El gobierno argentino levantó el cepo cambiario, permitiendo la compra libre de dólares sin restricciones, tras un acuerdo con el FMI que asegura un desembolso de 20.000 millones de dólares para reforzar las reservas del Banco Central. El dólar oficial flotará entre $1.000 y $1.400, ajustándose por oferta y demanda. El presidente Javier Milei celebró la medida como un paso hacia una economía más libre, pero expertos advierten sobre riesgos.
El economista Mariano Parnás expresó preocupación: «El cepo no se levantó para las empresas; los dividendos acumulados que no se pudieron girar en años seguirán sin poder hacerlo. Esto limita la demanda, a diferencia de 2018, cuando fondos de inversión podían retirar capital abruptamente, disparando el dólar». Parnas prevé que el dólar oficial subirá, generando un traslado a precios que acelerará la inflación en abril.
Aunque el desembolso del FMI, junto con el apoyo de otros organismos, descarta una crisis inmediata de balanza de pagos, Parnás cuestiona la oportunidad de la medida: «¿Era el momento de levantar el cepo en medio de una guerra comercial? Probablemente no. Las negociaciones venían de antes, pero no era urgente para los ahorristas». Según el economista, el esquema cambiario anterior, con un crawling peg del 1% frente a una inflación del 3%, era insostenible, pero la salida del cepo no va acompañada de un plan claro de estabilización. «El plan inicial fue exitoso para bajar la alta inflación, pero ya no es eficiente», concluyó.
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