Exclusiva | Plataforma de noticias

Audios y Noticias desde Santiago del Estero, para toda Argentina y el Mundo. Exclusiva | Plataforma de noticias

Karina y su hermano siguen a contramano

Los libertarios levantan al sector agropecuario por sobre la manufactura, siguiendo un camino que podría debilitar aún más la base industrial argentina. Mientras tanto, avanzan las políticas proteccionistas de Donald Trump. Cuáles son sus efectos en la economía estadounidense a través de aranceles aduaneros y su impacto en el comercio global con países como India, Brasil y China. La postura de la Reserva Federal. El contraste entre el proteccionismo y las ideas de libre comercio.
¡Compartilo!

Por Enrique Aschieri


La política proteccionista de Donald Trump (el 47 President Of The United States: POTUS 47) parece estar funcionando en materia de crecimiento y creación de empleo. La política librecambista del gobierno libertario a la violeta que encabeza el hermano de la Karina, mientras, está funcionando para honrar el gran mito argentino del sector agropecuario, lo que implica el gran disparate de contraponerlo a la manufactura. Son complementarios, no sustitutos. Los libertarios quieren una industria que en lo posible resulte lo menos posible.

La economía estadounidense en el primer trimestre declinó –en tasa anualizada- 0,5 por ciento. En el segundo trimestre se recompuso con creces al aumentar el producto bruto a una tasa anual del 3 por ciento. Según los analistas los datos del PIB del segundo trimestre suponen que se moderará el crecimiento a medida que las empresas vayan bajando el gasto en edificios y equipos.

A mediados de semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer su último World Economic Outlook (WEO: Perspectiva Económica Mundial). En el informe del organismo financiero multilateral se pronostica que la economía mundial probablemente crecería un 3 por ciento este año, frente a su estimación del 2,8 por ciento de abril, pero aún por debajo de la de 2024. Proyectan el 3,1 por ciento de crecimiento global para 2026. Para el FMI, la economía argentina crecerá un 5,5 por ciento durante 2025 y un 4,5 por ciento en 2026. En 2024 la economía argentina cayó 1,3 por ciento.

Trump vs la Reserva Federal
El miércoles, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, anunció que por quinta vez consecutiva el directorio del banco central de los norteamericanos votó a favor de mantener las tasas de interés en su nivel actual de entre 4,25 por ciento y el 4,5 por ciento anual. Powell dijo que no hay indicios ciertos de en qué dirección afectará a la economía la danza de aranceles aduaneros de Trump. Eso junto al bajo desempleo, un mercado laboral sólido y tasas de inflación persistentes que rondan el 2,1 por ciento anual, fundamentaron la prudencia de no innovar en materia de tasas de interés.

El POTUS 47 venía amenazando –y sigue amenazando- con echar a Powell, pese a no tener facultades legales para hacerlo, porque no bajar las tasas de interés. El mismo miércoles 30 de julioTrump, en Truth Social, calificó a Powell de “perdedor total” y especuló que el recorte de tasas llegará demasiado tarde, costándole al país billones de dólares. De momento, los agentes económicos creen que lo del POTUS 47 no pasa de compadreadas.

En la votación del directorio de la Fed quedó plasmado esa ida y vuelta. Por primera vez desde 1993, hubo dos disidentes en votaciones que durante las últimas tres décadas fueron normalmente unánimes. Dos gobernadores de la Reserva Federal, Christopher Waller y Michelle Bowman, votaron en contra de los otros nueve miembros con derecho a voto. Waller y Bowman, nombrados por Trump durante su primer mandato, querían un recorte de un cuarto de punto porcentual y han abogado públicamente junto con el POTUS 47 por una drástica rebaja de los intereses.

Uno de los dos suena para reemplazar a Powell si Trump logra desplazarlo. Powell señaló que podría bajar la tasa en septiembre, de acuerdo a cómo impacte en la inflación y el crecimiento la guerra comercial de Trump. Los aranceles “han comenzado a reflejarse con mayor claridad en los precios de algunos bienes (…) pero sus efectos generales sobre la actividad económica y la inflación aún están por verse”, consignó Powell.

