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Habrá niños ciegos por falta de vitamina A

Una investigación realizada en el Hospital Garrahan demostró que la deficiencia de vitamina A puede producir enfermedad ocular y provocar ceguera relacionada con la selectividad alimentaria -en particular- en niños con trastorno del espectro autista (TEA). En reunión con funcionarios de Salud Nación advirtieron el tema y como respuesta recibieron un “no hay plata” para campañas que combatan esta “desnutrición oculta”.
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Por Guillermo Lipis

Una investigación de profesionales del Hospital Garrahan detectó que la deficiencia de vitamina A en niños puede producir una enfermedad ocular relacionada, aunque no únicamente, con la selectividad alimentaria en niños con trastorno del espectro autista (TEA). Aun en crisis, los profesionales del hospital insignia en pediatría siguen aportando al país.

La deficiencia de vitamina A es la forma de malnutrición que más frecuentemente puede producir enfermedad ocular. Según la OMS, esta deficiencia y la xeroftalmia (sequedad de la membrana que recubre los párpados y la parte blanca del ojo) son un problema de salud pública que afecta al 33 por ciento de la población infantil con mayor prevalencia en países en vías de desarrollo, ya que la principal fuente de vita­mina A son los alimentos.

Los trastornos alimentarios persistentes du­rante la infancia pueden provocar una reduc­ción de la ingesta de alimentos e influir en la sa­lud física o en el funcionamiento psicosocial.

En un estudio reciente realizado en el Hospital Garrahan, sobre la deficiencia de vitami­na A, a 11 pacientes se les realizaron neuroimágenes y ocho de ellos tuvieron resultados patológicos con presencia de hiperostosis craneal. En éstos se realizó punción lumbar y en siete de los ocho se detectó hipertensión endocraneana y se advirtió que tenían selectividad alimentaria y el 61% TEA. La falta de vita­mina A puede provocar un desarrollo óseo alte­rado que provoca un engrosamiento y alteración de la bóveda craneal cuya consecuencia puede ser la afectación del nervio óptico. La hiperostosis craneal provoca una neuropatía óptica tóxico-nutricional, poco frecuente en niños pero que produce una pérdida visual progresiva, bilate­ral e indolora, debido al daño del nervio óptico. También advirtieron que las manchas de Bitot (la lesión ocular asociada con la deficiencia de vitamina A) muestran una marcada mejoría al ingerir los suplementos de vitamina A.

El pronóstico visual de estos niños depende -principalmen­te- de la duración del déficit nutricional, su recuperación visual puede ser completa o parcial de acuerdo al momento en el que fue detectado y el momento de inicio del tratamiento.

En diálogo con Y ahora qué?, la doctora Maribé Araujo, integrante del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y ex jefa del Servicio de Nutrición del Garrahan, explicó que “estos casos de deficiencia de vitaminas están relacionados a chicos con mucha selectividad alimentaria”.

–¿Qué significa selectividad alimentaria?

Ocurre cuando los chicos comen pocas cosas, se alimentan con cosas blancas como leche, fideos y papa.

–¿Por qué comen sólo ese tipo de alimentos?

–Los que tienen autismo, o cosas parecidas, suelen tener problemas sensoriales, cualquier otra cosa pueden rechazarla o no tolerarla, tienen vómitos y nauseas, así que a los padres les resulta difícil ampliarles la dieta. Lo cierto es que cada vez hay más pibes con autismo que, además, empiezan a tener este tipo de problemas. No necesariamente tienen que ser autistas y también aclaro que pueden provenir de familias que tienen acceso a otro tipo de alimentos, no necesariamente es por un problema de carencias económicas.

–¿Y cómo suelen actuar los pediatras ante este tema de salud?

–Son médicos preocupados por la nutrición, pero se quedan sin respuesta cuando los padres dicen que los chicos comen cuatro cosas. Entonces insisten que hay que alimentarlos distinto, pero estos chicos son muy difíciles de manejar para las familias, así es que el tiempo pasa y llegan ciegos al hospital. También sucede que el pediatra se queda en la indicación de que el chico está comiendo mal y recomienda qué tiene que comer, pero puede pasar que la madre se cansa y empieza a cambiar de profesional para ver si otro médico le da otro tipo de instrucciones. Los pediatras preguntan qué come el chico porque lo tienen muy incorporado, pero muchas veces no se enteran del final de la historia.

–¿Qué es lo que provoca esta deficiencia de micronutrientes?

