Por Gabriel Sued
Cristina Kirchner, Axel Kicillof y Sergio Massa se reunieron este mes, en un encuentro del que también participó Máximo Kirchner, cuentan bajo reserva dirigentes del peronismo bonaerense, sin dar mayores detalles. ¿Habrá sido así? No hay confirmación oficial, como suele suceder en estos casos. Eso sí, los tres sectores corroboran que, en paralelo a las tensiones que se exponen casi a diario, se activaron conversaciones al más alto nivel para definir una estrategia común para las elecciones del año que viene. Para más detalles: hay gestiones avanzadas para conformar una mesa tripartita, con dos representantes de cada sector, el de la flamante presidenta del PJ, el del gobernador bonaerense y el del exministro de Economía. Aunque cada uno sigue su propia hoja de ruta, Cristina, Kicillof y Massa coinciden en que la unidad del peronismo es una condición de posibilidad para ganarle al oficialismo en 2025.
Los temas a definir son muchos y las posiciones, divergentes, incluso hacia el interior de cada sector. Para colmo, el tiempo apremia. Se negocia en paquete la eliminación de las PASO en la provincia, la fecha y el sistema de los comicios bonaerenses, el trazo grueso del reparto de lugares en las listas, la reposición de la reelección de los intendentes, designaciones en la justicia y en el Banco Provincia. Todo debería definirse antes de fin de año, al igual que la ley fiscal impositiva y la autorización al Gobierno provincial para tomar deuda, claves para la gestión de Kicillof. Una carambola difícil de concretar para un peronismo sin mayoría propia en ninguna de las dos cámaras de la Legislatura. Todas las pelotas están en el aire.
La eliminación de las PASO provinciales, un punto en el que podrían ponerse de acuerdo los tres espacios de Unión por la Patria (UP), está atada a la definición del Congreso. Si se suprimen las primarias en el orden nacional, lo más probable es que tampoco haya PASO en las elecciones provinciales. Pero resta saber si el Gobierno nacional reunirá los votos necesarios. Ante la resistencia del PRO y de la UCR, la decisión depende del bloque de UP, que no logra unificar posición. El apoyo de la senadora Lucía Corpacci, vicepresidenta de Cristina en el PJ, al pliego de Ariel Lijo para la Corte Suprema, que reveló Maia Jastreblansky para La Nación, habilita a pensar en la posibilidad de un acuerdo más amplio entre la Casa Rosada y el kirchnerismo.
Para Cristina, la eliminación de las PASO es una oportunidad de oro para asestar una estocada a Mauricio Macri, que quedaría obligado a someterse en malos términos a Javier Milei. “Siempre es útil debilitar al dispositivo de derecha más orgánico, al jefe de lawfare”, argumentan cerca de la expresidenta. Los que en el bloque que preside Germán Martínez reniegan de esa estrategia sostienen que, sin una instancia para dirimir candidaturas, el peronismo podría sufrir rupturas en varias provincias. “Darle la lapicera a Cristina en todo el país es armarle el partido al Gringo [Schiaretti]”, dicen, en referencia a la construcción de centro que pretende encabezar el exgobernador de Córdoba.
La candidatura de Cristina a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires es la hipótesis sobre la que diseñan sus estrategias electorales propios y ajenos, pese a una frase que Máximo Kirchner repitió en dos de sus últimos discursos. “Ahora que está inhabilitada perpetuamente para ser candidata va a demostrar que se puede militar sin aspirar a una candidatura. Para tantos que están buscando ver cómo son las listas el año que viene, ahí tenemos un ejemplo concreto de una persona que, sabiendo que no puede ser candidata a nada, se va a hablar con la gente”, dijo el sábado pasado, en Ciudad Evita. Lo repitió el martes, en la presentación de El arca de Milei, el libro de Valeria Di Croce. ¿Será para despistar? Con Cristina al frente de la boleta nacional en PBA, se incrementa su peso en la definición de las listas, incluso de la boleta provincial, pese a que serán dos elecciones separadas. Una tensión difícil de resolver.
La expresidenta sigue muy enojada con Kicillof, al que, sin nombrarlo, el sábado pasado volvió a ponerle el rótulo de “desagradecido”, durante su discurso en Santiago del Estero. Entre los dirigentes que hablan con Cristina hay quienes creen, sin embargo, que existe margen para encontrar, de cara al año que viene, una receta electoral que deje conforme al gobernador, que, para apuntalar su proyecto presidencial, necesita ser protagonista en la batalla electoral contra Milei. La formación de una mesa tripartita, en la que por primera vez el gobernador es reconocido como el referente de un sector interno, apunta a alcanzar ese acuerdo. “No hace falta que haya PASO”, dicen cerca de Cristina. La posibilidad de escenificar la pelea interna en el kirchnerismo con competencia en las listas seccionales no aparece hoy como una opción. “Si ella le pone el cuerpo a la elección nacional no va a permitir que Axel juegue a la guerra en las elecciones provinciales”, advierte una dirigente con ingreso libre al Instituto Patria.
En La Plata insisten en que la confección de la boleta provincial es potestad del gobernador y le restan entidad al nuevo espacio de negociación. “Estamos hablando con todos los factores de nuestra fuerza política para ver qué es lo más conveniente en la provincia para las próximas elecciones”, respondió ante la consulta un dirigente de trato diario con Kicillof. Entre las cuestiones a negociar, una de las más pesadas es la reelección de los intendentes, hoy limitada a dos períodos. Esa norma obligaría a dejar sus cargos en 2027 a más de 50 intendentes de UP, que presionan en bloque sobre el gobernador. Le piden que impulse una ley para rehabilitar las reelecciones. “Es una decisión de la Legislatura”, gambetean cerca de Kicillof. En ese punto, la voz de la discordia la aporta Massa, que ya avisó que no cuenten con él para modificar la ley. ¿Aportarán sus votos los legisladores radicales por la presión de sus propios intendentes? Quién sabe, hay mucho por negociar.
Cristina volvió a instalar la idea de una sociedad con el radicalismo y otras “fuerzas democráticas”, un intento por construir, como hizo Lula da Silva en Brasil, un cordón sanitario contra lo que considera un gobierno autoritario. Es más, en su visita a Santiago del Estero volvió a hablar de la necesidad de construir una nueva concertación, como la que la llevó de candidata a presidenta en 2007, con el respaldo de un sector importante del radicalismo, incluido el entonces gobernador de Mendoza y candidato a vicepresidente, Julio Cobos. Más allá de los nombres propios, es una búsqueda por imponer un clivaje Milei/antiMilei y dejar atrás la partición kirchnerismo/antikirchnerismo.
Esa idea se chocó contra la realidad el miércoles en la Cámara de Diputados, en la fallida sesión especial para avanzar con una ley de ficha limpia, una norma que podría dejar a la expresidenta fuera de la carrera electoral. A contramano de las conversaciones previas a la sesión, bajaron al recinto la mayoría de los diputados de la oposición acuerdista, incluidos Miguel Pichetto, Emilio Monzó, Nicolás Massot, Facundo Manes y los diputados que responden a Martín Lousteau. Si van a mantener el rechazo a Cristina, analizan en el Instituto Patria, lo mejor sería que al menos se sostengan como tercera vía para contener a un 24% del electorado que no está polarizado. Un escenario de tres tercios también podría servir para ganarle a Milei en 2025.
Fuente Cenital.com
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