“Hicimos bilardismo, fuimos a buscar uno por uno; estaba muy difícil”. Apenas terminó la votación en la Cámara de Diputados en la que el oficialismo logró blindar el veto de Javier Milei a la ley de financiamiento universitario, en el despacho de Martín Menem se respiraba un clima de entusiasmo. Pese a que enfrentaron una nueva batalla política con final incierto, lograron construir una alianza heterogénea para evitar una derrota en el recinto y frenar la ofensiva opositora para insistir con la normativa que disponía un aumento de las partidas presupuestarias para la educación superior.
Sin embargo, los libertarios no tuvieron tiempo de relajarse: en una maniobra fugaz consensuada por casi todo el arco no oficialista, se emplazó a la Cámara a apurar la discusión de los cambios en la ley que regula el tratamiento de los DNU y se impuso la citación a Luis Caputo para que explique el Presupuesto 2025.
Después de días de frenéticas negociaciones, el gobierno de Milei volvió a reunir un tercio de diputados para resistir y sostener el veto presidencial. La táctica defensiva resultó, pero abre interrogantes a futuro, sobre todo, porque se avecina la pulseada por el presupuesto 2025. ¿Cuánto tiempo más podrá Milei sostener un bloque de aliados que luce frágil y cada vez más fragmentado?
A diferencia de la discusión por la reforma jubilatoria, los colaboradores más estrechos del Presidente debieron recurrir a todos los artilugios de la “rosca” política para impedir que los bloques de la UCR, Encuentro Federal, la Coalición Cívica y Unión por la Patria, entre otros, le torcieran el brazo en el recinto. “Hubo que armar un rompecabezas; la alianza anti-Milei está muy sólida”, admiten cerca de Menem. Es que el mileísmo debió anudar pactos circunstanciales, ya sea con fuerzas aliadas como Pro, un pack de gobernadores y legisladores que se mueven como cuentapropistas: son aquellos que no responden a ninguna jefatura en la Cámara baja ni tienen terminales en las provincias.
La Casa Rosada debió activar tratativas en distintos frentes para asegurarse un triunfo simbólico en Diputados. En las gestiones se involucraron Martín y “Lule” Menem, Santiago Caputo, José Rolandi y Lisandro Catalán, entre otros.
Milei había decidido redoblar la apuesta y firmar un veto total a la ley de financiamiento universitario, pese a que Pro y los aliados más cercanos al oficialismo habían puesto en duda su apoyo a la medida en plena escalada del conflicto con los docentes. El oficialismo logró salir airoso de una dura disputa, esencialmente, por el apoyo que le brindó Pro, el partido de Mauricio Macri. Después de los cortocircuitos de la semana pasada y la cumbre secreta entre el expresidente y Caputo, el asesor todoterreno de Milei, la bancada que conduce Cristian Ritondo, donde había visiones contrapuestas sobre la conveniencia de acompañar al Ejecutivo, actuó con disciplina partidaria. En sintonía con el mensaje que bajó Macri para ordenar la tropa en Diputados, 35 de los 38 legisladores de Pro votaron para sostener la impugnación de la ley. Solo se ausentó Héctor Stefani, por cuestiones de salud. Tal como se preveía en la antesala del debate, Álvaro González y Héctor Baldassi, ambos cercanos a Horacio Rodríguez Larreta, se sumaron al pedido opositor de insistir con la ley. Esta vez, el gobernador Ignacio Torres (Chubut) le dio una mano al oficialismo con el aporte de Clara Romero, quien se había ausentado en la votación del veto a la reforma jubilatoria.
A su vez, los libertarios volvieron a contar con la asistencia del bloque del MID, de Oscar Zago, quien estuvo ausente debido a que se encuentra de viaje en el exterior. Si bien se alejaron del oficialismo por la pelea con Menem y Karina Milei, los leales a Zago – Eduardo Falcone y María Cecilia Ibañez- volvieron a acompañar a Milei en una votación clave. Lo mismo hizo la tucumana Paula Omodeo, del bloque Creo, quien ya había formado parte de la lista de 87 “héroes”.
En paralelo, Menem se involucró personalmente en las tareas para garantizarse los votos de los radicales díscolos que se fotografiaron con Milei en la Casa Rosada. Si bien el oficialismo daba por hecho que al menos dos de los cinco respaldarían el veto, los radicales volvieron a cerrar filas con la Casa Rosada: Mariano Campero, Martín Arjol, José Tournier y Luis Picat votaron en contra de la insistencia de la ley de financiamiento. Pablo Cervi, en cambio, se abstuvo, una manera más sutil de cooperar con LLA sin pagar un costo excesivo en su provincia. Tanto Arjol como Tournier y Cervi habían votado a favor de la ley de financiamiento universitarios cuando recibió la media sanción el 15 de agosto pasado.
Sin dudas el trabajo más artesanal que encaró el Ejecutivo para salir ileso del arduo desafío que enfrentaron los armadores de Milei en Diputados fue atar el apoyo de los gobernadores que vienen auxiliando a la Casa Rosada. Hasta último momento, los oficialistas sufrieron porque los mandatarios envían señales ambiguas. Por eso, los mileistas hicieron malabares para sostener el tercio e impedir un revés. Negociaron desde ausencias o abstenciones hasta respaldos. Por caso, el tucumano Osvaldo Jaldo volvió a cerrar filas con Milei sin titubear: sus tres diputados del bloque Independencia, Agustín Fernández, Elia Fernández y Gladys Medina, votaron a favor.
En el Gobierno también destacaron el gesto del catamarqueño Raúl Jalil, quien le ofrendó a Milei la sorpresiva ausencia de Fernanda Ávila (UP). En la bancada de Miguel Pichetto, en tanto, hubo dos faltazos llamativos: la cordobesa Alejandra Torres argumentó que no pudo concurrir porque padece Covid-19; y el sindicalista chubutense Jorge Ávila, de buen diálogo con el gobernador Torres. Otra huida resonante fue el de Yolanda Vega, que responde al salteño Gustavo Sáenz.
Quien también volvió a estrechar lazos con la Casa Rosada y dar muestras de que procura preservar los puentes con Milei es el gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua. Instantes antes de la votación, Carlos Fernández, Alberto Arrúa, Yamila Ruiz y Daniel Vancsik, de la bancada Innovación Federal, anunciaron que se abstendrían. En agosto habían votado a favor de la ley que incrementa las partidas presupuestarias a las universidades.
El mandatario de Santa Cruz, Claudio Vidal, también hizo su aporte en una batalla complicada para Milei. Es que José Luis Garrido se desmarcó de su compañero de bloque Sergio Acevedo, que votó a favor de la ley, y respaldó el veto de Milei. En agosto, Garrido había avalado el incremento para la educación superior.
En cambio, el oficialismo lamentaba que no hayan logrado seducir al gobernador de San Juan, Marcelo Orrego, para que convenza a Nancy Picón y María de los Ángeles Moreno, del espacio Producción y Trabajo, para que acompañen el veto de Milei. En la pelea por la reforma jubilatoria, Picón y Moreno había formado parte de los 87 “héroes”, pero esta vez se pararon en la vereda de enfrente del Presidente: dijeron que el ajuste no puede hacerse en el área de la educación.
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