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Por qué el swap es poco y devaluar es malo

La propuesta de un swap de divisas de 20 mil millones de dólares por parte de Estados Unidos, tiene bajo el poncho forzar una fuerte devaluación y el consiguiente aumento del desempleo para generar un superávit comercial. Las devaluaciones en países en desarrollo se llevan puestos a los gobernantes que las decretan. La salida de la crisis requiere la integración nacional y el aumento del poder adquisitivo de los salarios. Esto con las recetas de ajuste y devaluación promovidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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Por Enrique Aschieri 

El irracional manejo de la cosa pública por parte del gobierno de los libertarios a la violeta encabezado por el hermano de la Karina provocó el gran despelote en el que, una vez más,  nos toca bailar con la más fea, mientras marchamos entonando el “Himno a la alegría” :“todos los hombres vuelven a ser hermanos/allí donde tu suave ala se posa”. Así marchamos hacia los comicios de mediano término, en el tan lejano como próximo 26 de octubre.

Salir de la crisis, vamos a salir. Pero una cosa es en la dirección de 2003 y otra muy diferente las experimentadas en circunstancias aciagas similares vividas desde la noche más oscura del golpe de 1976, en las que quedaba mucha más gente a la intemperie de la que había antes de que se desatara el marasmo de turno.

Superación

No se trata de repetir el pasado sino de superarlo. Con todo lo que se hizo desde 2003 hacia 2015 no fue posible sacar a una quinta parte de la población de la malaria extrema. Además, entre 2016 y la actualidad el juego de las lágrimas se jugó a full. 

Superar ese pasado induce a escombrar la historia del presente. Tras dar cuenta de los avatares de la crisis actual, ese lienzo oscuro se colorea con unas pinceladas de tonalidades vivas de aspectos clave de la acumulación a escala mundial, centrados en la Inteligencia Artificial (IA). Entre los pliegues de esos contrastes, aguarda su hora una Argentina diferente, integrada en su geografía y su trama social, impulsada por la aceleración del desarrollo de las fuerzas productivas.

Villa Cariño

El plan “La fuerza del cariño” con que el POTUS 47 Donald Trump intenta controlar los daños a diversos intereses propios que le propinaría el incendio de la crisis de balanza de pagos de la Argentina, no escatima recursos en aras de su lema convocante: “verba non res”. El latinazgo de “palabras no hechos”, al revés de la frase original, se alimenta de una energía afectuosa sin parangón del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, a tenor de sus oportunos tuits. Los prosaicos mercados no son de conmoverse fácilmente. Pero el intento vale la pena. Bien por Scott.

A la espera

Bessent aguarda el resultado de las urnas –y que se termine el shutdown, para tener empleados con quienes trabajar- y aclara que “no pondremos dinero en la Argentina”, sino que será una línea de swap por 20.000 millones de dólares.

Los pronósticos sobre el cierre del gobierno son variados. Una nueva encuesta del Washington Post encontró que más encuestados culpan al presidente Trump y a los republicanos por el cierre que a los demócratas. La llave del arreglo la tienen los demócratas. 

La mayoría de los analistas del mercado suponen que el cierre durará al menos 10 días, ya que ambos partidos aún mantienen diferencias de postura en temas como la extensión de los subsidios a la salud. El gobierno norteamericano está paralizado, y los inversores apuestan en concreto a que Washington se recuperará pronto. Tanto el S&P 500 como el Dow Jones alcanzaron nuevos récords ayer, después de que las acciones cerraran su mejor tercer trimestre desde 2020 el martes. Cabe considerar que en las las ganancias de ayer de Wall Street se debieron en parte al aumento de las acciones de las corporaciones farmacéuticas, que se vieron impulsadas por el acuerdo de la administración Trump que permite a Pfizer evitar aranceles durante tres años a cambio de reducir ciertos precios.

¿Qué es un swap?

Volviendo a la propuesta del Bessent, según Investopedia, un swap de monedas es un acuerdo entre dos partes para intercambiar cantidades equivalentes de dos divisas distintas, y también incluye el intercambio de pagos de interés sobre los montos prestados o las cantidades principales. Estos instrumentos se utilizan principalmente para la gestión del riesgo cambiario, el acceso a préstamos en monedas extranjeras más baratos y la gestión financiera a largo plazo.

