Por Oberdan Rocamora
1.- Todos macristas
“El peronismo es cabeza y es cuerpo, nunca es pata”.
Lo sentencia Ramón Puerta, Presidente Efímero. Fue gobernador de Misiones y senador. Embajador del Tercer Gobierno Radical que presidió Mauricio Macri, El Ángel Exterminador.
Puerta es el animador inagotable del Peronismo Republicano. Corriente interna de Juntos por el Cambio, inspirada en el carisma de Miguel Pichetto, El Lepenito.
Durante el extendido kirchnerismo, vertiente dominante del peronismo del siglo XXI, Pichetto fue Nuestro Bogart.
Con lealtad y eficiencia, Pichetto sirvió a la patología, desde 2003 hasta mediados de 2015.
Su rostro duro de Bogart (el de “Horas desesperadas”) fue la imagen de la derrota durante la histórica sesión que clavó el triunfo agrario.
Cuando Cleto Cobos, El No Positivo, selló el fracaso de las retenciones que había propuesto el indemne Martín Lousteau, El Personaje de Wilde, Ministro de La Doctora.
“Lo que deba hacer hágalo rápido”, le dijo Bogart Pichetto, senador y presidente de bloque. A Cobos, el vicepresidente de La Doctora que estaba en el estrado.
Tres héroes que coinciden, hoy, en la misma coalición. “Juntos por el Cambio”.
Los tres apoyan a Macri. Eventualmente a Horacio Rodríguez Larreta, Geniol. Tal vez a la señora Patricia Bullrich, La Yiya.
Cobos como el sobrio radical que siempre fue.
Pichetto con la invención del Peronismo Republicano, pata peronista de la coalición de Macri (aunque le espante a Puerta).
Y Lousteau representa la renovación radical. Apuesta por la presidencia para aceptar, como concesión, la jefatura del MaxiQuiosco Autónomo. La capital.
2.- Saltos en garrocha
En Argentina -donde todo termina mal- la política funciona con el rigor moral del Club Swinger (cliquear).
Un segmento considerable de los Peronistas en Desuso, excelentes militantes de la tercera edad, perfectamente conservados, conforman una suerte relativa de neo menemismo.
Es otra vertiente del peronismo que supo fascinar a los liberales de recetario televisivo, que jamás llevaron adelante un proyecto capitalista.
A partir de la muerte de Carlos Menem, El Estadista Perturbador (cliquear), el neo menemismo se potencia.
Los macristas clásicos se arrepienten. Desaprovecharon su paso por el poder y no continuaron a los menemistas.
Los experimentados Peronistas en Desuso nunca fueron tenidos en cuenta por el dominante kirchnerismo.
No les daba lugar. Ni los utilizaba como alfombras. Los tenían al costado, en la piecita de los trastos viejos.
Eran una manga de nostálgicos en desuso, en buen estado, pero contaminados por el neoliberalismo que se debía superar.
Pero Pichetto sobrevivió con holgura en el kirchnerismo desde 2003. Profundizó sus diferencias a mediados de 2015. Terminaba su mandato de senador por Río Negro.
Para colmo, la Corte no aprobaba la componenda imaginada por el gobernador Beretilnek, de Río Negro.
Bogart se transformaba en Lepenito y debía volver al llano (que es peor que la traición, según el pensador Chueco Mazzón).
Es cuando se produce el salto doble de garrocha de Pichetto. Clavaba la garrocha en la vertiente de la patología, para aterrizar en el helipuerto de la virtud. En el macrismo.
Sorprende como compañero de fórmula de Macri y justamente hace una mala inversión: adquiere la quiebra del desaprovechado proyecto político.
Pierde junto a Macri en 2019 con La Doctora y a través del instrumental Alberto Fernández, El Poeta Impopular.
En adelante Pichetto trabaja por su recuperación. Produce el segundo salto de garrocha, que es territorial.
Un regreso inofensivo. Desde Río Negro a Buenos Aires. De donde nunca debió haber salido.
3.- Categorías digestivas de sapos
Los peronistas no kirchneristas se encuentran en estado de debate en el Club Swinger.
Es una competencia entre dos categorías de sapos que se deben tragar.
El sapo del kirchnerismo, con la incandescencia del Frepasito Tardío. El menú (de sapos) incluye algún comunista rico. Y un revuelto de izquierdistas sin votos pero con la medialuna enarbolada.
Todos complementados por el sustancial recambio generacional que arrastra La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
Los otros sapos eventuales aluden a los tradicionales adversarios del peronismo. En tiempos recientes -y menos republicanos- se los calificaba como gorilas.
Son los antiperonistas culturales que nutren las bases fortalecidas de “Juntos por el Cambio”. Suelen manifestar los fines de semana largo, envueltos en banderas. Ejercen la oposición frontal al gobierno que suponen peronista.
El gobierno desopilante de La Doctora -que preside Alberto Fernández-confronta con los polos fácticos del poder real.
Con la Justicia, con los grandes medios. Ni siquiera extiende lazos sensatos con la piadosa oposición.
Pero los Peronistas en Desuso deciden agregarse a la oposición del gobierno internamente aislado.
Para ser la pata peronista, pero republicana. Y hasta saludada paternalmente por El Ángel Exterminador. Y por La Yiya. Ambos padrinos del estreno de San Miguel.
En 2015, Macri debió simular sus coincidencias con estos peronistas republicanos. Para pegar su garrochazo y elevarse.
En el atletismo de Gualeguaychú. Pasó de la alianza con los peronistas (que lo esperaban) a entenderse con los radicales y con las muchachas de la señora Carrió, La Derrotada Exitosa.
Pasó el Ángel a juntarse con los que denunciaban sistemáticamente a los peronistas. Y condenaban hasta a su propio padre, el Macri que de verdad valía, Franco.
4.- Ducha trucha de transparencia
Naturalmente Macri se identificaba con las posiciones de Menem. Lo admiraba.
Pero para ganar tuvo el acierto de darse la ducha trucha de transparencia y recibir la algarabía de los grandes medios que le imponían la agenda.
Y los radicales del Club Swinger, que se habían puesto el país de sombrero por su alianza con la izquierda, pegaban otro garrochazo y accedían al gobierno pero desde la derecha.
En menos de 15 años y gracias a la dinámica Swinger.
Efecto de componendas que sirven, en Argentina, para ganar la elección. Pero anticipan el desastre a la hora de gobernar.
Pasó con la coalición de radicales de De la Rúa y la izquierda. Con la coalición de radicales con Macri y la derecha.
Pasa hoy con la coalición del Frente de Todos que La Doctora inventa en un arreglo con Sergio Massa, El Conductor, y la promoción de Juan Sin Tierra para la presidencia.
La apertura de pertenecer a una coalición implica el fomento a la indigestión de sapos.
Los Peronistas en Desuso y sin juego con el kirchnerismo se preguntan qué sapos son peores. O lo que es lo mismo, mejores.
Tragarse a los gorilas culturales, para recalar en Macri.
O tragarse a La (Agencia de Colocaciones) Cámpora. A los enternecedores sin votos del Frepasito Tardío. Para recalar en La Doctora (que no los registra, ni siquiera con desprecio).
Fuente jorgeasisdigital
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