Exclusiva | Plataforma de noticias

Audios y Noticias desde Santiago del Estero, para toda Argentina y el Mundo. Exclusiva | Plataforma de noticias

Sistemas de salud en el mundo: Recursos y administración

Por Jorge Llarrull | Farmacéutico - Doctorado en Salud Pública (A.I.U. E.E.U.U)
¡Compartilo!

Hablar en el año 2022 de lo que es el espíritu empresarial, en general, pero más precisamente en el
sistema sanitario, inserto en un mundo tecnológico y globalizado, requiere el análisis de muchas aristas
dependientes de diversas situaciones funcionales de los mercados y sus contextos específicos. Pienso en
un espíritu empresarial con búsqueda de beneficios económicos, pero que vaya aparejado de cambios
sociales importantes, que otorgue beneficios a la población en su consumo, en su elección. ¿Es esto lo que está pasando en los mercados? Haciendo un poco de memoria y comparando los tiempos, en el año 1760, en Inglaterra, se dio origen a lo que se conoció como la Revolución Industrial. La humanidad pasó de formas de vida tradicionales basadas en la agricultura, la ganadería y la producción artesanal (solamente), a otras fundamentadas en la producción industrial y la mecanización. El emprendimiento proporciona a la civilización una enorme cantidad de bienes y servicios, impulsando el crecimiento del bienestar social.

En los últimos años hemos podido observar, en el sector sanitario, un creciente interés por la economía de la salud. Su significancia e interés prueba la importancia de los conceptos de salud y economía, no es
posible predecir, suponer o desear ninguna estabilidad política o crecimiento económico de un país o
continente sin tener instalado un bienestar que se extienda a la sociedad en su conjunto; es decir, sin que
las coberturas o servicios de salud, como así también las oportunidades sociales, se desplieguen lo más
equitativamente posible. Cuando hacemos un análisis económico en el sector de la salud, se incorporan
conceptos como eficiencia y eficacia, gestión integral de los recursos, análisis de procesos, evaluación de
obtención de modo efectivo de resultados según el costo o según su impacto: por ejemplo, sobre la
morbilidad, la mortalidad y también sobre la calidad de vida. Sabemos que la salud no puede ser analizada de forma independiente, está estrechamente ligada a factores sociales como la pobreza: es más que evidente que la gente pobre tiene más problemas de salud, estadísticamente hablando.

Muchas veces nos planteamos interrogantes como por ejemplo cuánto gasta el país en servicios de salud,
si es mucho o es poco, qué fracción del gasto nacional proviene del Gobierno y qué fracción aportan las
personas, se tornan importantes las políticas de salud a fin de lograr eficiencia y evolución del sistema
sanitario. En el ámbito internacional, la forma más frecuente de comparar los fondos destinados a salud
pública se corresponde con el Producto Bruto Interno (PBI). En el año 2014 los países de América
asumieron un compromiso en relación con la estrategia para el acceso universal a la salud y cobertura
universal de la salud, que promueve la cobertura y el acceso para todos los servicios de salud integrales y
de calidad, a tratar de destinar mínimamente un 6 % del PBI al sector de salud, lo cual no solo nunca
sucedió, sino muy por el contrario se encuentra muy alejado de las metas planteadas. Además de las
vulnerabilidades de la población, las inequidades en la distribución de los servicios de salud, hablamos de
un sistema de salud sub-financiado, segmentado y fragmentado, en la mayoría de los países de América.
La recaudación de los fondos públicos es fundamental para la cobertura sanitaria universal, me animo a
manifestar que ningún país del mundo, en los últimos años, ha logrado un progreso de significancia, sin poder desprenderse de los ingresos públicos. Los sistemas tributarios nacionales son determinantes para
respaldar la expansión del espacio fiscal, para tener acceso en su agenda a la cobertura universal de la
salud. El nivel de ingreso y su asignación son dos elementos cruciales en el progreso efectivo de las
coberturas. Ningún sistema de salud del mundo en su totalidad es público o privado, ni en su financiamiento ni en su prestación. El dinero invertido según la categoría de origen se interpreta de la siguiente manera: en el sector público, el dinero no solamente es un costo, un gasto, sino también una inversión, donde los resultados obtenidos transitan en la sociedad. En la parte privada, en cambio, los costos y gastos son analizados en conjunto con la rentabilidad. Es ahí donde podemos inferir que los costos en el campo de la salud observan, miden e interpretan los beneficios, el bienestar y la calidad de vida mencionada.

