Exclusiva | Plataforma de noticias

Audios y Noticias desde Santiago del Estero, para toda Argentina y el Mundo. Exclusiva | Plataforma de noticias

El huevo de la corrida cambiaria

Está claro que se está incubando una corrida cambiaria. Y que va a adquirir mayor velocidad a medida que el Gobierno se vaya quedando sin reservas y el tipo de cambio se acerque al techo de la banda. Una vez que las intervenciones sean más recurrentes y más voluminosas, la corrida será más virulenta. Y el tipo de cambio representado en el techo de la banda se hará insostenible.
¡Compartilo!

Por Guido Aschieri

Hacia el final de la semana pasada, el tipo de cambio se alzó hasta alcanzar los 1.380 pesos por dólar, lo que fue visto como una evidencia de la debilidad endémica en la política cambiaria de Javier Milei. Que, por otra parte, tiene una importancia capital en su esquema general para la economía, porque de esa forma conserva las relaciones entre los precios y los ingresos en su estado actual.

Para la mayoría de la población, implica un empobrecimiento con respecto a sus condiciones de vida históricas, pero al menos le otorga la ilusión de cierta estabilidad. La fijación del tipo de cambio evita un desmadre aún mayor.

El problema no es el incremento, que por sí mismo podría ser circunstancial. En los primeros días de la semana, el tipo de cambio descendió paulatinamente, para gravitar alrededor de los 1.350 pesos. El efecto sobre los precios tampoco es inmediato. Si bien se conocen datos de listas de precios con remarcaciones, por el momento es algo que se evita, entre otras razones por el temor a que pueda afectar la demanda.

Lo preocupante es que el Gobierno generó condiciones que lo exponen a una corrida, que le significaría una devaluación brusca, con el consecuente salto inflacionario y la contracción de la actividad económica. En este contexto tendría el efecto de agravar el empobrecimiento de la población.

Dichas condiciones se originaron en que el Gobierno nunca estableció una regulación cambiaria y una política monetaria que permitieran acumular reservas:

  • Al principio el Gobierno devaluó, pero mantuvo el control cambiario y redujo progresivamente la tasa de interés, interviniendo sobre el dólar financiero (MEP) para frenar la cotización del dólar paralelo.
  • El efecto fue el de desincentivar la venta de dólares por parte del sector privado y el posicionamiento para ahorrar en pesos, alentando el carry trade mientras el dólar estuviese quieto, y luego la compra. Lo último ocurrió a partir de diciembre del año pasado, y erosionó las reservas internacionales del Banco Central.
  • Al mudar al régimen de bandas, la política económica dejó un margen muy amplio entre el valor inferior y el superior del tipo de cambio para evitar devaluar de manera directa, y de nuevo mantuvo bajas las tasas de interés. Además, evitó comprar reservas para no presionar el dólar al alza.
  • Como resultado, no se pudo asegurar la estabilidad cambiaria. Por eso se explica la necesidad de realizar intervenciones y aumentos de la tasa de interés en respuesta a saltos, que tienen lugar sin acumulación de reservas y con déficit de cuenta corriente.

Las consecuencias políticas dependen de los plazos con los que se desarrollen los hechos. Al oficialismo le significaría, en principio, un debilitamiento de su aprobación pública, con potencial incidencia electoral. Si el tipo de cambio sigue disparándose a medida que se acercan las elecciones de medio término, puede tener alguna repercusión. Pero lo que parece más seguro es que la suba se consolide entre las elecciones de medio término y las presidenciales, y deje de manifestarse en forma intermitente como ahora.

Más importante en el largo plazo es la implicancia para el poder de compra de los salarios. Como se sugirió, descenderían un nuevo escalón. Lo que provocaría un malestar que la oposición podría capitalizar si se conduce con inteligencia. Como agenda de un eventual nuevo gobierno queda la exigencia de restablecer los niveles de vida de la población.

Hasta ahora, se observa un estancamiento de las reservas del Banco Central. Según el último dato informado al cierre de esta edición, se estiman en 42.717 millones de dólares para el 6 de agosto, monto acrecentado por los 2.000 millones del FMI recibidos el lunes. Desde que tuvieron lugar los desembolsos de abril, fluctúan entre los 38 mil y los 42 mil millones de dólares. Si comienzan a descender por intervenciones recurrentes, es recién cuando llegan a los 25 mil millones que se pierde la capacidad de control.

Por el esquema de bandas acordado con el FMI, el BCRA no puede intervenir de manera directa sobre el mercado cambiario para reducir la cotización de la divisa si no se toca el techo, en la actualidad cerca de 1.450 pesos. Pero interviene sobre el mercado del dólar futuro.

Según relata Federico Kucher en Página/12, las estimaciones privadas cifran la magnitud de esta forma de intervención en 4.800 millones de dólares para julio. Mayor a la de junio, de 1.800 millones. Y en un informe de CIFRA, elaborado por Pablo Manzanelli y Leandro Amoretti, los autores consignan que la compra de dólares por parte del sector privado llegó a 5.247 millones en esos dos meses.

Es decir que los volúmenes de exigencia sobre las reservas, en condiciones de salida generalizada, pueden ser preocupantes. Por lo cual, es posible considerar que, en la situación actual, el Gobierno podría no estar en condiciones de afrontar exitosamente una disparada del tipo de cambio.

Fuente yahoraque.com