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El Garrahan, la madre de las batallas

Por Guillermo Lipis
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La supuesta existencia de ñoquis en la administración, el feroz ataque a los residentes y la precarización del cuerpo profesional del Hospital Garrahan parece ser la forma con la que el Gobierno busca cumplir con su plataforma electoral en la que afirmaba que “debemos ir a sistemas privados de salud y aspirar a eliminar la asistencia social directa”. 

La del Garrahan se transformó en la madre de las batallas que despertó la sensibilidad de sectores que aún permanecían adormecidos ante los embates libertarios contra el sistema público sanitario, los jubilados, las personas con discapacidad, los investigadores, el sistema de universidades públicas o la negación del incremento de los femicidios.

“Queremos dejar claro que en nuestra visión el mejor sistema de salud posible es un sistema de salud privado donde cada argentino pague sus servicios… Esto es así. No es debatible. En sistemas privados los ciudadanos obtienen un mejor servicio. Debemos ir en el largo plazo a sistemas privados de salud y educación, y debemos aspirar a eliminar la asistencia social directa”, puede leerse en la plataforma que La Libertad Avanza presentó en su campaña electoral bajo el título “Plan de Gobierno”.

En mayo del año 2022, el actual ministro de Salud, Mario Lugones, dijo en una entrevista radial por Radio República que “el 100% de la población tenemos derecho a atendernos en el sistema público de salud”, hecho que contradice al haber asumido como funcionario del gobierno libertario. Una panquequeada libertaria, una pirueta en el aire que no extraña en la política argentina.

Hoy por hoy, Lugones está imputado por abuso de autoridad en el manejo del Hospital Garrahan por el presunto intento de forzar la renuncia del Consejo de Administración, ocurrido en octubre de 2024, luego de que las autoridades otorgaran un bono de 500 mil pesos al personal. Y su dicho “hay que terminar con el concepto de que todo el mundo tiene derecho a todo”, fuera considerado como “canalla” por la agrupación Pediatras contra el hambre, un núcleo de profesionales de la salud crítico del silencio de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), a la que tildan de “mileista” por lo bajo. Independientemente de que lo sean, o no, Y ahora qué? verificó a través de su vocero del prensa que no han emitido ningún comunicado en apoyo a la lucha de los pediatras del Garrahan. 

Un ex integrante del Consejo de Administración del hospital aseveró a este cronista que “es muy difícil estar en la cabeza de esta gente para saber hacia dónde apuntan. Queda claro que es un intento de achicar la salud pública. Después, si eso lo van a reemplazar con emprendimientos privados o dejar esto librado a que la gente se muera sin atención por temas de salud, es muy difícil saberlo”. 

Respecto a las prepagas de salud, este médico -que solicitó preservación de identidad- consideró que “la apuesta de las prepagas de salud, más que a seguir acumulando gente, es a quedarse con la crema de la crema, con menos afiliados, pero pagando más, que es lo que viene ocurriendo con los aumentos desmedidos en las cuotas. No sé si hay un plan para migrar gente al sistema privado, pero sí me parece que hay un plan para destruir la salud pública”.

–¿Destruirla por destruirla o para reemplazarla por algo?

–Para no tener más gastos o para bajarlos, como lo están haciendo con el INTA, el INTI y el CONICET porque no les interesa que nada de esto exista. Ahora, si después de eso viene alguna otra cosa es muy difícil saberlo.

–Si pensamos que pueden quedarse con la crema de la sociedad y el resto no puede pagar salud privada vamos hacia la realización de la teoría malthusiana en la que las personas pueden, o deben, morirse.

–Exactamente. Ya lo dijo nuestro Presidente a su manera: “Si la gente no llegara a fin de mes ya se hubiera muerto de hambre”. Eso es cruel, pero parece que viene por ese lado. Después, desconozco si detrás de eso alguien trae otro proyecto. Sería muy pesado anunciar que privatizan el Garrahan, o decir que van a destruirlo. Es más fácil destruirlo sin decirlo, o privatizarlo sin decirlo. Por ahora lo están destruyendo de a poquito con menos presupuesto, menos sueldos, y con gente que renuncia. Es muy perverso dejar sin atención a quien no puede acceder a la salud privada. Es criminal.

–¿Cómo se manifiesta en otros hospitales esta política pública?

–En el Posadas está ocurriendo exactamente lo mismo, con la diferencia que vienen de una crisis anterior. En la época de Macri allí se produjeron más de mil despidos, y si bien en el gobierno anterior algo se revirtió, el hospital nunca volvió a ser lo que era. De hecho, el ministro Lugones dijo que las provincias se tienen que ocupar de los hospitales, con la excepción del Garrahan. Bueno, tampoco lo estarían cumpliendo. Creo que es muy probable que si ganan las elecciones de octubre tratarán de deslindarse de todos los hospitales nacionales que hay en el país y transferirlos a las provincias. Hacia eso apuntan.