Destacamos que el economista concibe el costo en términos de oportunidad; es decir, lo que implica
renunciar a la mejor de las opciones cuando se elige una en particular. Un contador, en cambio, concibe el
costo en términos del valor monetario total de los recursos consumidos para alcanzar un objetivo. Lo
manifestado es con la finalidad de plasmar que la información contable de los servicios de salud es una
herramienta determinante para gestionar los recursos con los que se cuenta de la mejor manera, dado que será determinante el uso por ser limitados, y deben ser aplicados para poder lograr los objetivos y
necesidades planteadas de la manera más correcta. Es importante aclarar que un elevado presupuesto
destinado al servicio de salud no garantiza una buena aplicación, este debe ir ligado indefectiblemente a la gestión de los recursos humanos presentes, a la capacidad de las personas que se encuentran funcionando técnica y administrativamente en el sector, sin embargo, un problema central de las organizaciones de servicios y sistemas de atención sanitaria es cómo satisfacer crecientes necesidades y demandas con tan escasos recursos disponibles, sean en términos absolutos o relativos.

Cuando hablamos de economía clásica o lo que ésta propone, hablamos de intercambios entre
compradores y vendedores de bienes o servicios, este mercado supone un gran número de participantes,
donde prima la oferta y la demanda, los precios. Dentro de lo que es el mercado de bienes y servicios y
haciendo referencia a la relación directa entre salud y enfermedad, económicamente hablamos de un
“mercado imperfecto”, el que ofrece conoce más que el que demanda; por lo general, en el escenario son pocos los oferentes, predominan posiciones dominantes. Esta predominancia da lugar o proporciona un
impulso a la salud pública, tratando de hacer respetar los derechos de la población de tener acceso al
sistema de salud y a la atención gratuita, lo que no es más que la intervención del Estado con el objeto de
asegurar las condiciones mencionadas. Cito de manera insistente que, en el mundo, no existen sistemas de salud totalmente estable ni totalmente ajena a las intervenciones del Estado, a partir de lo cual entra en discusiones y planteamientos sobre los derechos, las obligaciones y las libertades individuales y colectivas de los que se adhieren a una sociedad.

“Relación de agencia” es una terminología aplicada económicamente que debemos mencionar, donde
existe una relación entre el que aporta su dinero y quien lo administra en su nombre, como, por ejemplo,
empresas de seguros, obras sociales, prepagas, entre otras; el problema central y moral de este vínculo
surge del hecho de que el administrador no asume los costos de su decisión sobre el dinero ajeno. Es decir que, el ciudadano que paga mensualmente una obra social, en ciertos momentos recibe un rechazo del administrador ante la necesidad de prestaciones de salud y, en muchas ocasiones, es el Estado el que sale a cubrir esa prestación, esa necesidad imperante del momento, donde ingresa otra variable que va de la mano: el tiempo. Creo que está demasiado claro que, en la mayoría de los países del mundo, la salud
pública depende directamente de las decisiones políticas, de sus presupuestos y de la política aplicada para llevarla adelante. Los presupuestos destinados a salud pública a nivel mundial dependen del porcentaje destinado oportunamente del Producto Bruto Interno (PBI). Existe una diferencia muy marcada entre países desarrollados, subdesarrollados y carentes de recursos, por lo cual podemos observar una disyunción, un distanciamiento muy importante en los fondos económicos destinados a la población y a cubrir las necesidades para sentirse protegidos a nivel de salud, no solo en lo económico, sino por las estrategias y disposiciones de modelos. Por lo tanto, podemos manifestar que la recaudación (y todo lo que implica económicamente) de los países es fundamental para el destino de la cobertura universal en la salud.

Planificación — Planificación estratégica La planificación es un proceso continuo en el que debemos prever recursos y servicios necesarios para que podamos conseguir ciertos objetivos específicos determinados por un orden de prioridad previamente establecidos. Cuando hablamos del desarrollo de la planificación estratégica en los servicios de salud pública, podemos diferenciar entre lo que son planificaciones internas a nivel país y otras internacionales, que están marcadas por lo que es la Organización Mundial de la Salud como organismo central a nivel mundial. En lo que respecta a planificaciones internas, cada país normalmente desarrolla programas o planes de atención específica para las patologías de mayor incidencia.

A manera de ejemplo, podemos mencionar planes o programas contra VIH (mundial), planes (nacionales)
contra Chagas en la República Argentina. Son ejemplos clásicos puntuales a partir de los que no podemos
lograr una unificación a nivel mundial, ya que esto va de la mano con las necesidades idiosincráticas de
cada país y, dentro de cada país, de las divisiones geográficas.