En Wall Street las opiniones sobre si habrá o no recortes de tasas de interés están divididas. Esto es importante porque afecta la cotización de bonos y acciones. Si la tasa baja, los bonos –renta fija- tienden a subir. Y las acciones –renta variable- a bajar. Sucede lo contrario en caso de que la Fed no recorte, o aun suba la tasa.

La bolsa de New York cerró los últimos días de julio en baja. Acusar a incertidumbre de la guerra comercial, aunque inmediatamente coyuntural, no luce muy efectivo. Al fin y al cabo la capitalización bursátil total respecto al PIB se encuentra en un máximo histórico. También el índice S&P 500 cerró la semana en otro máximo histórico. Mucho le debe ese resultado a las siete empresas tecnológicas que explican un tercio de la capitalización bursátil. Y la fiebre bursátil por invertir en Inteligencia Artificial. Sin embargo, en las otras empresas 493 del S&P 500 los rendimientos promedios han sido muy interesantes.

La guerra comercial
El dato del primer trimestre de declinación del PIB norteamericano le dio de comer a la legión de críticos del POTUS 47. Afirmaban que era el primer indicio serio de que se hacía presente la recesión por la introducción de aranceles generalizados que alienta las presiones inflacionarias. La recuperación del nivel de actividad del segundo trimestre desafió las advertencias contra el proteccionismo. El precio del oro –usual refugio inversor cuando hay incertidumbre total- no para de subir. Las miradas contradictorias entre sí, arrecian.

Lo críticos no guardaron violín en bolsa. Estiman que del dicho de la amenaza de la debacle proteccionista al hecho del estancamiento y retroceso de la actividad económica del aparato productivo más prominente del mundo, reaparecerá desde que el jueves 31 de julio a última hora la Casa Blanca impuso sus tasas “recíprocas” más elevadas que corren desde el 7 de agosto.

Los economistas estiman que el arancel general sobre las importaciones estadounidenses ronda el 15 por ciento. Esto supone un aumento respecto al 2 por ciento de principios de año y el nivel más alto desde la década de 1930. Pero hay algo de engañoso en estas estimaciones porque no se sabe sobre qué valor de aforo o valor criterio se aplica. La aduana es la que lo define.

A modo de prolegómeno, el miércoles el POTUS 47 estableció un arancel aduanero del 25 por ciento a India. A pesar de que entre el POTUS 47 y el primer ministro indio desde hace once años, Narendra Modi, que pasó sin pena ni gloria hace un mes por la Argentina, prima la fuerza del cariño, los gringos quieren meter baza en la industria farmacéutica, las autopartes y la agricultura. Y el gobierno de la democracia más grande del mundo le responda con un amoroso: “tomá pa’ vo y dale a Braulio”. Esta ratificación del prosaico “donde hay plata no hay amor” se completa con la pretensión de Modi -y de las multinacionales norteamericanas- de no frenar ni revertir el acceso de estudiantes y trabajadores altamente cualificados indios a los Estados Unidos.

Pero el POTUS 47 no es un desalmado que se olvida de los amigos. El mismo miércoles le impuso a Brasil un arancel adicional del 40 por ciento. Fue en buena medida motivado –según dijo el POTUS 47- como represalia por lo que caracterizó como una “cacería de brujas” del gobierno de Lula contra el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro.

Trump puso también a parir a la India por el petróleo ruso. Ni bien despuntó julio, Trump intimidó con imponer un arancel del 100 por ciento a cualquier país que comercie con Rusia a menos que el Kremlin detuviera la guerra en Ucrania en un plazo de 50 días. Para la última semana de julio, redujo el plazo a “10 o 12 días”.

India compra alrededor de dos millones de barriles de petróleo diarios a Rusia, lo que representa el 40 por ciento de las importaciones totales de petróleo de India. Esta cantidad refleja un enorme aumento de las importaciones rusas a la India después de 2022, cuando las sanciones europeas por la invasión de Ucrania abarataron considerablemente el crudo ruso para los compradores no europeos.