La punta del iceberg

Para el delegado de ATE en el Garrahan, Alejandro Lipcovich, “el conflicto con los residentes es la punta del iceberg de una situación que ya estaba al borde del estallido en el Garrahan. Viene desde hace mucho tiempo, pero con este gobierno ya hubo un conflicto muy duro el año pasado. Sin los residentes no hay hospital, pero solo con residentes tampoco porque hace falta un montón de trabajo de otras personas para que el hospital funcione. El gobierno, a la defensiva, ahora admitió una concesión a los residentes (que fue aceptada a la fuerza y luego de amenazas de despidos), pero ya es demasiado tarde para que se quede tranquilo el resto de la gente, porque lo que está ocurriendo es mucho más profundo que dos puntos más o menos en una paritaria porque el deterioro salarial de las enfermeras, los médicos, administrativas de farmacia, del jardín, de todos, se ha venido tan abajo que la gente entendió que llegó el momento de poner un límite porque -si no- el hospital se va al demonio. Estamos ante un punto de inflexión que no tiene retorno.

Lo de los residentes fue resuelto a la fuerza. Luego de rechazar la propuesta, adoptada de modo unilateral y sin mesa de diálogo, de un bono de 300.000 pesos que no se integran al salario, los casi 300 jóvenes profesionales que se terminan de capacitar en el Garrahan, se vieron obligados a aceptar la propuesta bajo amenaza de desvinculaciones masivas y advertencias de que serían reemplazados por otros profesionales médicos.

En un comunicado emitido en la noche del miércoles 4 de junio, los residentes explicaron que se vieron “obligados a cesar la medida de paro laboral indefinido, con la reincorporación inmediata a nuestros puestos de trabajo y a suspender nuestra participación en la marcha” del 5 de junio. Les advirtieron que si no cesaban de inmediato en su medida de fuerza existía “la posibilidad de pérdida de puestos de trabajo de forma inmediata”. El comunicado de los residentes aclaraba que “esta reincorporación no implica la renuncia al reconocimiento de la legitimidad de nuestro reclamo apartidario… Nuestro recibo de sueldo sigue siendo el mismo… Pedimos un salario justo que nos permita vivir y trabajar dignamente por y para los niños, niñas y adolescentes”.

Antes de esta decisión forzada, Lipcovich, aseveró a Y ahora qué? que “la propuesta era muy imprecisa porque no estaba claro quién la hacía. La difundió el hospital, pero los residentes dependen del Ministerio de Salud de la de Nación. Entonces no queda claro si les estaban planteando una suma con dinero del hospital o si era una recomposición del básico, no recibieron un planteo formal. En cualquier caso, el hecho de que el Gobierno decía que no podía haber más huelgas es derrotado, al menos parcialmente, y tiene que hacer una concesión. Para nosotros es un mensaje político bárbaro y la gente lo está leyendo así”. Hubo un gran apriete, pero están todos lanzados a resolver el problema de una buena vez.

–¿Y qué pasa con los profesionales y administrativos?

Lipcovich: Los residentes son menos del 10% de los trabajadores, y hay un problema muy serio con el 90% restante, que somos los que el jueves 29 de mayo íbamos al paro. Nos cayó una conciliación obligatoria y admitimos dar un tiempo para una negociación que no se concretó. El tiempo se agotó porque no hubo ninguna audiencia y el Gobierno cree que resuelve el problema arreglando solo con un sector, pero no hay margen para que eso ocurra. 

Denuncian la extorsión a los residentes

Este miércoles 4 de junio, poco antes de la marcha multitudinaria que convocó a los trabajadores del Garrahan, del Hospital Posadas, jubilados y familiares de personas con discapacidad y los profesionales que los atienden, mientras el Congreso sesionaba para tratar múltiples emergencias, los jefes de los servicios del hospital emitieron un comunicado en el que afirmaron que se ven “obligados a denunciar que la situación sigue siendo gravísima. Las medidas adoptadas hasta el momento por las autoridades no han resuelto el problema central: la urgente recomposición salarial, cuya falta ha generado una preocupante fuga de profesionales y un deterioro progresivo en la calidad de atención”. 

Desde el texto denunciaron que “se están intentando contratar profesionales de manera intempestiva, sin mecanismos de selección claros ni planificación adecuada, con condiciones incluso más favorables que las que se ofrecen al personal propio”. 

