No fue un misil en el placard, como cantaba Gustavo Cerati; sino una bomba en el jardín. Ocurrió este jueves en San Luis, cuando un hombre encontró el artefacto semienterrado. Omar Zalazar notó que ahí, en su taller de chapa y pintura ubicado en calle Edison 368 (Villa Mercedes), había -hundido en la tierra- un objeto que parecía ser un explosivo. Oxidado y viejo, pero peligroso al fin. Ante el temor de que alguien pudiera resultar herido, se comunicó con las autoridades para que lo ayudaran a alejar la amenaza.
Pero lo más inquietante es que quizá durante décadas la gente circuló por la zona sin saber que podía volar por los aires. Entrevistado por colegas de FM Latina, el hombre contó que trabaja en ese taller desde 1978 y que cree que es posible que la bomba haya sido hallada por trabajadores que están haciendo una obra en el terreno aledaño. Se conjetura que al encontrarla y no saber qué era, la arrojaron hacia su propiedad.
Según los informes iniciales, se trataría de una bomba «de entrenamiento aéreo» a la que el paso de los años puede haber tornado impredecible.
Los explosivos abandonados, en efecto, son causa de miles de muertes por año. Un ejemplo: sólo en 2019, 2170 víctimas murieron y más de 3.300 fueron heridas por minas antipersonales, que aunque están prohibidas, siguen representando un silencioso peligro en países donde hubo conflictos bélicos.
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