Los especialistas en el mercado de petróleo analizan que India podría volver a sus proveedores tradicionales en Medio Oriente y África, pero tendría que aceptar costos significativamente más altos en comparación con el crudo ruso vetado al que se ha acostumbrado. China e India, compran más del 80 por ciento de las exportaciones petroleras de Rusia, lo que representa aproximadamente el 5 por ciento de la demanda mundial total de crudo.

Trump intenta asestarles a los rusos un golpe muy fuerte por el lado del petróleo. Ese objetivo también tiene su influencia en que los negociadores estadounidenses y chinos concluyeron ayer la última ronda de negociaciones comerciales en Estocolmo sin un acuerdo firme y sin que haya uno a la vista luego del impasse que se extiende hasta el 12 de agosto, aunque podría ampliarse el plazo. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo el mismo jueves a CNBC que estaba “seguro” de que los negociadores podrían alcanzar una extensión de 90 días con China.

Los martes orquídeas y los miércoles aranceles aduaneros culminó con la colocación de un arancel al cobre del 50 por ciento y luego Trump lo rebajó para los productos manufacturados de cobre.

El jueves, se llegó a fecha límite que el POTUS 47 se autoimpuso para dar por terminada la pausa arancelaria. En consecuencia, salió el decreto por el cual los países que no habían llegado a un nuevo acuerdo comercial con los Estados Unidos soportarían aranceles más altos.

No hay forma de evitar los aranceles. La orden ejecutiva impone un arancel adicional del 40 por ciento a cualquier producto considerado “transbordado” (“transhipped”), lo que significa fabricado en un país con componentes de otro para evitar aranceles.

La orden ejecutiva tipifica tres grupos de países –entre los más de 60 alcanzados por el garrote proteccionista- , conforme los aranceles aduaneros de menor a mayor que deben pagar sus productos y servicios para ingresar al enorme mercado norteamericano:

10 por ciento para aquellos los países en los que los Estados Unidos tienen superávit comercial. Argentina cae acá, aunque no le bajaron el arancel sobre aluminio y acero del 25 por ciento. Tampoco le levantaron la interdicción para las exportaciones de biodiesel. Y no es seguro que nuestro país pague ese arancel del 10 por ciento por efecto del 40 por ciento del “transbordo”. Los norteamericanos también como con India presionan con el sector farmacéutico que no paga patentes.
15 por ciento para países en que tienen un pequeño superávit comercial con los Estados Unidos
Tasa más altas para los países con un gran déficit o que no llegaron a acuerdos.
Trump anunció que México obtendría un aplazamiento de 90 días para que sus aranceles no suban al 35 por ciento con el fin de seguir negociando un acuerdo. Trump dijo que aumentaría los aranceles sobre Canadá del 25 por ciento al 35 por ciento, pero que esto excluiría cualquier producto cubierto por el acuerdo comercial que negoció con Canadá y México durante su primer mandato.

En el caso de los países que sí llegaron a acuerdos, entre ellos Japón, Gran Bretaña, la UE, Indonesia y Corea del Sur, el decreto –en su burocrático idioma oscuro- sugiere que se aplicarán los aranceles que se acordaron, aunque los detalles aún se están resolviendo. El secretario de Comercio, Howard Lutnick, dijo que algunos aspectos del acuerdo comercial preliminar de Washington con la UE aún tenían grandes problemas sin resolver. “Los impuestos a los servicios digitales y los ataques a nuestras empresas tecnológicas (…) estarán sobre la mesa”, dijo el miércoles a CNBC.

