La “función ciencia y tecnología” del presupuesto nacional para este año (que como no fue discutido en el Parlamento es el prorrogado del año pasado, que a su vez fue el prorrogado de 2023), inicia el año con una caída del 21,3% en términos reales comparada con 2024. Si se agrega a la caída real del 32,9% del año precedente, el deterioro total en términos reales en menos de dos años alcanza el 47,2% . Es decir, que este año se invertiría en ciencia casi la mitad de lo que se invertía hace dos años, cuando ni siquiera estaba en su mejor momento.
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Según la prórroga presupuestaria del 17 de enero, el crédito vigente para esta área asciende a 1,32 billones de pesos (millones de millones), de los cuales en enero se ejecutó el 6,1% (contra una línea teórica del 7,4%). Si se cumplen las proyecciones estimadas, con un rebote de la actividad económica del 3,8%, el presupuesto de la administración pública nacional declinaría un 22,3% en términos reales, lo que llevaría a la función ciencia y tecnología a apenas un 0,157% del PBI (bajando desde el 0,302% en 2023 y el 0,207% en 2024).
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Esto es lo que arroja un estudio del grupo Economía, Política, Ciencia (EPC) del Centro Iberoamericano de Investigación en Innovación Ciencia y Tecnología (CIICTI). Representaría la inversión más baja en medio siglo, desde que comenzó a medirse esta variable del presupuesto.
El crédito vigentese ubicaría, entonces, a 55,1 puntos reales de su máximo, registrado en 2015. El del CONICET se reduce un 43% respecto de hace diez años. El ex MINCyT, el más afectado por el ajuste, se retrae en un inédito 95% contra 2015, un deterioro concentrado casi por completo en los últimos dos años.
Pero eso no es todo. Cuando se considera la ejecución de enero, la caída es aún mayor: 29,4% real contra el mismo mes de 2024 (que ya presentaba una caída del 17,1% respecto de 2023). Y lo mismo ocurre con el resto de los organismos cuando se considera la ejecución del presupuesto vs.2023: CONICET (-42,2%), INTA (-44,4%), CNEA (-54,6%) e INTI (-57,5%). CONAE y Agencia I+D+i pierden más del 70% de su presupuesto.
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En las universidades nacionales, la ejecución del crédito vigente disponible [lo que efectivamente se paga] alcanza apenas el 18,5%, en la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (ex MINCyT Central), el 1,1%. Las áreas de Articulación y Planeamiento devengaron a lo largo del último mes el 0% de su crédito. Nada.
“Según esta proyección, la inversión en ciencia y tecnología sería la más baja desde que comenzó a medirse, en 1972 –subraya Nicolás Lavagnino, uno de los autores del trabajo que calcula estas cifras–. En 2002, esa cifra fue de 0,17%. Y si uno mira la ejecución, cae un 21% real. Si a eso, además, se le aplica la inflación que tiene prevista el gobierno y lo que vienen ejecutando (el primer dato que que hay es el de enero), en vez de ser una caída de 21% nos da 29%. De modo que hasta podría ser peor, porque al congelamiento presupuestario se le agrega una subejecución importante. De hecho, ejecutaron los fondos disponibles muy por debajo de lo que hay para gastar. En la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, ese mes fue más o menos del 1% de su crédito, esencialmente en sueldos, cuando lo normal hubiera sido gastar alrededor del 7,4%, teniendo en cuenta que la ejecución no es regular a lo largo del año, por la inflación y porque hay cierta estacionalidad. Todos los programas de articulación, federalización, todo eso está en 0% de ejecución. El financiamiento internacional alcanza el 0,14% y todo lo demás es 0% literal. Grado nulo de ejecución”.
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Jorge Aliaga, integrante del Directorio del Conicet en representación de las universidades (que no participó en este trabajo), concuerda con la tendencia general, pero aclara que hay que tener en cuenta que los números finos pueden variar. “Ellos asumen inflación 2025 y crecimiento del PBI según un criterio. Eso da 0,15% porque parten del supuesto de que habrá un cierto grado de inflación y que el presupuesto 2025 será el actual –detalla–. Ahora, supongamos que en 2025 se gasta el mismo total ajustado por inflación que en 2024, pero que el PBI es 5% más grande. Eso haría que la inversión/PBI baje de 0,2% a 0,19%, no a 0,15%. En el informe están asumiendo que lo que hay para 2025 es lo que hay hoy. Y eso hoy es cierto, pero probablemente el crédito de hoy no será el mismo que el de fin de año. Irán despidiendo personal, atrasando las paritarias y, en algún momento de septiembre u octubre, aumentarán el presupuesto lo necesario para llegar a fin de año consolidando lo que retuvieron. Al menos eso fue lo que hicieron con el DNU 594/2024 del 5 de julio del año pasado”.
Así las cosas, el panorama es sombrío. El 94,6% de la función ciencia y tecnología tal como está planteada se va en sueldos y becas (estos rubros eran el 81,8% en 2024 y el 68,1% en 2023). Los incisos de gastos de capital, bienes de consumo (insumos) y transferencias tienen un grado nulo de ejecución. Los salarios del personal de ciencia y tecnología continúan perdiendo terreno contra la inflación y se encuentran muy por debajo en términos reales respecto de noviembre del año pasado (-31,4% para investigadores y personal de apoyo, y becarios; -25,3% en las universidades nacionales). La retracción se repite a lo largo y a lo ancho del sistema científico nacional.
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