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Unidos y Moderados

"Contra Mitre" columna editorial del Dr. Luis Alen, Director de la licenciatura en Justicia y DDHH de la UNLa.
¡Compartilo!

Mientras el mundo sigue con atención las alternativas del conflicto entre Rusia y

Ucrania y se pregunta cuáles serán sus consecuencias en la economía globalizada, acá

seguimos de acuerdo en desacuerdo. No, no lo escribí mal. Es que a un acuerdo con el

que pocos acuerdan y muchos de aquellos que lo hacen son los que obligaron a buscar

el acuerdo con el que no querían acordar pero al final lo hicieron, van siguiendo otros

acuerdos de los que no nos acordábamos pero que se siguen tejiendo al mismo tiempo

que enfrentamos una inflación en constante alza que se ríe, al menos por ahora, de la

guerra que Alberto Fernández le declaró y que nadie sabe todavía cuándo empieza ni

dónde se libran sus batallas.

Ahora fue el turno del Club de París. Algunos recordarán, tal vez con un dejo de

nostalgia por esos años locos, que hubo una vez en que los argentinos eligieron un

presidente que celebró en un club de París. Pero no es este con el que Martín Guzmán

busca acordar. Es una deuda más y otro compromiso que al parecer no va a pasar,

como ocurrió con su antecesor realizado con el FMI, por el Congreso. Tranquilos que

con uno basta, parece que pensaron.

Ocurre que entre tantos acuerdos y desacuerdos lo que empezó siendo, justamente,

un acuerdo de muchos que se habían separado hace algún tiempo, parece

desgranarse. Porque hay quienes dicen que no hay más remedio que firmar estos

acuerdos, temerosos del default que acecha. Tal vez precisarían saber que la Argentina

estuvo otras veces en default y no por eso desapareció. Y que, por otra parte, no

pagarle al FMI no implica un default sino un retraso en los pagos. El todopoderoso

Fondo no puede embargar bienes del país ni cosa por el estilo. No tiene un Griesa a

mano para que le dicte sentencias favorables, opera de otros modos.

Los acuerdistas, que según fuentes bien informadas conforman el PR (Partido de la

Resignación) explican las virtudes de la moderación como única salida posible a la crisis

que dejó tan bien instalada la barbarie macrista, que tuvo también la ayuda invalorable

del COVID19 y sus variantes que siguen dando vueltas por el mundo. Eso sí, claman por

la unidad.

Otros les contestan. Alejados de la resignación, siguen creyendo en que otros caminos

pueden ser transitados y que todavía estamos a tiempo de elegirlos. “¿Queremos la

unidad? Por supuesto que sí. Unidad como concepto estratégico. Para que sea posible,

es necesario dotarla de sentido; dejar que aparezca lo que ha estado y sigue estando

por fuera de ella: las políticas que le dieron origen; la memoria histórica que la

habilita. Es necesario polemizar con una operación que despolitiza: aquella que

sustituye la discusión de las políticas que estructuraron la unidad por la apelación

aislada a la palabra unidad” (documento “Unidad del campo popular: moderación o

pueblo”).

Alberto contesta, según el sitio El Destape, que “La unidad era una condición necesaria

pero insuficiente, no es mágica», pero aparece la Tribuna de Doctrina para aclararnos

que “Alberto Fernández llama a la unidad en el gobierno de Argentina tras críticas de afines a

la vicepresidenta”. Eso sí, el ignoto escriba que redacta la noticia no se priva de informarnos

que “el inquilino de la Casa Rosada ha explicado que, pese a que escucha a todos los

sectores del oficialismo, él es quien finalmente toma las decisiones». Casi se le escapa el

deseo no muy oculto de que Alberto termine siendo desalojado, como un locatario

deudor.

Volvemos a los críticos, que con toda precisión señalan que “Mientras tanto, la política

gubernamental ha llegado a su punto más trágico: la preparación de escenarios de

anuncios donde no se realizan anuncios. Es la práctica fallida de anticipar políticas

que no se concretan: el mismo gobierno genera las expectativas y la defraudación de

las expectativas”. Casi pintado para la ya mencionada guerra a la inflación.

LA NACIÓN no se olvida de la situación internacional. A esta altura parece ser que

creen que fue Cristina quien convenció a Putin de invadir Ucrania. Por lo menos para

Luciana Vázquez, que el 21/03/2022 encuentra a “La Argentina kirchnerista, fuera de

escala y del mundo”. Sucede que Rusia hizo sus pagos y evitó el default, lo que lleva a la escriba

a vociferar que “los kirchneristas más proclives al putinismo de guerra y a la admiración

de Putín en clave populista son precisamente los que más empujaron el voto en contra

del acuerdo con el FMI fuera del Congreso y dentro del Congreso”. A ver, ¿será que la

guerra es nada más que un telón que oculta el verdadero conflicto, los k contra el

mundo? Para los herederos de don Bartolo todo es posible.