Cosas que cambian, cosas que no
Para darle un encuadre más abarcador a las acciones un tanto dislocadas del POTUS 47 que lo identifiquen con las tendencias de fondo que articulan la escena mundial de disputa de poder, vale considerar el enfoque del historiador de la Universidad de Cambridge Chris Clark, sobre “El fin de la modernidad”, ensayo publicado en la edición más reciente de Foreign Policy. Cita al politólogo George Friedman señalando que “ha observado que es necesario distinguir entre dos períodos desde 1989. El primero, que podríamos llamar la ‘pos Guerra Fría’, se extendió desde 1990 hasta los años 2004 y 2007. Esta etapa de posguerra se caracterizó inicialmente por un enfoque abrumador en el poder estadounidense. El mundo parecía girar en torno a Washington”.

Al que lo sucedió desde entonces hasta ahora, le traza un rasgo distintivo “el surgimiento de una auténtica multipolaridad”. En otras palabras, del orden de la segunda parte del siglo XX hacia –de nuevo- el desorden de la segunda parte del siglo XIX que llevó a las dos guerras mundiales de la primera parte del siglo XX.

Clark contrasta: “Se suele afirmar que Trump representa la caída del neoliberalismo y la resistencia a la globalización. Pero sería más lógico considerar la relación entre Trump y el neoliberalismo como análoga a la que existe entre el estalinismo y el leninismo. La revolución mundial de Vladimir Lenin dio paso al ‘socialismo en un solo país’ de Joseph Stalin, al igual que las visiones transnacionales y cosmopolitas del neoliberalismo han dado paso a una forma de política que aplicará los mismos principios (la desregulación y el debilitamiento del trabajo organizado, por ejemplo) a un único espacio continental o nacional (…) El nuevo régimen no es precisamente aislacionista, ya que está cada vez más involucrado en una red de sistemas oligárquicos a nivel mundial”.

De este estado de situación que infiere el historiador de Cambridge deduce: “La naturaleza multifacética de la política contemporánea, el presente de agitación y cambio sin un rumbo claro, está causando una enorme incertidumbre. Ayuda a explicar por qué nos inquietan tan fácilmente las agitaciones del presente y por qué nos resulta tan difícil trazar nuestro rumbo (…) La incertidumbre se ha visto exacerbada por las crisis de las últimas dos décadas. La crisis financiera mundial socavó la confianza en las instituciones financieras y en los organismos gubernamentales encargados de supervisarlas (…) Hemos llegado al punto en que podemos afirmar que la crisis de nuestro tiempo no solo ocurre ante nuestros ojos, sino también en nuestras mentes (…) Las respuestas más sabias a las espinosas preguntas que nos plantea la historia nunca han sido absolutas. Pero hoy, cada vez hay más indicios de que nos enfrentamos a una disyuntiva entre la democracia pluralista y constitucional y una gama de alternativas autoritarias, desde la llamada democracia iliberal hasta la violencia abierta y el gobierno arbitrario. Ante esta cuestión existencial, la neutralidad no es una opción”.

Allá por 1950
En la edición correspondiente al 11 de enero de 1950 el matutino de la Gran Manzana, The New York Times, publicaba: “Indiscutiblemente, el elevado nivel de vida en Europa y los Estados Unidos depende en cierta medida de la existencia de materias primas y una mano de obra poco onerosa en Asia y en África”. Agregar Latinoamérica completa el panorama. Setenta y cinco años después el paisaje no cambio nada. O si: es un poco peor.

Esta imposición unilateral de aranceles del POTUS 47 al romper con décadas de política comercial acordada internacionalmente, intenta que los bajos salarios de la periferia sigan beneficiando al ciudadano de a pie del centro y no a las empresas multinacionales.

Desde que ha habido una economía-mundo capitalista, uno de los mecanismos esenciales de su funcionamiento exitoso ha sido la fábrica fugitiva. Después de un período de significativa acumulación de capital en las llamadas industrias líderes (por lo general alrededor de veinticinco años), el nivel de beneficio se reduce, tanto por el debilitamiento del cuasi-monopolio de la industria líder como por el aumento en los costos de mano de obra debido algún tipo de acción sindical.

Cuando esto sucedía, la solución era que la fábrica “fugara”. Lo que esto indica es que el lugar de producción era transferido a alguna otra parte del sistema-mundo que tenía “niveles salariales históricamente más bajos”. En efecto, los capitalistas que controlaban las principales industrias trocaban mayores costos de transacción por la reducción de los costos laborales.

