Por Luis Casado*
EEUU, la UE, Japón y Australia –en otras palabras los países del esquema de espionaje planetario Echelon– acusan a China de haber pirateado miles de empresas dotadas de sistemas Microsoft y de comportarse de modo irresponsable en el ciberespacio, lo que tiene la virtud de cambiar de país rufián: los rusos pueden respirar tranquilos por un momento.
No hace mucho Rusia robaba secretos industriales, elegía presidentes de los EEUU descarriando el legendario sentido común de los yanquis, cuyo épico pragmatismo ha resistido durante siglos a las ideologías, a las guerras de religión, a los enemigos de la democracia, a los detractores del cine de Hollywood, y a los infieles renuentes a beber y comer mierda: hamburguesas y colas.
Vladimir Vladimirovich Putin, en su comparecencia pública del 17 de junio pasado ante periodistas del mundo entero en Ginebra, explicó que en el año 2020 los EEUU se habían quejado oficialmente de cuatro casos de hackeo provenientes de Rusia, cada uno de los cuales dio origen a una investigación y a un informe enviado a las autoridades yanquis. En el mismo periodo, Rusia denunció 78 casos de hackeo provenientes de los EEUU, y ninguna de esas denuncias obtuvo ni siquiera un acuse de recibo de las autoridades estadounidenses, ni fue objeto de investigación, ni desde luego de ningún informe.
Abundando en la materia, Putin afirmó que Rusia ha propuesto repetidas veces una reunión oficial en la que EUU, Rusia y otros países puedan debatir de la seguridad del ciberespacio, sin obtener respuesta. Entretanto, Trump retiró los EEUU de unos cuantos organismos internacionales como la Organización Mundial del Comercio (OMC), y de tratados de limitación de las armas nucleares, generando con ello –es la opinión de Vladimir Putin– no solo incertidumbre en las relaciones internacionales, sino también un creciente peligro de conflicto nuclear.
Contrariamente a la percepción del ‘abuelito buena leche’ que ofrece la prensa, Biden se muestra ‘duro’ y ha mantenido buena parte de las aguerridas decisiones de Donald Trump que tenían el propósito de hacer Grande a América Nuevamente. Entre ellas la de ‘contener’ a China, dificultarle su dinámico crecimiento económico, dañar su creciente influencia financiera, morigerar su emergente poderío militar, poner bajo control sus burbujeantes avances tecnológicos y aplicarle sanciones arancelarias y aduaneras un día sí y el otro también.
Si Biden, –en un exabrupto idiota e imperdonable–, trató a Putin de “asesino” y le amenazó con hacerle pagar caros sus supuestos atrevimientos, el verdadero enemigo es Xi Jinping, o sea China.
En cuanto a las agresiones cibernéticas, Biden no menciona que los EEUU han espiado –y espían– al mundo entero desde hace siglos, incluyendo a sus propios aliados y a su propia población. La National Security Agency (NSA) controla y vigila cotidianamente las comunicaciones de cientos de millones de personas en el mundo entero, incluyendo –como quedó en vergonzosa evidencia– al presidente de Francia y a la Canciller alemana.
El 10 de junio del año 2013 el diario londinense The Guardian publicó una nota firmada por Ian Black en la que leemos:
“La National Security Agency de los EEUU fue autorizada por una orden secreta emitida por organismos de inteligencia exterior para exigir de Verizon Communications, una empresa de servicios de telefonía móvil con 98,9 millones de usuarios, la entrega de todas las llamadas registradas durante un periodo de tres meses.”
La misma NSA exigió y obtuvo miles de millones de correos intercambiados vía Internet en un programa conocido como Prism. El citado diario The Guardian precisa:
“Documentos internos de la NSA proclaman que el programa secreto de extracción de datos (Prism) le da acceso al gobierno de EEUU a una vasta cantidad de e-mails, chat-logs y otras comunicaciones, directamente desde los servidores de nueve empresas activas en Internet. Ellas incluyen a Google, Facebook, Microsoft, Yahoo, AOL y Apple.”
Hoy por la tarde, los periodistas de Radio France-Info (radio pública) aseguraron que todos espían a todos y no tiene sentido dárselas de ingenuo. Hay que ser conscientes, afirmó una periodista especialista del tema, que cuando hablamos por el teléfono móvil somos escuchados y grabados. E incluso cuando hablamos en la proximidad de un teléfono móvil supuestamente inactivo.
La emisión de Radio France-Info fue motivada por un naciente escándalo de espionaje, conocido como Pegasus. Se trata de un software producido por una empresa israelí, vendido a numerosos países autoritarios cuando no derechamente dictatoriales, con el propósito de espiar a responsables políticos, periodistas y otras personas sensibles.
