ligas y los equipos grandes y pequeños enfrenten desafíos que amenazan sus futuros, la decisión de la FIFA de seguir pagándoles salarios netos de seis cifras a sus ejecutivos ha atraído la atención de una manera todavía más impactante. Tan solo la semana pasada, el Barcelona anunció que sus jugadores habían accedido a la reducción de sus salarios, con lo cual el club se ahorraría casi 150 millones de dólares.

“Nos han hablado mucho de solidaridad y que estamos en el mismo bote… esto contradice definitivamente esa narrativa”, opinó Ronan Evain, director ejecutivo de Football Supporters Europe, una organización a favor de los grupos de aficionados. Según Evain, se les ha pedido a los fanáticos de toda Europa que carguen con algunos de los problemas que afectan a sus equipos, en algunos casos, dando por perdido parte del valor de los abonos de la temporada para los juegos a los que no hayan podido asistir.

“En definitiva, es contradictorio pedirles eso a los aficionados, mientras no todos están contribuyendo de la misma manera”, afirmó Evain.

El viernes, el Consejo de la FIFA sostendrá la última de sus tres reuniones programadas del año. Como las anteriores, se realizará por videoconferencia.

Durante la pandemia, las llamadas han sido más breves que nunca, según los asistentes. La mayoría de los miembros nunca habla. De hecho, algunos no han dicho una palabra en años, según miembros de larga data. Incluso antes de reunirse, el Bureau del Consejo de la FIFA, un grupo más pequeño conformado por el presidente de la organización, Gianni Infantino, y los presidentes de las seis confederaciones regionales, ya han tomado la mayoría de las decisiones importantes. (En la actualidad, África no tiene un representante en el organismo porque su actual presidente fue vetado del fútbol el mes pasado).

Por ejemplo, en la reunión virtual del viernes, se les pedirá a los miembros del consejo que ratifiquen varias propuestas —aprobadas por los líderes de mayor jerarquía el mes pasado— que brindarán nuevas protecciones y nuevos beneficios a las futbolistas, entre ellos un mínimo de catorce semanas de incapacidad por maternidad. También se les pedirá que autoricen asuntos disciplinarios y de calendario —así como la liquidación de la sociedad con un hotel, que aceptó el liderazgo anterior de la FIFA—, que le ha costado millones de dólares a la organización.

Dentro de los puestos de gobernanza deportiva, un lugar en el Consejo de la FIFA es una de las sinecuras más codiciadas en el mundo. En años normales, los miembros son transportados en avión a lugares exóticos y se alojan en los mejores hoteles, y en las reuniones a menudo solo respaldan el voto de sus presidentes regionales. Ahora que deben permanecer en tierra, pareciera que su único sacrificio económico es la incapacidad de usar los viáticos disponibles en cada uno de los viajes al extranjero.

No obstante, más allá de su salario, el estilo de vida que disfrutan los miembros del Consejo de la FIFA se extiende a un acceso y un estatus privilegiados que el dinero no puede comprar, incluido el acceso a los mejores asientos y los partidos más importantes.

Miguel Maduro, el expresidente del comité de gobernanza de la FIFA, mencionó que el sueldo y los beneficios forman parte de un sistema que recompensa la lealtad y garantiza que el poder esté concentrado en un grupo pequeño de los líderes principales.

“El discurso es que hay una representación de abajo hacia arriba, un organismo en el que hay representantes electos que en teoría discutirán y deliberarán sobre los temas cruciales del fútbol”, comentó Maduro esta semana. “En cambio, como todos sabemos, no ocurre de esa manera”.

Cuando se le preguntó a un veterano funcionario del fútbol qué se podía hacer para reformar un consejo en el que algunos miembros contribuyen muy poco, dijo que un primer paso sería reducir el número de asientos en la junta.

Pero una mejor opción, según el funcionario, sería “hacer que todos salgan del edificio y dejar solamente a los más capaces y no permitir que los demás vuelvan a entrar”.