David Bollero*
Donald Trump opta por el alta médica voluntaria, en contra del criterio médico, y lanza un mensaje a la nación: «¡No temáis a la Covid! No dejéis que domine vuestras vidas»… a quienes la conserven, porque la pandemia ya se ha cobrado más de 210.000 vidas en EEUU, en gran medida, gracias a la política negacionista del republicano. Mientras, Twitter censura los tuits que desean que Trump engrose esa lista de defunciones.
La campaña electoral está por encima de todo. Si antes de que la cita con las Presidenciales estuviera a la vuelta de la esquina, Trump ya menospreciaba la COVID-19, ahora pone en serio riesgo su propia vida. Al tiempo que asegura encontrarse mejor que hace 20 años, no es capaz de hablar al pueblo estadounidense, sencillamente, porque no le da la capacidad pulmonar.
Se trata de una cuestión de justicia poética, porque el negacionismo de Trump y los suyos es lo que ha llevado a que más de una docena de miembros del equipo del presidente haya caído enferma, incluida la portavoz de la Casablanca, Kayleigh McEnany… Hasta la presidenta del partido republicano, Ronna McDaniel, y otros tres senadores republicanos han dado positivo.
Trump quiere sacar partido de su propia enfermedad y trasladar una imagen de fortaleza, pero haría falta ser muy estúpido para aplaudir el mensaje que resta importancia al coronavirus con más de 210.000 muertes registradas. Claro, que hablamos de un pueblo que lo hizo presidente después de protagonizar una campaña en la que aseguraba en mítines que podría salir, matar a tiros a tres personas, y le seguirían votando… y le votaron.
Trump no se preocupa de la COVID-19 porque cuenta con un equipo médico pendiente de él las 24 horas al día en su propia residencia, algo que ni de lejos está al alcance de la mayor parte de l@s estadounidenses. Por este motivo, enmascare sus mensajes como los enmascare, no deberían cuajar en el pueblo norteamericano. Si miramos al otro lado, al demócrata, habría que ser muy torpes para no aprovechar la ocasión para demostrar cómo las políticas de Trump han puesto en riesgo a la nación y volver a advertir de la necesidad de cambiar el modelo sanitario.
A menos de un mes para las elecciones, la enfermedad del presidente y de buena parte de sus asesores impacta de lleno en la campaña, hasta el punto de que podría faltar al debate con Joe Biden previsto para la semana que viene. El electorado demócrata, que ya partía con ventaja en las encuestas, se las promete muy felices pero si algo ha demostrado Trump es que es capaz de dar la vuelta a los pronósticos; lo hizo con Hillary Clinton.
Mientras, Twitter censura los tuits que desean al presidente que corra el mismo destino al que sus políticas han condenado a más de 210.000 esradounidenses. La red social alega que «no toleramos contenido que desee, espere o exprese un deseo de muerte, lesiones corporales graves o enfermedades mortales contra un individuo o grupo de personas», mientras somos much@s l@s periodist@s amenazados de muerte constantemente a golpe de tuit sin que ello tenga consecuencias. Tremenda contradicción.
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*Columnista de Público.es.
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