Por Luis Hipólito Alen – Megafon/Universidad Nacional de Lanús
Hace 47 años, el 25 de mayo de 1974, moría uno de los más grandes pensadores que tuvo este país. Arturo Jauretche fue tal vez quien con mayor precisión pudo desmenuzar las características que configuran tanto a los sectores dominantes como a las capas medias de nuestra sociedad. Por ejemplo, a él se le deben el Manual de Zonceras Argentinas, El medio pelo en la sociedad argentina y Los Profetas del odio y la yapa. De esta obra me permito apropiarme de una parte del título para tratar de entender lo que está ocurriendo en este momento en nuestro país, y sobre todo, los motivos de esta oleada destructiva que protagonizan sin pudor alguno los dirigentes de la oposición.
Decía el maestro que “los poderosos grupos financieros –y en nuestro país los servicios públicos hasta su nacionalización-, obtienen del gran periodismo la orientación que conviene a sus intereses, y por sobre todo los silencios correspondientes. Así el ojo de la dirección señala directivas a los ‘cagatintas’ y censura la información para adecuarla, pues actúa con el oído atento al timbre de la registradora” (Los profetas del odio y la yapa, pág. 234/235).
Los medios de comunicación, en la mirada de Jauretche, formaban parte esencial de los aparatos de colonización pedagógica que las clases dominantes utilizan para sojuzgar a nuestro pueblo. Aunque ese trabajo fue escrito originalmente en 1957, conserva su plena vigencia. Más allá de los avances tecnológicos, poco y nada ha cambiado en el mundo de los grandes diarios. LA NACIÓN sigue siendo, como en los más de 150 años que lleva publicándose, un medio al servicio de la derecha reaccionaria. Como tal, no se preocupa por la verdad sino por la defensa de los intereses a los que pertenece y representa. Y si para Jauretche formaba parte de los profetas del odio, hoy podemos decir que su discurso en estos tiempos de pandemia constituye al pasquín de los Mitre-Saguier en un profeta del miedo.
Derrotada la derecha en las urnas en 2019, los herederos de don Bartolo se dedicaron a fomentar historias que inevitablemente terminan en el desastre nacional, consecuencia lógica, para ellos, de los errores del odiado peronismo y de las luchas internas que pretenden inevitables entre quienes responden al Presidente Alberto Fernández y los seguidores de la encarnación del mal, la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Hay que convencer a la población de que todos los males que padecen los argentinos tienen ese origen. Si no fue posible lograrlo mediante los votos, habrá que generar el temor a la catástrofe que aleje al pueblo de su gobierno y consiga el estallido que termine de una vez y para siempre con los experimentos populistas. Profetas del miedo, entonces, sin que hayan dejado de ser los augures del odio que Jauretche describiera tan lúcidamente. Auxiliados por la pandemia universal, que ha puesto al mundo entero a la defensiva y de la cual no se avizora todavía el final, los columnistas de la Tribuna de Doctrina pasan de sostener que cualquier medida que se tome para preservar la salud de la población es una restricción inaceptable de derechos que es consecuencia del autoritarismo gubernamental, a criticar ácidamente la falta de autoridad de ese mismo gobierno para frenar los desbandes de los sectores anticuarentena. Del mismo modo pueden oponerse un día a las vacunas originadas en Rusia y China, por su presunta falta de eficacia, a reclamar por la falta de esas vacunas. Sembrar el miedo y echar culpas al enemigo kirchnerista.
Jorge Fernández Díaz, desde su sitial autoconstruido de presunto literato, el 23/05/2021 nos habla de “La irónica maldición de Cristina”. Para ser un personaje dado por terminado en múltiples ocasiones, la Vicepresidenta ocupa gran parte de las preocupaciones de los herederos de don Bartolo. Tan lejos de la realidad como sus escritos noveleros, Fernández Díaz describe una serie de cuestiones que solo existen en su pobre imaginación, y dice que Cristina sufre porque “El narcisismo herido (su gobierno estaba desacreditado), la acumulación de causas (pruebas, arrepentidos y fallos lapidarios) y el síndrome de abstinencia de su tropa (fuera de la administración pública les agarran convulsiones) la llevaron a un triunfo paradójico: los dioses escucharon sus oraciones, bendijeron su ocurrencia electoral (Alberto) y le regalaron esta nueva oportunidad, que comienza a ser una maldición no solo porque le tocó la pandemia, sino también porque el regente no resultó ser ni la sombra de lo que imaginó, porque la caja de oxidadas herramientas del kirchnerismo no funcionan sin plata (y no hay un mango) y porque los acuerdos de la política exterior diseñados por ella misma no rinden frutos”.