En criollo, el cariñoso POTUS 47 y el no menos afectuoso Bessent, en el mejor de los casos (y si es que los problemas políticos internos norteamericanos les dan espacio) pondrán dólares a devolver a seis meses (es el plazo máximo de acuerdo al ordenamiento legal vigente en este rubro en los Estados Unidos) para que se paguen los bonos soberanos argentinos. Para que haya dólares para devolver ese swap solicitaran amable y gentilmente una bruta devaluación que eleve el desempleo a fin de que la balanza comercial resulte superavitaria. Lo mismo o un poquito más de exportaciones y muchas menos importaciones.

El jueves en una conferencia de prensa en Washington, la directora de comunicación del FMI Julie Kozack, preguntada sobre el caso argentino, respondió: “En cuanto al programa en curso, seguimos enfatizando la necesidad de generar un amplio apoyo político para asegurar la implementación de la ambiciosa agenda de reformas de las autoridades y fortalecer la confianza”. Sonamos dijo Ramos si el 26 las urnas dicen “Adiós, Muñeca”. 

Kozack remató su contestación señalando que “creemos que fortalecer la confianza y mantener el enorme progreso en la reducción de la inflación seguirá requiriendo el compromiso inquebrantable de las autoridades con el ancla fiscal, respaldado por un marco monetario y ético consistente, orientado a la reconstrucción de las reservas”. 

Elogios de Karina y Espert

El marco “ético consistente” mereció los elogios de la Karina y del diputado José Luis Espert. Por lo demás, y para no desmentir su oscuro prontuario, el FMI apuesta y brega por la receta del desastre. Cuando hace falta gastar más, mucho más, los anti keynesianos militantes del Fondo van por el ajuste. Un más por menos. Más saldo de la balanza comercial, menos nivel de actividad, o sea: más desempleo.

Amores que matan

Hay amores que matan. Es una apuesta interesante la de la diplomacia de dólar, cuyo objetivo inmediato es devaluar el peso y consolidar la situación que se genera a partir de ahí. Si el hermano de la Karina pierde las elecciones, será despedido con un fuerte abrazo. Los ganadores no tienen más remedio que negociar. Es una verdad sabida, en las crisis monetarias que afectan a los países en desarrollo, la devaluación está asociada con la recesión. 

También todo el mundo está al tanto de los costos políticos de la devaluación. A principios de los ‘70 el economista Richard Cooper encontró que los líderes. políticos lo más común era que perdieran el cargo al año siguiente de la devaluación. 

Jeffrey Frankel, un economista que hizo varios trabajos académicos con el “Coloso” Federico Struzenegger –el ministro desregulador-, actualizó la estimación y verificó la significación estadística: un líder político en un país en desarrollo tiene casi el doble de probabilidades de perder el cargo en los seis meses siguientes a una caída de la moneda. Los ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales son aún más vulnerables. 

Devaluar es impopular

La impopularidad política de las devaluaciones en los países en desarrollo ayuda a explicar por qué los responsables políticos por lo común posponen la devaluación hasta después de las elecciones.

¿Por qué las devaluaciones son tan impopulares? A sus efectos distributivos negativos se le agrega que las devaluaciones actúan como proxy de los impopulares programas de austeridad del FMI u otros paquetes de reformas más amplios contra los intereses de los trabajadores.

También se probó la proposición de que las devaluaciones están actuando como una aproximación estadística de programas de austeridad del FMI condicionando el cálculo previo a la adopción de los programas del FMI. 

La variable programa del FMI no parece aumentar la frecuencia de la pérdida del cargo político , con relación a las devaluaciones que no involucraban a un programa del FMI. Hay más apoyo a la hipótesis de que es más probable que los ministros de finanzas y banqueros centrales pierdan sus puestos de trabajo cuando una devaluación se percibe como una violación de las garantías públicas anteriores, pero esto sólo explica parte del efecto. La razón dominante es que las devaluaciones son, en efecto, muy recesivas.

La deuda empeora todo

Es de interés para la situación actual de la Argentina que en un estudio hecho hace unos lustros por los economistas Ramkishen S. Rajan y Chung-Hua Shen se constata que las devaluaciones son contractivas sólo en situaciones de crisis, que ellos atribuyen a las cuestiones de composición de la deuda. A más deuda externa la devaluación es más recesiva. 

Confirmando un fenómeno relativamente nuevo, Guillermo Calvo y Carmen Reinhart encontraron que las exportaciones no aumentan en absoluto después de una devaluación, sino que caen en los primeros ocho meses. Tal vez las empresas en crisis de los mercados emergentes pierden el acceso al capital de trabajo y al crédito comercial, incluso cuando están en el negocio de la exportación.

Fuente yahoraque.com