Juan José Navarro Cádiz, el confeso autor material del doble crimen a balazos del diputado Héctor Olivares y su asesor Miguel Yadón, ocurrido en mayo de 2019 en la plaza del Congreso de la Nación, aseguró que nunca tuvo la intención de matar a nadie y pidió perdón a las familias de las víctimas.
“Quiero decirles que nunca quise lastimar a nadie, ni mucho menos matar a nadie. Les pido por favor a las familias que por favor me perdonen”, dijo Navarro Cádiz (27) en sus últimas palabras ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de la Capital Federal que a las 11.30 da a conocer su veredicto.
El otro principal imputado en la causa, Juan Jesús Fernández (44), dueño del auto desde donde su primo Navarro Cádiz efectuó los disparos, en cambio, le dijo a los jueces que era “inocente” y que no tuvo “nada que ver esa noche con ninguno de los hechos ocurridos».
“Quiero decir que en primer lugar soy padre de familia, amo a mi mujer, a mis hijos, a mi esposa, soy un hombre trabajador, toda mi vida trabajé. Nunca tuve problemas con nadie, ni antecedentes penales. Siempre fui una persona buena, cariñosa, servicial, amable, siempre ayudando a los más desfavorecidos”, afirmó el imputado.
“Me parece injusto que por sacar mi auto como sacaba todos los días, por salir esa noche, me quieran dar una condena perpetua. En segundo lugar, también me quieren dar una perpetua por no conocer o no saber las intenciones de las personas”, comentó en referencia a la estrategia de su defensa, que siempre fue afirmar que él fue sorprendido cuando su primo sacó un arma y comenzó a disparar por la ventanilla.
“Me siento penoso por el dolor que pasan mi familia y las familias de Olivares y Yadón. Voy a luchar por mi inocencia hasta mi último suspiro”, concluyó Fernández, que al igual que su primo, son los únicos dos acusados que están detenidos por el caso.
Tras las últimas palabras, los jueces Ana Dieta, Fernando Ramírez y Luis Salas pasaron a un cuarto intermedio hasta las 11.30, cuando darán a conocer su veredicto y la eventual sentencia para quienes resulten condenados.
En su alegato, el fiscal de juicio, Ariel Yapur, acusó a los dos principales acusados –ambos pertenecientes a la comunidad gitana-, como coautores de un «homicidio agravado por alevosía cometido en forma reiterada en dos ocasiones, en concurso ideal con portación ilegal de arma de guerra«.
La diferencia radicó en el pedido del monto de la pena, ya que mientras para Fernández solicitó la prisión perpetua, para Navarro Cádiz, quien confesó ser el autor material de los disparos homicidas, pidió 45 años de cárcel.
Yapur descartó para este caso el agravante del «homicidio por placer» por el que la causa también había llegado elevada a juicio y que sí fue valorado por las querellas de las familias de Olivares y Yadón, representadas por las abogadas María Fernanda Prack y Mónica Mac Gaul, al pedir para ambos presuntos autores la pena de prisión perpetua.
Las defensas
El primer día del juicio, Navarro Cádiz pidió perdón a las familias de las víctimas, confesó haber sido el tirador pero aclaró que su intención fue hacer un solo disparo hacia un ombú de la plaza y por error salió una ráfaga que alcanzó al diputado y su asesor.
Su defensor, Pablo Pierini, pidió que el tirador sea condenado pero por los delitos de «doble homicidio culposo» (sin intención), o al menos por «homicidio con dolo eventual», con pena máxima de 25 años.
En cambio, la defensa de Fernández, a cargo del abogado Oscar Moyano, pidió la absolución al considerar que el hecho de que su cliente estuviera dentro del auto desde donde partieron los disparos homicidas, no implican que haya tenido ni la voluntad ni el dominio del hecho.
En relación a los otros imputados -la mayoría familiares de Fernández y Navarro Cádiz- que llegaron a juicio en libertad acusados de delitos menores como «tenencia, portación o suministro de armas», el fiscal Yapur pidió algunas absoluciones o penas en suspenso, mientras que las querellas solicitaron penas de entre 2 y 4 años de prisión.
El crimen de Olivares (61) y Yadón (58) ocurrió el 9 de mayo de 2019, cuando el diputado radical por La Rioja y su asesor salieron a hacer su caminata matutina habitual por la plaza del Congreso Nacional.
A las 6.50, al pasar por segunda vez delante de un Volkswagen Vento estacionado detrás de un micro, sobre avenida de Mayo entre Luis Sáenz Peña y Virrey Cevallos, les efectuaron varios balazos.
Yadón cayó muerto de tres disparos –uno en cuello, otro en axila y el tercero en la pelvis-, mientras que Olivares recibió un tiro en el abdomen que lo dejó herido de gravedad y falleció tres días después.
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