Vamos por partes. Que el gobierno de Cristina estaba desacreditado es una afirmación desmentida por el triunfo electoral del Frente de Todos en 2019. La acumulación de causas que produjo la mesa judicial del macrismo se va deshilachando en la misma medida que el principal operador se profugó al Uruguay, tratando de escapar a la acción de los tribunales que antes manejaba a gusto y placer. La tropa de Cristina no parece estar sufriendo abstinencia alguna, sino que por el contrario se muestra diligente y constituye el núcleo más activo de la coalición gobernante. El triunfo de 2019 está muy alejado de cualquier paradoja que suponga el novelero, porque demostró el acierto de la estrategia Cristinista. Ni la pandemia sanitaria ni la económica que dejó de regalo el domador de reposeras alejaron al Presidente de su Vice, y la política exterior, atribuida vaya uno a saber por qué razones al kirchnerismo ofrece frutos palpables y exitosos: ahí están las dosis de la Sputnik V y de Sinopharm, las de AstraZeneca que llegan y las colaboraciones ya realizadas y en marcha para la fabricación de vacunas en nuestro país. ¿En qué planeta vivirá Fernández Díaz? Seguramente, en uno donde hacer sentir el miedo a los demás es la manera natural de actuar de los empleados de los medios.
El escriba insiste: “La palabra ‘desgobierno’ surge aquí con una precisión absoluta y parece insólita y casi inédita para la larga cronología del justicialismo, que aunque no se caracterizó por su inteligencia de fondo (no estaríamos en tan prolongada y dolorosa decadencia si hubiera sido realmente inteligente), sí demostró astucia de ocasión en el manejo del poder”. El odio de clase (aunque el novelero lo tome prestado de sus patrones) y la verba discriminatoria lo llevan a menospreciar al movimiento político más importante de la vida nacional, desde su aparición en 1945.
Claro que lo que importa es que la gente crea que no hay gobierno, lo que conlleva la idea de caos, y que tema por su presente y su futuro, objetivo pretendido por los columnistas de LA NACIÓN que tienen en Joaquín Morales Solá, el cronista del genocida Operativo Independencia, a una de sus figuras prominentes, que el 23/05/2021 descubre la “Furia y fracaso del kirchnerismo”. Por milésima vez, los columnistas del neomitrismo atribuyen a sus enemigos sus propios estados de ánimo. Que fracasaron lo demostró el resultado de los comicios del 2019. Y para ver que están furiosos basta con escuchar las barbaridades que dicen a diario.
Morales dice que “la sociedad está fatigada. Ha perdido la vieja noción de la libertad; algunos argentinos (muchos) ya no tienen la capacidad de ganarse la vida por cuenta propia y otros padecen las consecuencias psicológicas del encierro. También existe el miedo ante una nueva ola de la peste, más contagiosa y mortal”. Miedo y más miedo. Hay que atemorizar a los argentinos que todavía no lo sienten. Cualquier recurso es válido. Ahí están las críticas a las vacunas de Rusia y China, aunque la realidad les haya dado la espalda a sus detractores. No importa, Morales sostiene contra toda evidencia que “No son las mejores vacunas, pero tampoco es segura su provisión. La vacuna que promociona el déspota Vladimir Putin no ha sido autorizada todavía por los organismos del mundo más prestigiosos en el control de medicamentos”. Que la revista científica más prestigiosa del occidente capitalista, The Lancet, le haya dado su aprobación, no es un hecho que valga la pena mencionar.
Morales sigue, y en sintonía con las mentiras que desparrama la saltimbanqui que preside el Pro, hace propaganda para Pfitzer y acusa sin fundamentos: “Solo se conoce que funcionarios del entonces ministro Ginés González García le reclamaron a Pfizer tener un socio local”. Como fracasó la calumniosa afirmación de un pedido de sobornos, que lo único que logró fue la desmentida del laboratorio y un par de demandas contra la experta en disfraces, hay que volver sobre la rutina de atribuir corrupciones a los demás, cuando son propias de aquellos para los que trabaja el columnista.