El otro analista de la escena mundial es nada menos que el itálico catedrático que en

cada artículo rinde homenaje a su apellido. Ya habrán adivinado que se trata de Loris

Zanatta, que el 22/03/2022 proclama que “Fuera del Occidente racionalista, laico y

democrático no nos espera ningún paraíso”. Lástima que se olvida de indicarnos dónde queda

ese Occidente. Porque el que él defiende con tanto ahinco y tan poca sensatez a nosotros nos

queda al este y se ha dedicado a embromarnos la existencia, más que a llevarnos a algún tipo

de edén perdido.

Vayamos un par de días atrás. Joaquín Morales Solá el 20/03/2022 encuentra a “Cristina:

triste, solitaria y desleal”. Que Morales hable de lealtades parece una broma de mal

gusto. Pero ahí está, regodeándose en lo que cree los últimos momentos del odiado

enemigo que entre otras cosas llevó a la cárcel a los genocidas del Operativo

Independencia cuyas alternativas cubrió como cronista. Este es el mes de la memoria,

Morales. Somos muchos los que no nos olvidamos.

Volvamos al 22/03/2022 y lo volvemos encontrar, “Ante el Big Bang del kirchnerismo”.

Alguien debería desasnarlo. Porque si lo que quiso celebrar es el gran estallido de los

seguidores de Cristina, le convendría enterarse que del Big Bang surgió el universo.

Imagine, Morales: un universo k.

El mismo 22/03/2022 Fernando Laborda escribe: “Alberto y Cristina: un conflicto de

poder y pasiones con efectos imprevisibles”. Con esa verba para los titulares, Laborda

podría postularse para nombrar una serie de telenovelas de la tarde. La pena es que

escribe sobre nuestra realidad y termina como el último episodio de la primera

temporada del folletín imaginado: “El final del conflicto entre el presidente y la

vicepresidenta de la Nación por ahora está abierto, aunque nadie descarta que si los

componentes pasionales de la política se imponen sobre los componentes racionales,

aquellos conduzcan a una crisis de consecuencias imprevisibles”. Racionalidad, para

Laborda, implica sumisión a los dictados del poder. Por si alguno pensaba otra cosa.

“Dos barcos a la deriva”, nos dice Carlos Pagni el 22/03/2022. Aunque parece que son

un poco más de dos los barcos. Porque empieza describiendo un panorama sombrío

para la economía mundial, sobre todo por la crisis energética que se desató como

consecuencia del enfrentamiento entre Rusia y Ucrania. Atención, que la experta a la

que recurre Pagni es nada menos que Christine Lagarde, la misma que supo enamorar

al dormilón fanático de Netflix y que le otorgó los créditos que nos llevaron a los más

altos niveles de endeudamiento de nuestra historia. Sabe de crisis, la señora. Al final,

Pagni nos aclara lo de los dos barcos. Porque ve a los detestables populistas “Quebrados

y peleados entre ellos. La sensación ha sido, durante estos dos años, que el Gobierno era

un barco a la deriva. Ahora, la sensación es que son dos barcos sin rumbo”. Ojo que si

antes eran uno y ahora son dos puede tomarse como que se multiplicaron.

El 22/03/2022 el pasquín de los Mitre-Saguier siguió demostrando que no se priva de

nada, y publicó una nota de Sabrina Ajmechet, titulada “De Alejandro el Grande a

Alberto el irresponsable”. De esta señora no vale buscar una idea rescatable en lo que

escribe. Solo hay que recordar que es la que afirmó que “Las Malvinas no son ni nunca

fueron Argentinas. La creencia en que las Malvinas son Argentinas es irracional, es

sentimental. Los datos históricos no ayudan a creer eso”. Y que también se lamentó por

no haber podido atropellar a un grupo de estudiantes del Colegio Carlos Pellegrini.

Dos notitas que parecen broma. Una escrita el 22/03/2022 por Francisco Jueguen, que

nos hace pensar en alguna encíclica papal destinada a la niñez y la adolescencia. Pero

no, encuentra a los “Argentinos al borde de un ataque de nervios: 2021 fue el año de mayor

incertidumbre en una década”, cosa bastante difícil de creer si tenemos en cuenta que en esa

década sufrimos al macrismo y la pandemia, dos cuestiones que se bastan y sobran para

desquiciar los nervios de cualquiera.

La segunda también es del 22/03/2022 y dice que “Gabriela Cerruti cuestionó a Claudio

Lozano, director del Banco Nación, por sus críticas: Deberías preguntarte qué hacés ahí”. Que

es exactamente lo que muchísima gente se pregunta respecto de Gabriela Cerruti. Y no

encuentra ninguna respuesta inteligente.

Una mala noticia más, siempre del 22/03/2022: “Fernández se contactó con Georgieva y

ratificó que el Gobierno seguirá el programa acordado con el FMI”. La pena es que los

argentinos tenemos sobrada experiencia de cuál es el destino que nos espera si seguimos los

programas del FMI.

Pero repito. Es el mes de la Memoria. Hay algo bueno para terminar, aunque sea LA NACIÓN

la que nos informe: “Cristina Kirchner se reunió con Hebe de Bonafini en la antesala del 24 de

marzo.La vicepresidenta se mostró junto a la titular de Madres de Plaza de Mayo en la

sede de la Asociación; afirmaron que cuando se despidieron, ambas estaban muy

emocionadas”. Quién dijo que todo está perdido!