Una vez más, nos ganó Brasil

Reza el manual utópico de los que unen letras y algunos llaman escritores, que no se debe agarrar la pluma en caliente. Quizás sea el primer error de lo que viene, pero hace poco más de una hora se consumó lo que era crónica de una muerte anunciada, River no realizó la hazaña ante el sub campeón de Europa y los muchachos de la tierra de Oliver Atom no le hicieron ni el mínimo rasguño a Monterrey.
Muchos dirán que es sencillo hablar con el diario del lunes, tal vez el segundo error de estás líneas, pero es momento de expresar que quedó demostrado que la competencia interna en el torneo argentino, está destruyendo el nivel de los equipos; en esa defensa casi dantesca del presidente de AFA expresando “no trates de entenderla, disfrútala”, vamos perdiendo competitividad en la esfera internacional. Dejamos de ser el reloj marcando las doce que transforma el carruaje en calabaza para mutar a ser la Cenicienta de los torneos.
Hace siete años que la Libertadores se va para Brasil mientras nosotros seguimos haciendo alarde de la “Liga de los campeones del mundo”, sin detener a preguntarnos , ¿Cuántos jugadores de Qatar 2022 jugaban en esa liga? Para refrescar la memoria, solo uno, el tercer arquero; sus posibilidades de sumar minutos son las mismas que tiene hoy un combinado argentino de hacer frente a rivales de fuste.
Fueron Seis los equipos que clasificaron por Conmebol a este Mundial de Clubes. Los cuatro representantes de Brasil están 8vos, con dos clasificando como primeros, con el Botafogo ganándole al invencible PSG, con Flamengo dando vuelta el partido ante Chelsea y con la frutilla de postre que si o si tendrán un representante en los 8 mejores del mundo.
Por el lado argentino nos conformamos con llevar la fiesta afuera, discutiendo quien tiene más hinchada, festejando derrotas dignas y expresando que se mereció ganar. Siendo felices porque el “pope” de la FIFA aplaudió a la hinchada.
La realidad es que Boca quedó afuera sin poder ganar un partido y el último lo enfrentó a un equipo que roza lo amateur y River marcando solo goles ante un rival japonés, y tirando la excusa que los otros dos partidos fueron detalles.
Peor aún lo que ya roza lo burdo, es que ambos quedaron presos del pasado. Por el lado de Núñez sacando la carta del 9/12 y por el lado de la Ribera la del 26/6. Las discusiones futboleras mueren en la “B” o en “Madrid”. Sin ningún tipo de “mea culpa “ por el presente, como si esos pergaminos bastarán para seguir andando. Espero en algún instante la razón les pegue un puntapié en la entrepierna para que se den cuenta que con esas actitudes la grandeza les quedó grande.
Espero que está competencia sea un baño de realidad y les de justo en el ego a los dirigentes que se ufanan de ser quienes consiguieron la épica en Doha, cuando si dependía de ellos el mundial se seguía jugando porque hubiesen suspendido eliminaciones (como hacen con los descensos aquí), hubiesen inventado súper finales y trofeos.
Lamentablemente el fútbol se convirtió en el espejo de la realidad social del país. Dónde una crítica no suma sino que gana enemigos, dónde un acierto mete bajo el felpudo los cientos de errores, dónde cuando se alza una voz que piensa diferente y si se la escucha algo puede cambiar se la “patotea” al mejor estilo “argento”.
El Mundial seguirá su curso pero en esta noche helada de Junio ya puedo afirmar que me llevo dos grandes sorpresas, una grata y la otra no tanto. No existe una diferencia en goles como la que marca el océano en kilómetros entre Europa y América; pero el mérito se lo quedan los brasileros, nosotros estamos más cerca de ligas de Oceanía o quizás la mexicana o la MLS.
Seré feliz si el tercer error de esta opinión sea que envejezca mal y un elenco de Argentina termine siendo campeón en Lima, a veces es bueno aceptar que nos equivocamos, hay que avisarle al Chiqui y los suyos.