También se permite Morales calificar de inverosímil a la causa judicial que tiene contra las sogas a Pepín el prófugo y sus cómplices. Es que ese proceso está desnudando las prácticas del macrismo con las que persiguió y encarceló a sus opositores, aplaudidas desde las columnas de LA NACIÓN. Ocurre que, como lo cuenta Hernán Cappiello en su columna “Uruguay comunicó que acelerará la extradición de Rodríguez Simón”, las autoridades orientales no parecen dispuestas a comprarse un incidente diplomático por proteger al prófugo. Por el contrario, “El ministro de Educación de Uruguay, Pablo da Silveira, de quien depende la cartera de Justicia, se comunicó con el embajador argentino en Montevideo, Alberto Iribarne, para decirle que habían recibido el exhorto con el pedido de captura y extradición de la cancillería y que le iban a dar prioridad al asunto, sin demoras. Le dijo incluso que seguía precisas instrucciones del presidente Luis Lacalle Pou, dijeron a LA NACION fuentes diplomáticas argentinas”. Claro que el columnista no se priva de citar a otras fuentes más amistosas para su ideología, y dice que “En el escrito presentado para solicitar la calidad de refugiado, la defensa de Rodríguez Simón citó al excanciller Didier Opertti, que consideró que el ex asesor de Macri enfrenta ‘la inminencia de procesos judiciales arbitrarios’, que están ‘sometidos a una contumaz presión mediática y oficial’, según informó el sitio ladiaria.com.uy”. Los procesos judiciales arbitrarios, con su paralela presión mediática y oficial, fueron la característica del gobierno del dormilón. No es lo que ocurre en estos días, donde la mayoría de los jueces federales hace dormir las denuncias contra quienes protagonizaron esa turbia alianza de espías, jueces, fiscales, funcionarios y empleados de los medios que el macrismo montó para perseguir a Cristina y sus funcionarios. Pero Opertti es tan de derecha como sus amigos cambiemitas. Por eso acude presuroso a tratar de salvar al huidizo Pepín.
Cappiello no se priva de deslizar un dato falso, sobre el final de su escrito. Porque es mentira que “Apenas supo del pedido de captura, ‘Pepín’ pidió asilo como refugiado al Estado uruguayo”. No. Rodríguez Simón fue citado a prestar declaración indagatoria para el 26 de mayo de 2021, sin que se librara a su respecto orden de detención. Prometió a la magistrada actuante que se presentaría, pero pidió una prórroga, que le fue concedida y se le fijó la fecha del 17 de junio de 2021 para que declarara. Ahí pidió el refugio, y como consecuencia de ese pedido, que implicaba su negativa a presentarse ante los tribunales argentinos y por ende, su voluntad manifiesta de eludir la acción de la justicia y entorpecer la marcha del proceso, la jueza Servini ordenó su captura. Que tiene tan nerviosos a sus compinches.
La verdad y las columnas de opinión de LA NACIÓN no se llevan nada bien. Luciana Vázquez hace su análisis del 25/05/2021: “Alberto Fernández en la encrucijada: vacunar más o construir enemigos” y muy suelta de cuerpo, hablando de las elecciones de 2009,se despacha diciendo que “La realización de elecciones en plena pandemia y el aumento de casos que se registró luego obligó al jefe de Gabinete de Cristina Kirchner en esos años, Aníbal Fernández, a reconocer el error de no haber postergado las elecciones”. El Jefe de Gabinete durante las elecciones del 28 de junio de 2009 era Sergio Massa. Aníbal Fernández recién asumió el cargo pasadas las elecciones, el 8 de julio de 2009. Bastaba con recurrir al archivo para no dar datos falsos.
La realidad está a punto de darle otro golpe a la columnista, que sostiene que “Sin vacunas, el kirchnerismo sigue teniendo un problema, su concepción del poder, que es también un problema para Argentina. Hay una idea de poder del pero kirchnerismo que se entrelaza con una concepción del enemigo, del aliado y del consenso”. Ocurre que las vacunas están llegando en cantidades cada vez mayores. Los que operan siempre desde la definición del adversario político como enemigo y que creen que el consenso consiste en hacer lo que a ellos les gusta sin ceder ni una coma, aunque sean minoría, son los militantes de la derecha vernácula a la que la Tribuna de Doctrina responde y alimenta.
