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Toto Caputo se rindió ante la casta (pero hay gato encerrado)

El ministro de Economía puso la cara y le evitó el mal trago a Javier Milei. De la amenaza... ¿a la conciliación? El tramo fiscal del proyecto ómnibus, a boxes.
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Por Marcelo Falak – Letra P

Lo que se voceaba como central e innegociable en el proyecto de ley ómnibus, el voluminoso capítulo fiscal de un centenar de artículos, fue retirado sorpresivamente de la discusión con el Congreso y el ministro de Economía, Toto Caputo, prometió reescribirlo y someterlo a una nueva negociación con los gobernadores y con la oposición dialoguista. ¿Bandera blanca de rendición? Sí en el tono, en el fin de las amenazas y en la retirada de las promesas de mayor sufrimiento social si no se aprobaba la propuesta original. Sin embargo, la parte del plan que queda en pie incluye el otorgamiento de superpoderes al presidente Javier Milei en una amplia gama de temas, lo que podría habilitarlo para imponer por decreto lo que no consigue por ley. Hay gato encerrado y la pelea sigue.

En una sorpresiva conferencia de prensa, el jefe del Palacio de Hacienda cambió drásticamente el tono este viernes, dijo comprender las inquietudes de los gobernadores en temas como las retenciones y hasta compartirlas personalmente. Ya no corren, parece, los chantajes en forma de promesas de corte de partidas y, como señaló el jefe de Estado, de «fundir» a las provincias. Al mantra oficial de «no-hay-plata», la casta le impuso el suyo: por ese camino «no-hay-votos».

Sin embargo, Caputo, que le evitó a Milei el disgusto del retroceso en chancletas, se encargó de ratificar que el objetivo de equilibrio fiscal se mantiene incólume. Hizo bien en hablar después del cierre de los mercados –en especial del cambiario–: acaso a los operadores no les basten con esas promesas vaporosas para no perder los estribos.

Se abre ahora un fin de semana de contactos otra vez febriles, aunque se espera que en un tono más civilizado que el de los últimos días.

Más allá del nuevo perfil de «Toto paz y amor», el ministro dijo explícitamente que queda en el aire y pendiente de reescritura todo el capítulo fiscal del proyecto ómnibus: el blanqueo, la movilidad jubilatoria, el adelanto de Bienes Personales, la ley de Ganancias y las retenciones, detalló.

El edulcoramiento es, a priori, un triunfo de la casta sobre el Gobierno, que ahora ya sabe que no puede gobernar sin la política. Pero la paz será armada. Eso surge cuando se le presta atención a lo no dicho por el funcionario, pero presente entre líneas.

Por un lado, dejó en el aire el restablecimiento de Ganancias para los 800.000 trabajadores en blanco mejor remunerados, esto es una compensación que los mandatarios provinciales pedían a gritos.

Segundo, como los gobernadores y el Congreso se han opuesto a las disposiciones de suba de impuestos, el esfuerzo va a ser mayor en la reducción del gasto, lo más doloroso del ajuste. Eso, señaló, competerá «a la Nación, a las provincias y a la política». La que pagará, en verdad, será la sociedad.

En tercer lugar, hay que recordar que el Presupuesto con el que se maneja el Gobierno es el del año pasado, y la inflación enorme que ha mediado desde entonces hace que su cumplimiento a rajatabla involucre, en teoría, cifras ridículamente bajas. Tal vez haya llegado la hora de provocar dolor en los territorios en lugar de gritarlo torpemente.

Cuarto, lo que hasta ahora era secundario en el proyecto ómnibus y ahora parece esencial –lo que no es fiscal– involucra el pedido de Milei de hacerse con superpoderes para legislar por decreto delegado durante un lapso prolongado. ¿Será por cuatro años –dos más dos, con prórroga a simple firma del Presidente–, como dice el proyecto original? ¿O un año prorrogable por otro por decisión del Congreso, como se negoció en los últimos días?

Como sea, el espacio que eso le daría al jefe de Estado sería enorme, incluso para imponer a voluntad, vía recortes –no subiendo impuestos–, mucho de lo que la oposición le niega.

Las negociaciones que vienen a partir de este nuevo escenario no serán entre animales herbívoros.

El Gobierno metió en su nueva oferta un gato encerrado y peligroso, eje de la pelea, otra vez agónica, que viene.

Fuente: Letra P