–Es una desnutrición oculta. La pueden tener aquellos chicos con buen peso y una buena altura, pero padecen de esa deficiencia. Por ejemplo, en diciembre del año pasado teníamos 28 chicos con deficiencia de vitamina A y uno solo tenía desnutrición, el resto eran todos de peso y talla normal o incluso obesos, porque el que se alimenta con milanesa y papas fritas crece bien y tiene buen peso, pero tiene deficiencia vitamínica, no consume nada de vitamina A, va perdiendo la visión y puede llegar a la ceguera. En el Servicio de Nutrición del Garrahan reunimos a 28 chicos de los cuales 16 tuvieron diagnóstico legal de ceguera. Y se debió a no recibir vitamina A.

–Y de esos 16, ¿cuántos estaban en familias por debajo de la línea de pobreza?

–No lo sabemos. Sí sabemos que tenían acceso a los alimentos. Por ahí estaban debajo de la línea de pobreza, pero no debajo de la línea de indigencia. También sabemos que uno solo era un paciente de una comunidad indígena del Chaco, el único al que asociamos con pobreza e indigencia. Lo que buscamos es difundir esta problemática para que el pediatra, cuando encuentre a uno de estos chicos, le dé un suplemento vitamínico. A los pediatras no nos gusta medicar, preferimos todo lo natural, pero en estos casos es necesario.

Para mayo de este año, el servicio ya llevaba registrados 39 casos. También tenemos otros 55 registrados con escorbuto y la mayoría con selectividad alimentaria.

–Creí que esta patología estaba más vinculada a la pobreza.

–Y… en principio no, pero en el tema de pobreza nadie está midiendo nada. La deficiencia está vinculada a la falta de vitamina A que está en el zapallo, la zanahoria, la batata… todo lo que tenga betacaroteno, no son alimentos muy caros. La leche, por ejemplo, debería estar suplementada con vitamina A y vitamina D, pero hay que andar revisando porque en los últimos años aparecieron leches que no están bien suplementadas. El problema de estos chicos es particularmente porque no comen cualquier cosa, eligen sus alimentos por su problema sensorial. El Estado no está realizando la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENIS) que debería de tener que hacerse este año y ya anunciaron que por problemas de presupuesto no se va a hacer, así que nos vamos a quedar sin datos.

–¿Cuándo fue la última vez que se realizó?

–En el 2015. Se realiza cada diez años porque son encuestas muy grandes para la que se toman muestras de sangre, se mide y se pesa a los chicos, etc. En el pasado mes de diciembre estuvimos con este tema en el Ministerio de Salud de la Nación junto a otra médica del Garrahan. Fuimos a llevarles esta casuística para que difundan, para ver qué querían hacer. Preguntamos si pensaban hacer algo, y no hicieron nada. No sabían qué era, pero de todas formas nos dijeron que no se iba a hacer porque no había presupuesto.

–¿Qué resultados arrojó esta patología en el 2015?

–No se hizo dosaje de vitaminas. No se pudo evaluar nada porque se hizo mal. Y los datos que tenemos del 2007, que se midieron los niveles de vitamina, había deficiencias, pero no tan severas como con chicos ciegos. Eso lo estamos viendo ahora porque aprendimos a diagnosticar el problema.

–¿El Garrahan es el único hospital que se dedica a evaluar este tipo de casos?

–Es uno de los pocos lugares donde se mide la vitamina A. Nuestra idea es que los pediatras, en cuanto encuentren este problema alimentario, indiquen un suplemento vitamínico, porque el pediatra que está en un centro periférico no tiene posibilidad de medir la vitamina A, y es muy frecuente que se queden esperando que el chico coma lo que tiene que comer, pero el niño llega al Garrahan con problemas de visión. Por eso en el hospital hacemos dosaje de vitamina A.

–¿Por qué los pediatras no suelen pedir dosaje de vitamina A?

–Las obras sociales son reticentes a autorizarlos porque son estudios más caros. En el Garrahan es uno de los pocos lugares donde se hace. Se realiza por cromatografía, en un aparato muy costoso y lleva más horas de trabajo que un estudio común.

–¿Cuál es la consecuencia más seria que provoca la falta de vitamina A?

–Produce una enfermedad ocular provocada por esta deficiencia que tiene que ver con toda la parte externa del ojo. La deficiencia de la vitamina A hace que crezca el hueso del cráneo, que se engrose. Lo que ocurre es que se cierra el agujero por donde pasa el nervio óptico, en el cráneo. Así es que se comprime el nervio óptico y entonces el niño se queda ciego para toda la vida. No hay forma de revertirlo.