Y llega el columnista estrella, Carlos Pagni, que el 25/05/2021 titula “Vacunas por votos. El clientelismo de la pandemia”. Pagni habla del miedo. Que es lo que los escribas de LA NACIÓN quieren instalar. Pero ojo, Pagni dice que el origen del miedo es otro. “La pandemia, que ya lleva tanto tiempo, tiene a la clase política, sobre todo a la que gobierna, sometida a una presión permanente que genera, consciente o no, un monto de miedo que a su vez produce mucha torpeza. El miedo no nos vuelve más estratégicos, más racionales, normalmente nos repliega a conductas muy primitivas y, muchas veces, torpes. Uno preferiría imaginar que muchas de las incoherencias, irregularidades y torpezas que se ven en la escena oficial relacionada con la política sanitaria se deben a ese miedo y no necesariamente a la calidad estándar del Gobierno”. El miedo está en el gobierno. Cualquiera que lea estas afirmaciones, y no esté advertido de que la verdad y LA NACIÓN no son de la misma familia, lo que va a sentir es miedo. Porque la pandemia es una realidad que golpea día a día, que tiene a provincias enteras en situación de crisis sanitaria, que ahora ataca a cualquiera sin fijarse en su edad, desmintiendo a quienes creyeron que los jóvenes no se contagiaban. Y si el gobierno que debe arbitrar los medios para combatir a la pandemia y evitar esas crisis, está presa del miedo, es natural que el temor se apodere del lector desprevenido.
Objetivo logrado, podría decir el cronista. Que como es muy prolijo en el cumplimiento de la agenda que le fijan sus patrones, no se olvida de promocionar al laboratorio estadounidense y dice que “Está la enorme incógnita de qué pasó con Pfizer. Patricia Bullrich dice que Pfizer fue obligada a tener que acordar con Sigman para producir las vacunas acá, para poder venderlas. Había entre 12 y 14 millones de vacunas previstas para la Argentina por parte de ese laboratorio. Ahora Pfizer dice que eso no es verdad”. La desmentida no importa. Importa dejar al menos la duda sobre un hecho de corrupción que se habría dado nada menos que contra la salud de los argentinos. Ya lo había dicho Jauretche y vale la pena repetirlo: “los poderosos grupos financieros obtienen del gran periodismo la orientación que conviene a sus intereses”. Ocurre que Pagni quiere instalar otra cuestión. Que las vacunas se aplican solo con la exigencia de la contraprestación del voto en las próximas elecciones. “Vacunas por votos sería el esquema de este nuevo clientelismo sanitario, que tiene una explicación racional: cuanto más asustado está el político, más preocupado está por el voto y por no perder el poder”. Políticos asustados que exigen votos. Pagni no explica cómo lograrían que esos votos llegaran, como contraprestación de vacunas que ya habrían sido inyectadas. No es de su interés, lo que quiere significar es que las dosis de vacunas son utilizadas clientelarmente por el oficialismo.
“Hay un alineamiento muy importante entre adhesión política al Gobierno y evaluación de las medidas del Gobierno en materia sanitaria”. Para graficar ese aserto, recurre incluso a la figura de la gran esperanza de la derecha que ve cómo día a día la imagen del ingeniero experto en vacaciones y endeudamiento se derrumba sin remedio. Así que Pagni cuenta que “En la Capital la imagen del gobierno mejoró 4 puntos porcentuales, mientras que en la provincia de Buenos Aires donde gobierna Axel Kicillof el aumento fue de 14 puntos. ¿Se entiende por qué Kicillof ha hecho de esta campaña de encierro una bandera? Porque le va bien con los votos, en la medida en que no hay vacunas”. No vaya a ser que uno crea que el apoyo al gobernador de la provincia sea producto de lo acertado de sus políticas. No, es consecuencia de sus artimañas clientelistas. Vacunas por votos, aunque no se sepa cuándo se va a votar ni quiénes serán los candidatos. Hay que hacerle entender a la gente que el gobierno le esconde las vacunas, no garantiza la inmunidad de la población, porque pretende usarlas como moneda de cambio para el sufragio. Aunque los datos de la realidad indiquen que en el territorio bonaerense es donde más vacunas se han aplicado.
No es la única preocupación de Pagni. Hay que mantener vivo el miedo al supuesto desliz del país hacia una dictadura, frase repetida mil y una veces desde los cuarteles de Juntos por el Cambio y que la Tribuna de Doctrina recoge con fruición. Uno de los pasos que indicarían que ese deslizamiento está en marcha es el intento de reformar la ley del Ministerio Público. Pagni alerta: “el Gobierno ahora tiene un dictamen para conseguir una ley que le permitiría -por distintas razones- controlar a los que investigan, sobre todo a los que investigan la corrupción. Ahora faltaría que, en algún momento, el oficialismo logre dar quorum para aprobar ese dictamen que consiguió el martes pasado”. El objetivo, claro está, sería lograr la impunidad para la siempre repudiada Vicepresidenta.
