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Inquietud por la seguridad de 400.000 romaníes ucranianos

Por Romeo Franz, Monika Vana, Soraya Post (*) – CTXT-Contexto y Acción
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El 7 de marzo, una información de The New York Times desde Budapest contaba que el Gobierno húngaro está discriminando a los niños gitanos que llegan huyendo de Ucrania; los menores deben presentar su pasaporte en las colas donde se reparte la comida, y reciben solo un bocadillo y una bebida, mientras a los no gitanos les dan todo lo que pidan sin necesidad de presentar ningún documento. En Moldavia, varios refugiados romaníes procedentes de Jarkov han pasado cuatro días en la frontera, durmiendo al raso y sin agua ni comida, porque las autoridades ucranias les exigían presentar sus documentos, que no tuvieron tiempo de coger al emprender la huida bajo los bombardeos rusos. Según han denunciado a Al Jazeera, finalmente pudieron refugiarse en tiendas de campaña, pero la policía de frontera ucraniana los obligó a salir y a dormir al raso. Son solo las primeras informaciones sobre el acoso que está sufriendo la comunidad romaní en la zona de guerra y los países adyacentes del Este de Europa, conocidos por su histórica animadversión hacia el pueblo romaní.

Casi 200 organizaciones de derechos humanos, romaníes y prorromaníes, así como otras 220 personas de todo el mundo, han condenado la guerra de Rusia contra Ucrania y han hecho un llamamiento para que finalicen los ataques y la violencia. Las organizaciones también han instado a las autoridades a que garanticen el respeto de los derechos humanos de todos los grupos que huyen de la zona de guerra. Este es el manifiesto, al que se adhiere también CTXT. 

DECLARACIÓN CONJUNTA “¡No a la guerra contra Ucrania!” #StandWithUkraine

Nosotros, romaníes, organizaciones de la sociedad civil y aliados de todo el mundo condenamos la guerra contra Ucrania y exigimos a Rusia que detenga los ataques y los actos de violencia contra Ucrania. 

Esta guerra no solo supone una amenaza para la seguridad y la paz de Europa, sino que además es una violación de la legislación humanitaria internacional y de los derechos humanos en virtud de los tratados suscritos por Rusia. Este acto de violencia ya ha provocado demasiadas muertes en ambos bandos y sigue empujando a cientos de miles de ciudadanos a buscar refugio en países vecinos, mientras que muchas otras personas permanecen atrapadas en zonas de conflicto en las que los impactos de misiles y bombas y los tiroteos se producen a diario. 

Como signatarios, hacemos un llamamiento a la solidaridad para que regrese la paz y las relaciones diplomáticas. 

Desde la Segunda Guerra Mundial y hasta la Guerra de los Balcanes, a finales de los 90, la historia nos ha enseñado que en tiempos de guerra o conflicto, la difícil situación de los romaníes y de otras minorías ha sido continuamente ignorada. Las minorías étnicas son a menudo invisibilizadas, o más victimizadas, en lugar de recibir una protección equivalente. 

En medio de los ataques con bombas y misiles sobre las ciudades ucranianas, no olvidemos una vez más que entre las familias atrapadas (que viven cada día con menores provisiones, electricidad o suministros médicos) hay romaníes, afrodescendientes, apátridas, migrantes, mujeres, personas mayores, enfermos, personas con capacidades diferentes, niños y personas bajo la tutela del Estado. No olvidemos que entre los que se suman a la resistencia para luchar por la libertad y la seguridad de Ucrania, y de todos sus residentes, están esas mismas personas. 

Como ya hemos presenciado en muchos países del mundo, personas de todas las nacionalidades están mostrándose solidarias con los civiles que se han visto afectados una vez más por la guerra en Europa. Luchemos entonces de forma colectiva por la paz, la justicia y la integridad permaneciendo unidos en nuestra actitud contra los horrores de la guerra y la violencia. 

Como signatarios, hacemos una llamamiento a:

– Las autoridades correspondientes para que garanticen que los 400.000 romaníes y otras personas vulnerables y marginadas, incluidas mujeres, personas mayores, enfermos, personas con capacidades diferentes, niños, personas bajo la tutela del Estado, reclusos, apátridas (entre ellos 35.000 romaníes apátridas), migrantes y los aproximadamente 15.000 estudiantes africanos y asiáticos que viven en Ucrania reciben una protección y seguridad equivalente a la hora de buscar refugio dentro y fuera del país. 

– Los gobiernos, a los líderes mundiales y a las instituciones y organizaciones regionales, internacionales y europeas para que garanticen la igualdad de acceso a la ayuda humanitaria de los romaníes y de otras personas marginadas o vulnerables (incluidas las minorías étnicas, religiosas, sexuales y racializadas, mujeres, enfermos, personas con capacidades diferentes, niños, personas bajo la tutela del Estado, reclusos y personas que carecen de documentos de identidad). 

– Los gobiernos, a los líderes mundiales y a las instituciones y organizaciones regionales, internacionales y europeas para que monitoricen las violaciones a los derechos humanos y la violencia que han sufrido los romaníes y otras minorías, así como personas y comunidades vulnerables y marginadas; y que investiguen las denuncias presentadas contra las autoridades ucranianas o europeas por discriminación hacia los grupos de minorías a la hora de solicitar protección y asilo en las fronteras.

– Los reporteros, periodistas y políticos para que no moneticen la guerra contra Ucrania promocionando retratos inflamatorios y racistas de grupos marginados, incluidos los romaníes. Ese tipo de noticias solo sirven para estigmatizar y victimizar a las minorías y para aumentar el riesgo de violencia contra estos grupos. 

– Los órganos de las Naciones Unidas (el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, el Programa de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo, UNICEF y otras unidades de la Secretaria de la ONU) para que trabajen en conjunto con las organizaciones romaníes de la sociedad civil y adopten medidas que garanticen que los refugiados romaníes y otras minorías no sufren discriminaciones; y que supervisen y ofrezcan conocimientos prácticos y asistencia para que se respeten los derechos humanos en el ámbito nacional y se evite cualquier violación de los derechos humanos. 

Nosotros en la sociedad civil seguiremos recopilando información sobre la situación de los romaníes dentro y fuera de Ucrania, incluidas pruebas de las denuncias por discriminación o de otras violaciones de los derechos humanos y seguiremos informando a las correspondientes instituciones europeas e internacionales y a los órganos instituidos por los tratados. 

Por favor, consideren unirse a nosotros firmando esta carta