El lío es que se descubrió que los servicios de inteligencia marroquíes –país considerado la Corea del Norte del Magreb– espiaban a periodistas franceses, a ministros del gobierno galo, e incluso hasta al mismísimo presidente de la República. Algo así como Chile espiando a EEUU…
Difícil creer que nadie sabía de la existencia de un software espía vendido, entre otros, a aliados tan democráticos como Arabia Saudí, Egipto y Marruecos. Una investigación llevada a cabo por Marie Goupy produjo un informe extremadamente denso: La Benevolente Neutralidad de las Tecnologías de Espionaje de las Comunicaciones: el Caso Tunecino.
Allí, su autora señala que los Estados del Magreb sirvieron de laboratorio a tecnologías para espiar oponentes políticos, muchos de los cuales fueron apresados, torturados e incluso asesinados. ¿Quiénes suministraron esas tecnologías?
“Múltiples empresas fueron señaladas por haber vendido tales tecnologías de espionaje más o menos avanzadas bajo Ben Alí: McAfee, Bluecoat Inc y NetApp Inc (EEUU), y también, con menos pruebas, Ultimaco y Detica en lo que se refiere a tecnologías de filtrado, y las empresas Nokia, Siemens Networks, ETI A/S (Dinamarca), Blue Coat Systems, NetApp, Ultimaco (Gran-Bretaña) y Trovicor (Alemania) para la instalación de sistemas de vigilancia de la actividad de los internautas. Los Anonymous mencionan también a Bull (Francia).”
BAE, la más grande empresa de armamentos británica, le vendió sistemas de espionaje de teléfonos y telecomunicaciones a Marruecos, Túnez, Omán, Qatar, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, todos ellos distinguidos demócratas ante el Eterno.
Interrogados con relación a las eventuales consecuencias que puede tener el espionaje marroquí a personalidades francesas, los periodistas coincidieron en que no habrá ninguna: Marruecos es un pilar de la estabilidad política en el norte de África, y un aliado del mundo occidental, EEUU y Francia a la cabeza. Que Mohamed VI, alias M6, sea un criminal y su régimen totalitario no soporte el más leve escrutinio no parece inquietarle a nadie.
En cuanto a las acusaciones de Biden a propósito de una intervención rusa en las elecciones presidenciales yanquis, lo único claro es que Putin desafió al FBI y a la CIA a presentar cualquier prueba disponible y las agencias estadounidenses nunca lo hicieron.
Lo que sí fue demostrado y probado fue el robo –¿con la anuencia de Mark Zuckerberg?– de los datos de millones de usuarios de Facebook, en el escándalo provocado por la empresa británica Cambridge Analytica:
“El escándalo Facebook-Cambridge Analytica o la fuga de datos Facebook-Cambridge Analytica incluye los datos personales de 87 millones de usuarios de Facebook que la empresa Cambridge Analytica (CA) comenzó a explotar a partir de los primeros meses del año 2014. Estas informaciones sirvieron para influenciar las intenciones de voto en favor de políticos que pagaron los servicios de Cambridge Analytica y en particular una plataforma software llamada “Ripon” creada por AggregateIQ2. Cuando una fuga reveló ese esquema, los públicos yanqui y británico expresaron su indignación. Facebook, por medio de su patrón Mark Zuckerberg, pidió excusas…”
Cambridge Analytica estuvo mezclada en las elecciones primarias del Partido Republicano, como fue revelado en el año 2015. En diciembre del mismo año el diario británico The Guardian reveló que Ted Cruz, senador republicano de Texas y furibundo anticubano, fue uno de los que manipuló votos gracias a Cambridge Analytica. De los rusos… ni el olor.
En fin, como te contaba, EEUU, la UE, Japón y Australia –en otras palabras los países del esquema de espionaje planetario Echelon– acusan a China de haber pirateado miles de empresas dotadas de sistemas Microsoft y de comportarse de modo irresponsable en el ciberespacio, lo que tiene la virtud de cambiar de país rufián: los rusos pueden respirar tranquilos por un momento.
Gentileza de Other News
*Editor de POLITIKA. Ingeniero del Centre d’Etudes Supérieures Industrielles (CESI – París). Ha sido profesor invitado del Institut National des Télécommunications de Francia y Consultor del Banco Mundial. Su vida profesional, ligada a las nuevas tecnologías destinadas a los Transportes Públicos, le llevó a trabajar en más de 40 países de los cinco continentes. Ha publicado varios libros en los que aborda temas económicos, lingüísticos y políticos.
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