En off, voceros de los profesionales aclararon que existió el peligro de eliminar las residencias y que su denuncia de contrataciones se debe a los reemplazos que, eventualmente, habrían intentado cubrir con esas nuevas incorporaciones si los residentes no modificaban su actitud y levantaban el paro.

“El conflicto de los residentes continúa sin resolución, profundizando aún más la crisis estructural del hospital. Advertimos que las acciones recientes parecen orientadas a desmantelar los programas de formación, alterando la esencia de nuestra institución: un hospital público de alta complejidad, formador de profesionales y referente a nivel nacional y regional”.

El martes 3, los jefes de los servicios del Garrahan ratificaron que “el funcionamiento actual del hospital sigue estando comprometido. Exhortamos a las autoridades competentes a tomar medidas urgentes y efectivas que permitan resolver el conflicto, comenzando por una recomposición salarial real y equitativa para todo el personal”. 

La situación se agravó aún más con el paro convocado desde las 21 horas del miércoles pasado hasta este viernes 6 de junio a las 7 de la mañana, al que se sumaron sectores que hasta ahora no habían participado en las medidas de fuerza. Y este jueves 5 terminó de explotar cuando la asamblea del personal del hospital “reclamó la inmediata renuncia del Consejo de Administración (Soraya El Kik, Jorge Menehem, Roberto Dalmazzo y Oscar Pérez). Los trabajadores y trabajadoras manifestaron su completo rechazo a las extorsiones contra residentes, que fueron amenazados con despidos. Luego de una audiencia en la Secretaría de Trabajo bochornosa, en la cual no hubo ofrecimiento alguno por parte del gobierno, el conflicto se profundiza. A las 12.30 nos movilizamos hacia la Plaza de Mayo. Y siguen votadas jornadas de paro de 7 horas el sábado y por 48 horas la semana próxima”, concluyó el comunicado

Una “nave insignia” no se hace con “ñoquis”

El jefe de una de las unidades de Terapia Intensiva del Hospital, Mauro García, aseveró a Y ahora qué?: “Luego de haber leído el comunicado oficial en el que hablaban de un refugio de ñoquis, los médicos quedaron incendiados”.

–¿A qué adjudica todo esto? No está claro si son ineptos, si no entienden, si no quieren entender o si es una estricta decisión política.

García: Puede haber dos interpretaciones: que se tomen los números para favorecer un discurso o que sean ineptos. 

–¿Pero usted cree que Lugones está interpretando mal? Él es dueño de sanatorios, sabe de qué se trata.

García: Por eso soy dicotómico. Hay una parte de mí que me dice que es intencionado y que están buscando tergiversar claramente a su favor la opinión pública. Y otra que me dice que no están leyendo bien y le hacen repetir al Presidente esos conceptos que son fácilmente rebatibles. El prestigio del hospital no está hecho por ñoquis. Yo sé cómo nos admiran en el exterior, donde nos llaman “nave insignia”. Todos los martes nos conectamos en simultáneo con un montón de hospitales en Latinoamérica y de Argentina y sabemos que se están juntando para dar apoyo al Garrahan porque saben lo que somos. 

–¿Cuántos profesionales se fueron del hospital?

García: Aproximadamente unos cien en el último año (N. de la R.: ATE habla de 200). Desde marzo hasta ahora ya perdimos por lo menos cinco. Un residente que trabaja 60 horas con la guardia, gana 3.000 pesos la hora; un médico pediatra, que está en la sala o en emergencia, que ya tiene la especialización de pediatría, gana 6.000 pesos la hora; y un médico de terapia intensiva, que es médico, pediatra y terapista intensivo, gana 9.000 pesos por hora. Los datos matan el relato, y por eso la gente se va.

–¿Solicitaron reunión con Lugones?

García: La pedimos con el gobierno de este hospital, que es el Consejo de Administración puesto por el Ministerio. Nos dijeron que no hay plata. Siempre es el mismo discurso. Y nos pidieron que no nos expongamos más en los medios, que nos tranquilicemos, pero es muy difícil calmar a la gente cuando va al cajero y no tiene la guita necesaria. 

El jefe de una de las salas de Internación del Hospital Garrahan, Pablo Puccar, se pregunta “cómo va a terminar todo esto. El gobierno le fue corriendo todo el tiempo una zanahoria al Consejo de Administración diciéndoles que, si les muestran números, se portan bien y hacen buena gestión les darían algo. Y así llevamos un año y medio en el que se nos fue un montón de gente y los equipos interdisciplinarios comenzaron a destruirse. Ya se desarmaron grupos de trabajo que nos hacían diferentes, y eso es la peor forma de destrucción del hospital”. 