–Por eso es necesaria una campaña de esclarecimiento dirigida a los pediatras.

–Claro, es lo que estamos tratando de hacer. Lo exponemos en todos los congresos, hacemos publicaciones y le pedimos el Ministerio que hiciera una mayor difusión, por ejemplo, en los centros periféricos que es donde se debería realizar el diagnóstico para evitar que el chico se quede ciego.

–¿Y qué les dijeron?

–Que no tenían presupuesto, que no podían hacer ni folletos. Esa es la respuesta que nos dieron en diciembre, y que viéramos nosotros de qué manera podíamos difundir, qué cosas se nos ocurrían.

–Pero aun suponiendo que no tengan presupuesto, hay mails, hay contacto con profesionales, hospitales, clínicas, hay un boletín epidemiológico… hay alternativas para adoptar algún tipo de acción.

–Fue la respuesta que tuvimos.

–¿Y qué podrían hacer, por ejemplo, desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)?

–Cosas que ya veníamos haciendo como difundir la problemática en todos los congresos. En diciembre hicimos uno en el que hubo 100 pediatras por zoom, ahora hacemos otro desde el Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP. Para nosotros, los problemas de visión por deficiencia de vitamina A eran de África o de la India…

–¿A partir de qué datos empiezan a detectar que esos casos de ceguera se debían a la ausencia de la vitamina A?

–Empezaron a aparecer en el interrogatorio cuando surgió el primer chico con el problema. Hicimos el dosaje de vitamina A y nos dimos cuenta que era porque comía mal. El primer caso lo detectamos en el 2003 en un niño de unos 13 años, de Zárate, sin diagnóstico de autismo, pero que solo comía milanesas y papas. Lo primero que vimos fue el problema del engrosamiento craneano. Para esa época encontramos un solo artículo que reportaba que habían encontrado lo mismo que nosotros, también por deficiencia de vitamina A. Desde ese momento comenzamos a prestar atención a todos los chicos que llegaban, y los oftalmólogos también aprendieron sobre la existencia de esta relación y empezaron a investigar más sobre el tema.

Para más datos, el funcionario que atendió a las médicas del Garrahan, en diciembre, cuando fueron a plantear la problemática, fue el médico neurocirujano Diego Masaragian, “que debe tener alguna carrera de Gestión”, especuló Araujo.

Masaragian, desde la red social Linkedin, se presenta como Jefe de Neurocirugía del Hospital Carrillo desde el 2007 hasta el 2016, donde luego asumió como Director Asociado hasta febrero 2020, fecha en la que se inició como Director Médico de Sterinova Arg. Empresa Importadora productos médicos.

El 5 de octubre de 2024, según el Boletín Oficial, fue designado, “con carácter transitorio, a partir del 1° de enero de 2024 y por el término de ciento ochenta días hábiles en el cargo de Director

Nacional de Gestión de Servicios Asistenciales del Ministerio de Salud”. Sin embargo, y a pesar de las fechas, en enero de este año Masaragian -según consta en una nota publicada en la Agencia ANRed- el miércoles 15 de enero “el Ministerio de Salud de la Nación, a través del Dr. Diego Masaragian, director nacional de Gestión de Servicios Asistenciales, despidió 200 trabajadores del Hospital Bonaparte, dentro del marco del anuncio de 1.400 despidos en todo el Ministerio de Salud de la Nación. Este anuncio es parte del proceso de reestructuración que el Gobierno Nacional viene desarrollando desde el año 2024 en el campo de la salud”.

Curiosamente, el 12 de septiembre de 2024, en el Hospital Sommer -según información oficial del Ministerio de Salud de la Nación- “se presentó el Plan Nacional de Calidad en Salud 2024, que busca mejorar la calidad, seguridad y accesibilidad de los servicios sanitarios en Argentina, centrado en las personas y comunidades”, del que Masaragian también formó parte.

Curiosa forma de cuidar la salud de “las personas y comunidades”, y de los pibes que afrontan una posible ceguera que bien podría evitarse con una campaña de comunicación de bajo costo. Tan bajo como el mail que, este 17 de junio, desde el Ministerio de Salud despacharon a los medios de prensa para informar del nacimiento del primer bebé operado dentro del útero por una malformación congénita” realizado por los profesionales considerados “ñoquis” en el Hospital Garrahan… Los mismos “ñoquis”, a decir del Consejo de Administración renunciante, que advirtieron sobre la forma de evitar eventuales cegueras en niños para los cuales tampoco parece haber plata.

Fuente yahoraque.com