En cuanto a las planificaciones sanitarias, son varios términos que deben ser tenidos en cuenta. Por
ejemplo, la planificación de un sistema sanitario puede sufrir cambios constantes; en el 2022 podemos
hablar de cambios tecnológicos significativos que deben amoldarse a las necesidades de ser
implementadas según la época, el momento, las patologías presentes en una región determinada; por lo
tanto, no podemos tener un sistema de salud establecido con un plan rígido a cumplir. Sin duda, debe ser
flexible y maleable. La globalidad debe plantearse desde perspectivas amplias e integradoras, debido a la
conjunción de los servicios de salud interdisciplinarios, que deben actuar de forma conjunta para obtener
buenos resultados. A la vez, esta acción interdisciplinaria va de la mano con otros factores intrínsecos de la sociedad, como son los factores socioeconómicos, infraestructurales, culturales, de estilo de vida y
educativos.

Desde mi punto de vista, al analizar la gestión y la interacción, es muy importante la
participación de un mayor número de áreas implicadas en un sistema de salud en el proceso de
planificación. Una planificación estratégica, con la participación de profesionales de la salud preparados
para poder desarrollar estas funciones y responsabilidades, puede contrarrestar la falta de recursos económicos presentes en muchos países del mundo, considerando que los recursos son limitados frente a una demanda sanitaria exagerada.

Formalización: Es importante la formalización, que se plasmen documentos que sirvan de vehículo
informativo para tener asentados los procedimientos y que nos puedan servir como estudios prospectivos o bien en un tiempo determinado al hacer un análisis retrospectivo, y poder fundamentar así propuestas de procedimientos a futuro en los sistemas de salud. Estas planificaciones van absorbidas de diferente forma, como son las planificaciones políticas o marcos regulatorios, a través de la promulgación de leyes, decretos u órdenes según el ámbito al que correspondan. Vamos a mencionar qué correspondería a lo que es llamado comúnmente como la política sanitaria. Articulada a nivel jerárquico, creo necesario un programa de salud nacional, que sea estable, sostenido, duradero en el tiempo y respetado por los gobiernos en el paso del tiempo, mas allá de la bandera política, para poder marcar procedimientos tangibles y perdurables, que permitan con el paso de los años la continuidad de un desarrollo equilibrado en la política de salud sustentable, eficaz y eficiente; evitando así la caída del sistema en la vulnerabilidad de los servicios, proporcionando la mejora en la calidad de vida de las personas y conservando o protegiendo el derecho al acceso a la salud del ciudadano. La planificación estratégica, es un proceso donde conseguimos diseñar la línea de acción en una organización que queremos mejorar y que suele ser previa a la planificación general de acciones concretas.

Cuando diagramamos los diferentes puntos en un proceso de planificación, al ser implementado debemos realizar un análisis de la situación, caracterizar el contexto, identificar necesidades de la salud de la población y qué recursos tenemos disponibles para llevar adelante y atenderlas. Establecer las prioridades es un punto muy importante porque será la guía en esta etapa, para determinar la importancia, las necesidades, las dificultades, y la sensibilidad; de este modo, establecer un orden de prioridad a partir del cual podemos lograr la promulgación de objetivos generales y específicos. La determinación de actividades y recursos debe comprender planes, proyectos, programas, actividades, etc., a partir de los cuales lograremos poner en marcha la gestión, el control de las actuaciones y podremos realizar una evaluación final, analizando los resultados obtenidos según indicadores propuestos. Sin duda, esto pondera y valora los resultados en función de las previsiones previamente definidas.

Generalmente, la limitación en la planificación estratégica está dada por entornos turbulentos de crisis
económicas. Estas crisis provocan la imposibilidad de continuar con las metas fijadas y con los tiempos
necesarios para que, a través de los indicadores, podamos determinar su beneficio. Asimismo, debemos tener en cuenta la falta de recursos humanos, la toma de cargos importantes y determinantes en los
sistemas de salud, propuestas personales para un mundo mejor en Salud Pública La estampa de entidades privadas en la provisión de servicios sanitarios financiados públicamente se ha reconocido por sus efectos teóricos en la mejora de la eficiencia en los servicios de salud, al facilitar la competencia y favorecer la innovación y la flexibilidad organizativa.

