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Ya se sabe la causa de la muerte de las 30 ballenas en Chubut: ¿cuál fue?

Los especialistas explicaron el procedimiento científico que los llevó a ratificar la principal hipótesis de la muerte de las ballenas. También fallecieron pingüinos de Magallanes, aves marinas y un lobo marino por la misma causa.
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La causa de muerte de 30 ballenas en la Península Valdés, 
en Chubut,fue una floración algal nociva —mejor conocida como marea roja— en el Golfo Nuevo, ocurrida entre finales de septiembre y principios de octubre.  Así lo determinó el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) en conjunto con otras organizaciones e institutos de preservación de esa especie.

Desde el 10 de octubre no se registraron nuevas muertes de ballenas, «lo que coincide con un marcado descenso en la abundancia de la especie productora de toxinas paralizantes en el plancton y en los niveles de biotoxinas en moluscos del Golfo Nuevo», afirmaron los expertos.

De este modo, se confirma lo anticipado por Página/12 semanas atrás, en una nota que los científicos señalaba como la causa probable de las muertes de la ballena a la Marea roja.

Imagen: ICB.

Se conoció la verdad detrás de la muerte de las ballenas

Los especialistas del Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral (PMSBFA) y de la la Dirección de Fauna y Flora Silvestres de Chubut, entre otras entidades, ratificaron su principal hipótesis, anticipada por este medio, tras una extensa y minuciosa investigación que involucró necropsias de algunas ballenas, estudios gastrointestinales, y el análisis de biotoxinas en muestras de los tejidos de los animales, del agua y de los bivalvos.

Del total de los ejemplares fallecidos que fueron encontrados hasta la fecha, 26 eran adultos y 4 eran juveniles, informó el ICB. Asimismo, describió que de las ballenas adultas, 19 eran hembras, 2 eran machos y 5 no pudieron ser identificados; mientras que, de los juveniles, 1 era macho y 3 no pudieron ser identificados.

Imagen ICB

En tanto, los investigadores detallaron que si bien «existen registros en el mundo de intoxicación y muerte de fauna marina por ingestión de las mismas biotoxinas paralizantes que fueron halladas en los cuerpos de las ballenas que murieron en Península Valdés», la escasez de estudios y conocimientos de estos organismos, debido a que «no son vectores tradicionales de intoxicación en humanos», hace más complejo el trabajo de los científicos

Por este motivo, determinaron que ante «las dificultades propias de su investigación, se desconocen las dosis letales de biotoxinas para grandes cetáceos, como la ballena franca austral», y destacaron «la necesidad de continuar los monitoreos de floraciones algales nocivas y las condiciones ambientales en el medio marino que permitan entender mejor estos fenómenos».

Península Valdés: cómo se llevó a cabo el muestreo de las ballenas francas muertas

La investigación para determinar el motivo de las muertes de las ballenas en la Península Valdés estuvo a cargo del Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral (PMSBFA), el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), el Instituto de Investigación de Hidrobiología de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y la Dirección de Fauna y Flora Silvestres de Chubut.

Estas organizaciones realizaron necropsias de un grupo de ballenas seleccionadas en función de su menor estado de descomposición y su mayor accesibilidad, precisaron. El proceso fue complejo, debido a numerosos factores: “la mayoría de las restantes ballenas varó en sitios de muy difícil acceso, o bien en playas que son de uso público, en las cuales los exámenes forenses completos de ballenas no están permitidos por regulaciones provinciales y municipales, por prevención sanitaria”, apuntó la ICB en su comunicado.

Y añadió: “En algunos casos, las ballenas debieron ser remolcadas a otras playas para ser examinadas, y en otros esto no fue posible por limitaciones logísticas, al tratarse de animales de gran tamaño, por lo que no se realizaron las necropsias. Sin embargo, se realizó el examen externo de cada animal detectado”. 

En ese sentido, explicaron que se realizaron las necropsias en las seis ballenas que se encontraban en mejores condiciones para realizar diagnósticos confiables. Además, se colectaron muestras parciales, sin abrir cavidades, en otras 3 ballenas que se encontraron en áreas de uso público y no pudieron ser remolcadas hacia otro sitio. Finalmente, no pudieron recolectar muestras de 13 ballenas por su ubicación o su avanzado estado de descomposición al momento del hallazgo.

«A la fecha se continúa trabajando para examinar las ocho ballenas restantes, todas encontradas en avanzado estado de descomposición y en playas aisladas y de difícil acceso en el Golfo Nuevo», indicaron.

Los hallazgos de las necropsias de las ballenas

Tal como se había reportado anteriormente, los seis ejemplares necropsiados se encontraban en una “excelente condición corporal”. Los especialistas aseguraron que todas contaban “con un correcto espesor en su capa de grasa aislante y abundante presencia en cavidad abdominal y diferentes tejidos internos”.

Asimismo, las ballenas tenían “contenido en el aparato digestivo, indicando que se habían alimentado recientemente previo a su muerte”, señalaron los investigadores a cargo de los exámenes, y, por otro lado, “ningún ejemplar presentó evidencias de lesiones ni heridas traumáticas que expliquen su fallecimiento”, concluyeron.

Análisis de contenido gastrointestinal y de biotoxinas de las ballenas muertas

En las muestras de contenido estomacal e intestinal de cinco ballenas se descubrieron: «diatomeas de la especie Pseudo-nitzschia australis en dos de ejemplares, células compatibles con el dinoflagelado Alexandrium complejo catenella/tamarense en dos ballenas, fragmentos de copépodos en tres, otras diatomeas sin identificar en tres, y formas compatibles con células de dinoflagelado sin identificar en una ballena», apuntaron.

La importancia de este hallazgo es que «algunas diatomeas Pseudo-nitzschia australis y el dinoflagelado Alexandrium complejo catenella/tamarense pueden aumentar significativamente durante floraciones algales nocivas (FANs) y son potenciales productoras de biotoxinas», explicaron los científicos.

Por otra parte, al analizar diferentes tejidos y fluidos de ocho ballenas, incluyendo hígado, riñón, orina, sangre, humor acuoso del ojo y contenido intestinal, entre otros, «se encontraron concentraciones detectables de Toxina Paralizante de Moluscos en cinco ejemplares». También resaltaron que «todas las muestras resultaron negativas a ácido domoico».

Marea roja: las víctimas mortales no fueron solo ballenas

De acuerdo con el reporte de la ICB, desde fines de septiembre también se documentó la muerte de varios pingüinos de Magallanes y otras aves marinas, y de un lobo marino de un pelo «con sintomatología compatible con biotoxinas en el Golfo Nuevo». Los científicos recolectaron muestras de un importante número de estas especies a fin de determinar si hubo una intoxicación producida por marea roja. 

«Los análisis realizados hasta la fecha corroboran los hallazgos en las ballenas, con todos los animales negativos a toxina amnésica, pero positivos a toxinas paralizantes de moluscos en cantidades variables«, señalaron. Y explicaron que se debe a que «las ballenas francas se alimentan de copépodos que actúan como vectores en la transferencia de toxinas desde la base de la cadena trófica, e ingieren las toxinas de manera directa al filtrar las microalgas que se encuentran en el agua», a diferencia de «los pingüinos y otros mamíferos marinos como los lobos, que son predadores y consumen presas capaces de bioacumular toxinas, por lo que en general se exponen a dosis mayores», concluyeron.