A principios de la década de los ´80 se produjo la segunda ola de los seriales en la televisión. En esta nueva etapa de los seriales televisivos, la ciencia ficción fue la vedette de los géneros.
En la primera etapa de las series predominaron el western, la comedia y la acción (fines de los ´60 y década del ´70) con títulos como Cuero Crudo, Bonanza, El Zorro, El Show de Benny Hill, Los Ángeles de Charlie, Columbo, Mork y Mindy, El chavo del 8, entre otras.
En los ´80 se destacaron en las pantallas series de género Fantástico y Ciencia Ficción entre ellas recuerdo a Manimal, Automan, V Invasión Extraterrestre y muchas otras, pero sobre todo esta última de alienígenas lagartos.
Yo para esa época vivía con mi familia en el Barrio Autonomía. En una casa esquina en Domingo Medina y Juan F. Ibarra. Allí transcurría el tiempo jugando con mi hermano menor Huguito, mi recién nacida hermana María Alejandra y mis padres Hugo y Lita. Creo que tuve la mejor infancia que un niño pudo haber tenido. Eran otras épocas, de puertas sin llave, de bicicletas tiradas en los jardines de entrada a las casas, de los amigos en la esquina por las noches, la barra de los changos de la cuadra, los juegos improvisados como el hoyito chipaco, las etiquetas, las figuritas, el tejo, las carreritas de autitos interminables por los cordones de la vereda. No existían los videojuegos, los celulares, o las computadoras. A estas cosas solo las podíamos ver en la televisión, en las series favoritas de todos los niños de esa época.
Recuerdo de los partidos de fútbol en la canchita de enfrente a casa, un espacio de tierra y arcos de palos de madera y travesaño de botellas de plástico. Yo no sé si antes hacía menos calor que ahora, o si por ser niños teníamos más resistencia física, pero a la siesta se jugaba al fútbol. Pleno calor santiagueño al rayo del sol y todos los chicos atrás de la pelota. Cada sector del Barrio Autonomía tenía su equipito de fútbol, nosotros también teníamos el nuestro. Nosotros éramos los «Sobaco Yuyo» y como no teníamos mucho dinero jugábamos descamisados o «en cuero» como solíamos decir. Nuestros archirrivales eran los «Estrella Roja», allí jugaban los chicos «bien» del Barrio, tenían cancha de 12, dos canchas de futbol 5 y entrenaban con profesores. Pero lo mejor era que tenían camiseta, unas casacas color blanca inmaculada con una estrellita roja en un costado del pecho. Ellos jugaban con botines. Nosotros de zapatillas o alpargatas. La mayoría de las veces perdíamos contra los «estrella» pero las ganas que poníamos nosotros eran fenomenales.
Por las noches cenábamos y veíamos las series de televisión en Canal 7. Luego de ello la fija era juntarnos en la esquina a conversar sobre los capítulos de las series en cuestión. Eran charlas mágicas llenas de imaginación. En esas juntadas se mezclaban las series yanquis, con nuestras vivencias y las leyendas del monte nuestro que estaba cruzando la ruta.
En esas noches de luna llena y cielos estrellados siempre se hablaba de nuestra serie predilecta, la que mas llamaba nuestra atención, V Invasión Extraterrestre. Recuerdo las naves nodrizas gigantes color gris en cada capital de los países del mundo, sus naves de transporte mas pequeñas, a la mala de la serie, Diana, y al héroe Donovan. Nos llamaban la atención sus pistolas destellantes, los uniformes, las escenas de acción y que los alienígenas eran lagartos que venían a llevarse el agua del planeta tierra. Comían ratas y eran «lobos vestidos de cordero», se hacían pasar por seres humanos buenos, pero en realidad eran malvados.
Nosotros replicábamos la serie jugando. Nuestras pistolas eran de palo, y lo más cercano a los extraterrestres eran las lagartijas del monte de enfrente que cazábamos en las mañanas hasta que escuchábamos el chiflido de nuestro padre llamándonos a almorzar.
Lo curioso es que se hizo por aquel entonces una ampliación del Barrio Autonomía hacia el norte. Unos monoblocks nuevos, muy bonitos. Rápidamente se pobló este sector y desde allí comenzó a bajar el nivel de agua del barrio. Las canillas ya no explotaban con líquido como antes, sino que salía un chorro bastante menguante.
Una de esas noches imaginamos, sentados en la esquina de la cuadra, luego de ver un capítulo de V Invasión Extraterrestre, que esta gente nueva del complejo habitacional eran alienígenas. Que al igual que los de la serie habían venido por el agua de nuestro barrio. Y que se hacían pasar por humanos, pero en realidad eran… Lagartos.
Y desde allí se esparció esta ocurrencia y a los nuevos habitantes del sector se les comenzó a denominar los «Lagartos», al igual que al sector del monoblock, «los departamentos de los Lagartos». Hasta la fecha se sigue diciendo así a la zona esa.
Ellos, los «Lagartos» nos empezaron a decir a nosotros, los de las casas del barrio, los «Dinastía», en alusión a otra serie televisiva de esa época. Pero ese mote no se sostuvo en el tiempo y en nuestra cultura. Sí lo hizo hasta nuestros días el apodo que se nos ocurrió a los niños de esa época. Así, hasta la actualidad, todos reconocen el sector de «Los Lagartos» del Barrio Autonomía.
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