Haciendo un análisis minucioso en base a lecturas realizadas de las nuevas implementaciones en el
sistema de salud europeo y las múltiples variantes, dificultades, escala de deseabilidad, fortalezas y riesgos de la colaboración público-privada en la gestión de los servicios sanitarios, podemos observar mejores resultados en los últimos años. Igualmente, no es viable plasmar una conclusión segura acerca de la superioridad de un modelo de gestión u otro. Aparte de esta función abastecimiento, que podríamos
expresar como complementaria, la existencia de un sector privado de la sanidad cumple la importante
función de contribuir a la pluralidad de la oferta, dotando así a los consumidores de mayores grados de
elección. Menciono y planteo continuamente mi idea de un plan de salud único: modelo de salud nacional independiente, no debe ser modificado, debe trascender y perdurar en los años, donde la única finalidad será cumplir con necesidades del plan sanitario nacional. Conformado por una comisión nacional de salud, donde cada provincia tenga su representante y se obre en virtud de las necesidades regionales. Será esta comisión la encargada de llevar adelante programas, planes, capacitación profesional, control de funciones, investigación y desarrollo científico; como así también asignar un presupuesto anual, realizando una proyección anualizada de objetivos a cumplir fundamentado en estudios retrospectivos de procedimientos y resultados obtenidos, que será trasmitido al gobierno a fin de ejecutar destino correspondiente. Los cargos serán por concursos, los exámenes serán acordes a los avances científico- médicos, la comisión nacional deberá encargarse de su regulación y control, apuntando siempre a que los profesionales a cargo de este sistema permanezcan en el tiempo, adquirieran experiencia y la plasmen en el sistema de salud. Dentro de cada provincia se deberá crear un área para cada rama de la salud, que trabajará dentro de su ámbito de incumbencia, bregando por el desarrollo discontinuado de la salud. Los profesionales deberán tener honorarios acordes al escenario, y es ahí donde deseo manifestar una realidad que vivimos en nuestros días. Si hacemos un análisis general, y tomamos como ejemplo los médicos en todo nuestro territorio nacional (República Argentina) y en cada provincia, ocurre que son los mismos profesionales los que brindan sus servicios en la parte privada y pública; quiere decir que una persona que tiene una prepaga de un costo elevado puede llegar a ser atendido, por un médico que de igual manera atenderá a una persona sin obra social, en un hospital público. Este hecho tiene una alta incidencia en obras sociales provinciales, al ser provinciales los recursos económicos. Es decir, se paga dos veces. Aseguro que, en relación con los recursos económicos destinados a honorarios para los profesionales de la salud y administración general de
los servicios, serían iguales o menores a los que se destinan actualmente, bien distribuidos, con la
diferencia que, en el caso de los médicos, cobrarían honorarios importantes y acordes a su profesión.

De igual manera para todos los profesionales de la salud: odontólogos, psicólogos, enfermeros,
farmacéuticos, fonoaudiólogos, kinesiólogos, nutricionistas, auxiliares y técnicos, entre otros. En
considerables oportunidades, ciudadanos que poseen una obra social o prepaga reciben atención médica
de urgencia, son vacunados o bien hospitalizados en centros de salud pública, y son innumerables las
situaciones donde estos hospitales no realizan los trámites administrativos para los fondos de recuperación.

Creo que vivimos en una desorganización mundial estructural importante, que desfinancia los sistemas de
salud, los aplaca y comprime. Las ayudas sociales, sin duda deben de existir, pero deben ser reguladas,
controladas y bien dilucidadas, caso contrario las mismas, proceden y llevan a la falta de interpretación
personal de adquirir por sus propios medios los recursos necesarios para la vida, persiguiendo una
dependencia absoluta de las personas para con el Estado. Sugiero un equilibrio trascendental.
En cuanto al sistema de salud privado, creo que las personas tienen el derecho a pagar para tener su
cobertura médica, despejarse de incertidumbre, miedo y cualquier factor negativo que les proporcione no
tenerlo. También es un derecho poder elegir. Si no, estaríamos hablando de sistema de salud inequitativo.
Resulta imposible pensar en la existencia única de lo público en relación al acceso a la salud, como sistema de salud nacional. Seguramente se saturaría muy fácilmente, convirtiéndose en frágil y precario. Creo que deben coexistir en funcionamiento y prestación, además pienso como fundamental y necesario que sea la gente la que elija de qué prestación “depender”. No obstante, debe analizarse en estos tiempos la posibilidad de desarrollo de contratos públicos-privados; es decir, que el sector privado pueda brindar servicios necesarios y fundamentales al área pública, al carecer de desarrollo sustentable en algunos sectores. De hecho, al existir ambos, permitirá determinar cuándo es necesario utilizar uno y cuándo el otro.