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Por presión de los bancos, Bausili evalúa dar marcha atrás con el endurecimiento financiero

El titular del BCRA, Bausili, se lo habría dicho a los banqueros con los que se reunió el martes. Según los jefes de las entidades, la volatilidad de tasas vuelve insostenible su operatoria.
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Gerentes y ejecutivos de primera línea de entidades financieras volvieron a hacer sentir su descontento con el Banco Central por los nuevos requisitos de inmovilización de los depósitos, en el marco del endurecimiento de la política monetaria dispuesto por ese organismo.

Esta vez tuvo que salir a atenderlos nada menos que Santiago Bausili, el presidente de la autoridad monetaria, quien accedió a reunirse con ellos y escuchó sus quejas. Además se habría comprometido a revisar las normativas puestas en marcha la semana pasada. El encuentro fue confirmado por la agencia Bloomberg, aunque desde el BCRA evitaron hacer comentarios sobre el tema.

La reunión, celebrada el martes, fue la segunda en pocos días y tuvo un mayor voltaje político que la anterior. El jueves pasado el interlocutor de los bancos había sido Darío Stefanelli, gerente de Aplicaciones Normativas, quien había hecho una exposición mucho más técnica sobre cómo se computarían los encajes (la fracción de depósitos que los bancos están obligados a mantener como reserva) y la utilización de títulos públicos para cubrir ese requerimiento.

En los bancos hay malestar por el giro que viene tomando la conducción económica, con el claro objetivo de asegurarse de que “no sobrarán pesos en ningún momento del tiempo”, como proclamó Federico Furiase, en su doble rol de asesor del ministro Luis Caputo y director de BCRA.

El objetivo es claro: secar la plaza para evitar cualquier sobrante de pesos que pueda alimentar una eventual corrida hacia el dólar. El gobierno quiere tener la certeza de que la divisa estadounidense no escalará, para invisibilizar cualquier síntoma de desconfianza hacia el programa económico. Este miércoles, el billete verde cerró a $ 1.315 en el Banco Nación y a $ 1.345 en el mercado paralelo, con leves subas con relación a la jornada previa.

Sin embargo, ese afán de obligar a los bancos a integrar el 50% de sus depósitos cada día (ya no se acepta la posibilidad de tomar el promedio mensual para compensar cualquier faltante), y de estar expuestos a fuertes sanciones en caso de incumplimiento, dio origen a situaciones que les quitan el sueño a los gerentes bancarios. Por ejemplo, juntar desesperadamente los pesos necesarios para pagar el encaje a media tarde, aun a riesgo de que se dispare la tasa en el mercado interbancario, y aceptar intereses irrisorios después de cumplida esa obligación, con tal de darle alguna utilidad al dinero que haya ingresado después de ese cierre.

Fuentes del mercado contaron que el martes al anochecer la tasa de las cauciones (préstamos interbancarios) había bajado al 1% anual. Sin embargo, este miércoles por la tarde, un rato antes de integrar los encajes, llegó al 148% anual.

En el medio, claro, hubo lugar para «rulos» de todo tipo. Semejante volatilidad intentó ser aplacada parcialmente por el BCRA, que salió a ofrecer dinero (pases pasivos) al 40% anual.

En las entidades financieras tienen atragantada la frase de que “los bancos tienen que trabajar de bancos”, como dijo Bausili para argumentar el fin de las Lefi (que aseguraban rentabilidades diarias) y mandarlos a competir ofreciendo créditos más baratos. Los banqueros argumentan justamente eso: que tienen que afrontar encajes tan altos y pagar tasas tan elevadas para cumplir ese requisito que no pueden hacer su trabajo.

Todo indica que los bancos volvieron a ser los principales prestamistas del gobierno. Como antes, cuando no había déficit fiscal.