Tras meses de expectativa por el compromiso que había asumido el Gobierno nacional, la Cámara de Diputados celebrará el próximo jueves la sesión por la legalización del aborto, con el sector «verde» arriba en el poroteo, y a apenas cinco votos del objetivo, que es la media sanción.
A diferencia del histórico debate del 2018 en que el sector a favor de la legalización logró pasar al frente en la última curva de la carrera, con el suspiro final en una sesión maratónica que paralizó corazones, esta vez la media sanción se lograría con mayor holgura.
Inclusive diputados del bando «pro vida» reconocen que es muy difícil evitar el desenlace anunciado: los números alimentan las esperanzas de los partidarios de la ley, con 124 votos positivos garantizados, 109 en contra y 23 indefinidos.
La diferencia sustancial tiene que ver con que el Gobierno de Alberto Fernández asume la batalla como propia y pondrá toda su maquinaria política al servicio de la causa, pese a ser una demanda transversal que atraviesa a todo el arco partidario. Si el aborto legal gana, el Gobierno se anotará el triunfo y lo exhibirá en sus pergaminos.
La correlación de fuerzas, tras el recambio legislativo, se movió ligeramente hacia la postura favorable a la ley. En el Senado, ocurrió un movimiento similar, aunque allí el sector verde parte de un piso más bajo por la histórica impronta más conservadora de la Cámara baja y el escenario se presenta mucho más complejo. Ese será otro capítulo, no muy lejano en el horizonte, dado que el objetivo del oficialismo es aprobar la ley antes de fin de año.
Una de las curiosidades de la previa es que dos diputadas que en 2018 votaron a favor, como la chaqueña Aída Ayala (UCR) y la correntina Sofía Brambilla, giraron en 180 grados su opinión y ahora votarán en contra. El dato es que ambas pertenecen a provincias de tradición más conservadora, y la presión podría haber surtido efecto.
Las escasas esperanzas del sector «pro vida» se cifran justamente en que otros diputados de provincias del Interior prioricen las costumbres y creencias de sus electorados por encima de otras motivaciones.
Entre los indefinidos está el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, pero como sólo está habilitado a votar en caso de empate, esta vez el sentido de su voto no reviste mayor relevancia, dado que muy pocos imaginan un escenario de paridad extrema que lo obligue a desempatar.
De todos modos, el hecho de que su esposa Malena Galmarini (Aysa) sea una militante activa «verde», sumado a que el tigrense responde al dispositivo del Gobierno, hace presumir que si le tocara desempatar, lo haría de forma favorable a la ley.
De los indefinidos, más de la mitad (14) son oficialistas, dato que alienta los pronósticos de que habrá media sanción en Diputados, ya que el Gobierno hará sentir su presión sobre esos legisladores que deshojan la margarita esperando hasta último momento para decidir
Entre ellos se encuentra la ex gobernadora catamarqueña y el mendocino Alejandro Bermejo, que votaría a favor. Sigue siendo una incógnita la postura de la diputada cordobesa Alejandra Vigo (Córdoba Federal), la esposa del gobernador Juan Schiaretti, ya que luego de asbtenerse en 2018 no se pronunció y algunos -mal pensados- creen que está esperando para vender el voto de ser necesario.
También hay serias dudas sobre hacia dónde se inclinará el voto del presidente de la UCR, el mendocino Alfredo Cornejo, mientras que el bonaerense del PRO Sebastián García de Luca sólo se pronunció a favor de la despenalización, y se cree que también podría acompañar la legalización.
Sigue bajo un halo de misterio qué sucederá con el voto de la santacruceña Mariana Zuvic de la Coalición Cívica, mientras que en el bloque lavagnista dos de los tres diputados, Graciela Camaño y Alejandro «Topo», Rodríguez votarán en contra, y Jorge Sarghini no comunicó aún qué hará.
Solamente hay dos bloques que votarán enteramente en contra de la medida: el Frente de la Concordia Misionero y Acción Federal.
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