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El peligro de un presidente tuitero

Por Rodrigo Lloret
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La era de la sobrexposición del discurso en el ecosistema digital ha cambiado los parámetros de la comunicación política tal y como se la conocía en el pasado. Ahora prima la estrategia de reafirmar la posición del convencido sin la necesidad de persuadir al indeciso. La política, que antes se basaba en la seducción de los distantes, ahora se reduce a la reafirmación de los propios. Porque el discurso online estimula la creación de colectivos autoidentificados, a través de la construcción de una narrativa ferozmente polemista contra el oponente. Se construyen de ese modo impermeables “burbujas de afinidad” que son retroalimentadas por el algoritmo de la segmentación.

Javier Milei ha erguido su meteórica carrera pública en base a ese mecanismo de confrontación. Su participación en las redes sociales, especialmente en Twitter y especialmente en forma polémica, lo terminó catapultando a la Presidencia. El problema es que desde el 10 de diciembre pasado, Milei dejó de ser tan solo un personaje mediático para convertirse en el jefe de Estado, sin que haya atenuado su brutalidad en las redes.

Para comprobarlo, solo basta con sumergirse en la actividad que presenta Milei en X, la red más política. El experimento social refleja un ejercicio que no deja margen de dudas: la cuenta @JMilei es una filosa herramienta para atacar a todo tipo de oponente. No hay espacio para la argumentación, solo prevalece la descalificación. El otro no merece ni siquiera respeto si ha entablado una discusión pública con el nosotros.

La fuerte participación de Milei en X ha sido objeto de estudio para cientistas sociales y también para los expertos en tecnología. En el micrositio ¿Cuántos tweets likeó nuestro Presidente las últimas 24 horas? se puede analizar la actividad de la cuenta oficial de Milei en tiempo real, saber cuántos posteos ponderó, qué usuarios celebra y cuánto tiempo destina para navegar en X. En la última semana, por caso, el líder de La Libertad Avanza utilizó un promedio de dos horas diarias de conectividad y las cuentas que más likeó son en su mayoría trolls y usuarios sin identificación, que apoyan fervientemente las políticas del libertario o que promueven la violencia contra sus críticos.

Estos son algunos de los posteos que Milei convalidó en los últimos días:

-“Lali DEPOSITO le dijo. Es el mejor presidente de la historia de la humanidad. /Dibujo de una caricatura de Lali Espósito sosteniendo una bolsa llena de dólares, mientras realiza un recital rodeada de espectadores harapientos de un pueblo empobrecido/.” (@StanleyDel56%)

-“Lousteau dice que el peligro de la dolarización es que después no le queramos dar los dólares a cambio de pesos. El peligro es Lousteau, que quiere quedarse con nuestros dólares”. (@nicoyacoy)

-“Martín ‘YA LLORA’ se paseó por varios programas de televisión nacional para defender los curros de la política”. (@mariacelestep”)

-“Buen momento para recordar los diputados TRAIDORES A LA PATRIA, que votaron mantener justamente este tipo de tongos.” (@elpittttt)

En tan solo una semana se multiplican críticas e insultos a artistas populares, legisladores radicales, gobernadores peronistas y diputados opositores. El solo hecho de cuestionar a Milei conlleva a un escarnio digital: la cuenta oficial de Milei, es decir, la cuenta oficial del presidente de todos los argentinos en X, valida una y otra vez una gran cantidad de agravios nunca vistos en torno a la figura de un primer mandatario.

La denuncia de conspiración o el fraude y la crítica despiadada y sin fundamento contra dirigentes de la oposición, son rasgos que también había mantenido otro presidente en la arena digital antes de que surgiera el fenómeno Milei. Se trata de la experiencia que protagonizó Donald Trump en los Estados Unidos, que llegó a niveles de confrontación inéditos en los sótanos de las redes sociales. De hecho, los administradores de la plataforma, que entonces no había sido adquirida por Elon Musk, se vieron obligados a suspender la cuenta @realDonaldTrump por riesgo de incitación a la violencia, especialmente cuando el republicano instó a tomar el Capitolio y desconocer su derrota electoral ante Joe Biden.

La hiperretórica digital es una característica compartida en las estrategias electorales en las que se desplegaron Trump y Milei, primero como outsiders de discurso antipolítico, luego como candidatos confrontativos y polémicos y finalmente como presidentes muy poco ortodoxos. La interacción directa con sus seguidores, la exaltación de sentimientos vehementes y la interpelación a la acción furibunda crearon un panorama de comunicación sin intermediarios, salvaje y arrebatado, más propio de la informalidad de una tribuna futbolera, que de la institucionalidad protocolar de un estadista nacional.

En Magia oscura: Los memes que marcaron la victoria de Donald Trump, los cientistas sociales y expertos en medios digitales Ryan Milner y Whitney Phillips demostraron que Trump incumplió las normas hasta ese momento socialmente aceptadas para el uso de Twitter, llevándolas a un extremo asombro y utilizando para la comunicación pública un lenguaje irreverente, provocador y hasta injurioso, que le permitió establecer una lógica agresivo-ofensiva, creada a través de un discurso iracundo, impulsivo e incívico que le redituó en tiempo récord de una masiva inyección de fanáticos y fieles seguidores: una masa de usuarios online que construyeron luego su base política electoral.

Milner y Phillips, los autores de ese innovador ensayo, que interpela a la comunicación política con el marketing digital, sostienen que la interacción de victimismo y espectacularización de Trump, mezclada con altas dosis de sátira y ridiculización del adversario, hicieron que un personaje menor pero clickbaitero (showman, diría Cristina), que al principio era menospreciado y ninguneado por la elite política y mediática estadounidense, lograra sumar sorpresivamente un inmenso caudal de apoyo. Un target monocorde pero inquebrantable, que se multiplicaba constantemente a medida que su narrativa en las redes sociales se tornaba aún más violenta. Fue un proceso que nunca se detuvo hasta que asumió su mandato. Y lo interesante es que en ese momento el fenómeno tampoco aminoró, sino que se potenció. Desde la Casa Blanca, Trump patentó una nueva fórmula de construir poder: todo tuit es político.

En Argentina está comenzando por estas horas un fenómeno similar. “VOLVIO EL MILEI DE INTRATABLES. El presidente está en su mejor momento desde que asumió como presidente, más picante que nunca.” El posteo de @ElPelucaMilei fue uno de los tantos mensajes que Milei retuiteó esta semana. Ojalá que alguien le avise al Presidente que ya no es un panelista de televisión.

Fuente Perfil