Se desarrollará la segunda generación de satélites de telecomunicaciones. El ARSAT-SG1 será lanzado en 2023.
El periodista Carlos Pagura entrevistó al presidente de ARSAT Pablo Tognetti para Ámbito. Aquí la nota completa.
Estar incomunicado es una de las grandes maldiciones a las que podemos estar condenados en estos tiempos, es casi como habitar otra época. No se trata de 5G o Internet de las Cosas, sino algo más sencillo: poder hablar por un teléfono celular o navegar en la web. “En la Argentina hay mucha gente casi sin acceso, o con conexión 2G”, explica Pablo Tognetti, presidente de Arsat, tras el anuncio de que, luego de un largo sueño de cuatro años, la añorada segunda generación de satélites de telecomunicaciones comenzará a hacerse realidad, con la expectativa de conectar a 200.000 hogares rurales.
El crédito internacional está en proceso, pero ya se trabaja con INVAP, la empresa estatal de alta tecnología rionegrina. “Se firmará el contrato antes de fin de mes. Teníamos buenos síntomas porque veníamos hablando el tema desde hace tiempo y preparando los alcances de la misión”, anticipó Tognetti en diálogo con Ámbito.
ARSAT-SG1 es el upgrade de lo que debió haber sido el ARSAT 3, un satélite “recargado” con tres avances fundamentales respecto de sus predecesores, el 1 y el 2, lanzados en 2014 y 2015: “La novedad más importante es la propulsión. Aquellos se valían de la propulsión química para ir de la órbita intermedia, donde normalmente los ubica el lanzador, hasta los 36.000 kilómetros de altura de su posición final, donde puede girar en forma sincronizada con la Tierra. En este caso, ese viaje lo cubrirá con propulsión eléctrica”.
“Los satélites pesaban 3.000 kilos, porque la mitad de ese peso era el combustible. Este usará los paneles solares y un propulsor iónico. Es más lento para ubicarse en la órbita geostacionaria, demora meses, pero todo ese espacio libre se puede aprovechar con una mayor carga útil. Por eso el SG1, con solo 1.800 kilos de peso, tendrá más del doble de capacidad de transmisión”, explicó Tognetti.
Otro punto a favor es la prestación de alto rendimiento, capaz de “reutilizar” la frecuencia. “Los satélites convencionales tienen un haz grande que abarca una gran superficie de territorio, un haz del ARSAT 2 cubre casi toda Sudamérica y otro América del Norte. Este es multihaz, tiene unos 30 que cubren unos 400 0 500 kilómetros de diámetro, como círculos que abarcan la Argentina y países limítrofes, y al reutilizar la frecuencia que usa multiplica su rendimiento”, detalló.
Tognetti destaca también que en la carga útil tendrá mayor incidencia la industria nacional: “Las partes más importantes, la propulsión, el sistema de control, electrónica y software se desarrollaran e integrarán acá. Calculo que tendrá el doble de componentes argentinos que los anteriores”.
La inversión total del satélite se estima en unos $10.000 millones, la mitad de los fondos totales del programa, que contempla también la compra de los materiales importados y el costoso operativo de lanzamiento: “Nos planteamos llevar conectividad a precios asequibles a 200.000 hogares rurales. Conectividad implica internet de calidad y la combinación de diversas tecnologías, de acuerdo a cada comunidad. En algunos casos será compartida, en otros se podrá instalar un router de potencia para que se conecten bastantes personas simultáneamente y en otros casos se podrá disponer una torre”.
“Debemos llegar con banda ancha satelital de alta calidad a esas zonas que no son atractivas desde el punto de visto económico, porque siempre es más negocio estar donde hay mucha densidad de clientes. Zonas donde la gente casi no tiene acceso. No pensamos en 5G, aunque llegado el caso, una torre con acceso a 4G podría llegar a reconvertirse a 5G, pero por ahora esa no es la necesidad”, avizoró.
Otro tema preponderante será potenciar la venta de la capacidad satelital, una inestimable fuente para generar dólares, ya que “el hecho de tomar una tecnología emergente nos permite ir a la par del mundo, solo un poquito detrás de la cresta de la ola, y nos posibilitará competir a nivel internacional. Estamos planeando una buena propuesta de exportación”.
Una ruta ya surcada: ARSAT-1 y ARSAT-2 se encuentran actualmente operando con un grado de ocupación de más de 85% y 88% respectivamente, y particularmente en el caso de ARSAT-2, exportando servicios de valor agregado a otros países.
El desarrollo del nuevo satélite fue anunciado junto al Plan Conectar 2020-2023, que requerirá una inversión de $37.900 millones para potenciar la estructura de comunicaciones, y que incluye otras iniciativas lideradas por Arsat, como el avance de la Red Federal de Fibra Óptica, la Televisión Digital Abierta y un centro nacional de datos.
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