Esto preservaba de manera significativa los ingresos, aunque resultaren menores que en el período anterior, cuando todavía tenían un cuasi-monopolio. Eso era posible mientras se deshacían las barrea aduaneras del centro. Ese desleimiento fue concertado y dirigido por los Estados Unidos y su culminación fue la OMC, una organizó que en nombre del librecambio organizó -o intento organizar- el mercantilismo de nuestro tiempo. Trump expresa todas las contradicciones exacerbas del proceso de “fábrica fugitiva”.

Un salame
¿Y qué hace con todo este despelote el hermano de la Karina que encabeza el gobierno de los libertarios a la violeta? Perora sobre un mundo feliz librecambista. Tal lo que se desprende de sus palabras en la 137° inauguración de la Exposición de La Rural.

El hermano de la Karina, destacó que “para tratar de contener la inflación que el propio Estado había generado al financiar, año tras año, un déficit fiscal gigante con emisión monetaria sin respaldo ni contrapartida de demanda de dinero (…) empresarios y productores se veían obligados a aumentar constantemente los precios de sus bienes y servicios para mantener sus negocios en pie. Ese régimen inflacionario les venía como anillo al dedo a la casta política para instalar con facilidad su relato anti-empresa, en el cual supuestamente los inescrupulosos empresarios especuladores se aprovechaban de las necesidades de la gente”.

Eso por un lado. Pero en abierta contradicción por el otro, recalcó que “también es necesario recordar que en Argentina no existe consenso político alguno respecto al rol del campo: los liberales lo tenemos claro; el resto, no. El partido del Estado cree que ustedes deben subordinarse eternamente a subsidiar a las decrépitas industrias infantes de la casta. Ellos piensan que, como sector, no valen nada, que solo extraen una renta de un activo fijo”.

Una de dos: o “empresarios y productores se veían obligados a aumentar constantemente los precios” o “El partido del Estado cree que ustedes deben subordinarse eternamente a subsidiar a las decrépitas industrias infantes de la casta”. El mundo libertario a la violeta sigue al Conejo Blanco.

Campo si, industria no es el mismo razonamiento de la dictadura. Simple: sin obreros industriales no habría más desordenes políticos del peronismo. ¿Y para que hacían falta?, si la industrialización era un error estratégico producto de ignorar o negarse a aceptar las “ventajas comparativas” generadas por la pampa, que “ostenta su lisa y velluda frente, sin límite conocido, sin accidente notable”, al decir de Sarmiento.

No era una apuesta “ideológica” menor. Una grande. Tan grande antes como ahora. Quizás por estos días peor. Año tras año, y década tras década, los gobiernos de todos los países del mundo practican sin tregua una política proteccionista, la que se inició desde hace siglos. Hubo una sola tregua: el corto paréntesis de libre comercio que comenzó para Inglaterra en 1846 y terminó en 1932, después de que las primeras barreras fueron establecidas en la Conferencia de Ottawa en 1894, por una parte, y fueron estipuladas las diferentes medidas de reglamentación del comercio exterior, durante la primera guerra mundial, por otra.

Puede decirse que la regla universal, desde la Alta Edad Media y, más aún, desde la época grecorromana, para no remontarnos más hacia el pasado, ha sido siempre el proteccionismo. La declamación del librecambio y el reclamo que se le hace a Trump es parte del circo carnavalesco que siempre acompaña la política internacional cuando los intereses fundamentales entran en juego.

La dura realidad no conmueve al gobierno de los libertarios a la violeta que encabeza el hermano de la Karina y sigue el camino de romper la base industrial que comenzó a destruir a sangre y fuego la dictadura genocida. El producto bruto agropecuario argentino es el 9 por ciento del producto interno bruto total. Emplea al 4 por ciento de toda la fuerza de trabajo. Macanean con el 20 por ciento involucrando a la agro industria. Say no more.

Fuente yahoraque.com