Puccar recordó que “ahora se van los residentes y las guardias quedan despobladas y nos quedamos los jefes tratando de sostener lo insostenible. Ya hubo que cerrar una sala de internación de las diez existentes, nunca habíamos cerrado una sala de internación. Esto ya es como como tocar fondo”.

Residentes, medicina y mucho más

Azul Santana, tiene 28 años, es residente en una sala de cuidados intermedios oncológica, extraña a sus pacientes, valora los comentarios de los familiares de los pibes y asegura que en este último tiempo aprendió más cosas que medicina.

Santana: Tuve que aprender muchas cosas que no están en el campo de la medicina como leyes, diseño de flyers, marketing para activar las redes sociales y a negociar con la policía para garantizar la seguridad de nuestras marchas. 

–¿Cómo los marca el conflicto en lo emocional?

Santana: Y… extraño mucho a los pacientes, me pone triste, me provoca duele y lloro por eso. Pero al mismo tiempo me llenó de orgullo y me sorprendió el amor y el agradecimiento de los familiares y de los pacientes. Nos llegan muchos mensajes de apoyo de los papás que nos transmiten todo lo agradecidos que están y lo que sienten ellos y sus hijos por nosotros. 

–¿Si la conciliación obligatoria no los incluye cómo negociaban con el Ministerio?

Santana: Nuestro canal de comunicación con el Ministerio es el equipo de docencia. Durante todo el año no tuvimos ninguna reunión con el Ministerio, si había alguna novedad o algo que comunicar lo hacíamos por medio del equipo de docencia, pero ocurrió muy pocas veces. Durante el año enviamos cartas al Ministerio de Salud exigiendo reuniones y comunicación, el diálogo con los directivos tampoco fue fluido. Cuando todo se volvió muy mediático y decidimos parar indefinidamente, se contactaron ellos directamente desde el Ministerio de Salud con nosotros la semana pasada y nos invitaron a una mesa de diálogo. El jueves 29 de mayo, el mismo día de la marcha, fue la primera vez que ingresamos al Ministerio de Salud y tuvimos una comunicación en persona y directa. Nos recibieron, conversamos varias horas, pero no hubo ningún tipo de propuesta. Solo nos dijeron que iban a ver qué podían hacer, que estudiarían la situación, y nos pidieron que levantásemos las medidas de fuerza. Mis compañeros bajaron, realizamos una asamblea en la que decidimos -por votación y en mayoría- seguir con el paro de manera indefinida. Y la segunda novedad que tuvimos fue este fin de semana cuando salió en los medios el comunicado difundido por X por parte del hospital y que lo compartió el Ministerio de Salud. La verdad es que no nos quedamos tranquilos. Este lunes pasado, el equipo de docencia del hospital nos transmitió que efectivamente había un bono para nosotros y por la tarde nos reunimos con personas del Ministerio de Salud en el hospital. Esta sería la segunda reunión que tuvimos con ellos y lo que nos informaron fue que nos iban a dar un bono de 300.000 pesos no remunerativos. pero no es la recomposición salarial que reclamamos, porque no está integrado a nuestro salario.

El miércoles 4 de junio llegó el apriete y la amenaza de eventuales desvinculaciones de todos los residentes corrió como reguero de pólvora. Unos 255 residentes se vieron obligados a cesar con su medida de fuerza ante la sugerencia de que serían reemplazados por otros profesionales y que cesarían en sus tareas y entrenamiento en las residencias, que son de cuatro años y de la que participan 75 médicos jóvenes por año.

Una vez más, Y ahora qué? consultó a voceros del Ministerio de Salud sobre las posibles respuestas del organismo ante la continuidad de las medidas de fuerza de los médicos.

–¿Qué tipo de medidas están analizando tomar si se mantiene la medida de fuerza del personal de planta del Garrahan?

–Las medidas las decide el Hospital. Entiendo que en principio será el descuento del día.

–No creo que el Consejo de Administración decida sin consultar al Ministerio.

–Tienen su reglamento interno que habla de sanciones para estos casos. Desde el Ministerio se acompañarán las decisiones disciplinarias que se tomen.

Estos «héroes de la pandemia de coronavirus» hoy representan el sector de la salud pública que está pasando uno de sus peores momentos y parecen ser un ensayo de laboratorio sobre el destino y futuro de la salud pública en el país.

En medio de esta noche negra, el Hospital Garrahan y su gente, que anualmente realizan -entre otras atenciones a favor de la salud- unas 670.000 consultas médicas, 10.000 cirugías a niños de todo el país, 118 trasplantes o 2.508.000 análisis de laboratorio, buscan seguir defendiendo al centro más importante de la Argentina, y de Latinoamérica, en cuidado infantil.

Fuente yahoraque.com