Pagni dice que “para Cristina y su grupo, durante el gobierno anterior, se montó una maquinaria persecutoria, usando los servicios de inteligencia, para hostigar a la oposición. Es cierto que, durante el gobierno de Macri, el manejo de los servicios de inteligencia fue un desastre, que hicieron calamidades, que se están juzgando en la Justicia; es cierto que se persiguió a opositores, periodistas e inclusive gente del propio gobierno. Sin embargo, lo que es un dislate es pensar que eso lo inventó Macri”. Hábil, el columnista no pretende desmentir los dislates del macrismo. Los reduce a un desastroso manejo de los servicios de inteligencia, pero obvia mencionar que no fueron sólo los espías los que llevaron adelante las políticas persecutorias, sino que contaron con la complicidad de jueces, fiscales, empleados de los medios y funcionarios del gobierno. Y atención, luego nos dice que el inventor de todo esto no fue el gran dormilón sino que resulta que “Macri fue un heredero ejemplar de Néstor Kirchner”. ¿Cómo se prueba tamaña afirmación que aparece contraria a toda lógica? Con los asistentes al festejo del cumpleaños de Lucas Nejamkis, sindicado como presunto secretario de Antonio Stiuso, el ex hombre fuerte de la SIDE. “Estaba el juez de Casación Mariano Borinsky; el Camarista Federal Mariano Llorens; los jueces federales Ariel Lijo y Marcelo Martínez de Giorgi; el fiscal Ignacio Mahiques junto con su hermano, el fiscal general de la Ciudad Juan Bautista Mahiques (hombre clave de la política judicial de Macri en el Consejo de la Magistratura, que reporta en todo a Daniel Angelici, quien ha sido uno de los operadores más importantes que tuvo el expresidente en materia judicial)”. Caramba. Todos esos son parte del universo judicial del macrismo, operados por la mesa judicial que comandaba Pepín el prófugo. Y Pagni nos cuenta de qué se hablaba entre los asistentes al festejo: “Se habló mucho de María Eugenia Vidal, de la posibilidad de que finalmente compita en la ciudad de Buenos Aires como diputada. Y alguien informado dijo: No sabemos si Vidal, pero la gente de Vidal quiere quedarse con el sector de Justicia y seguridad de la ciudad de Buenos Aires, desplazándolo a Marcelo D’Alessandro y poniendo a otro hombre de Angelici, Gustavo Ferrari, que fue ministro de Justicia de Vidal”. Preocupaciones que parecen muy lejanas al universo kirchnerista. Nada que explique por qué esa fiesta es la prueba de que Macri heredó a Néstor Kirchner. Más bien, todo lo contrario.
Pagni cierra su nota contando que “El festejo y los comentarios ocurrieron en el restaurante del hotel. ¿Cómo se llama? ‘Nuestro Secreto’. Ideal para festejar el cumpleaños de un espía. Tal vez los amigos de Cristina no tendrían que realizar la marcha del lawfare hacia la Corte. La tendrían que realizar hacia el hotel Four Seasons”. La gente común que lea tanta cosa debe, por lógica, sentirse atemorizada por la subsistencia de esos sótanos oscuros en los que la democracia naufraga. Miedo y más miedo. Profetas del miedo que van logrando sus objetivos.
LA NACIÓN informa: “Un local de La Cámpora de la ciudad de Bahía Blanca fue parcialmente destruido este martes con material explosivo. Según informó el espacio político en un comunicado, el ataque ocurrió en horas de la madrugada y el estallido afectó incluso a edificios vecinos. No se registraron víctimas”. Ninguna opinión sobre el hecho. Solo la mención de las causas que motivaron el atentado: “los vecinos salieron de sus casas y encontraron en la vereda panfletos con amenazas a militantes de la agrupación política, periodistas, sindicalistas y jueces. Los mismos denuncian situaciones de corrupción, estafas y prácticas inconstitucionales. Y agregan: Y cuántas razones más para empezar la purga”. No hay una condena ni siquiera que exprese un repudio general al uso de la violencia. Nada. Tengamos cuidado. Hechos como este son los frutos del miedo y buscan generar todavía más miedo. Ese miedo que tiene sus profetas en los escribas de LA NACIÓN.
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