Exclusiva | Plataforma de noticias

Audios y Noticias desde Santiago del Estero, para toda Argentina y el Mundo. Exclusiva | Plataforma de noticias

[Audio] El valor de lo trivial

Por Pablo Argañarás, Lic. en Cine y Televisión
¡Compartilo!

En la creación de historias y personajes en la realización audiovisual es trascendente la invención de objetos de deseo que sean tangibles.  Hacer que las metas de los personajes sean concretas, un objeto o cosa que pueda ser identificable por todos.  Los objetivos de los personajes serán obtener o llegar a conseguir algo que sea visualmente reconocible.  También deberán poseer la característica de ser intercambiables, es decir, que si el héroe desea algo y lo pierde en manos del villano, éste último lo podrá utilizar en su propio beneficio.

Alfred Hitchcock popularizó el término “MacGuffin”, “McGuffin” o “Maguffin”, que es una excusa argumental para que la historia y los personajes avancen,  cumplan sus cometidos, pero que carece de importancia por sí misma.   Así el McGuffin no es lo importante de la historia que se narra.  Es una coartada para poder involucrarnos en el meollo de la cuestión que realmente se está queriendo contar.  Un ejemplo de esto sería el anillo de  “El Señor de los Anillos”.  No es el anillo en sí, podría ser cualquier otro elemento decorativo personal, sino lo que entrelíneas representa en la historia éste elemento. 

Las películas y series están repletas de este recurso del genial Hitchcock.   El mapa del tesoro de mil películas, o los papeles de los planos de la construcción de algún sitio de los espías enemigos, de otras tantas cientos de series, serían un ejemplo también de este ardid.  Lo que es interesante aclarar es que nunca lo importante serán los elementos a que hacen alusión sino a lo que les sucede a los personajes en el camino a la obtención de los mismos.  Nuestro héroe se convertirá en tal, no por la obtención de su deseo, sino porque debió modificar sus estructuras para convertirse en una mejor versión de él mismo.  La excusa fue la obtención del objeto o la meta.  Lo trascendente fue su evolución a alguien mejor.

El McGuffin es una técnica que se utiliza desde que el hombre comenzó a contar historias, allá lejos en los albores de la humanidad.  Que Alfred Hitchcock “bautizara” y le pusiera un nombre y apellido a este recurso es anecdótico.  Que los guionistas lo sepan utilizar es realmente vital.  Y es muy importante que como espectadores los identifiquemos.  En el cine se utiliza desde el año 1939, con “Los 39 escalones” de Hitchcock. En esta película, el McGuffin resulta ser el codiciado plan de un motor de avión avanzado, almacenado en la mente de un intérprete de vodevil. Pero en realidad, la película trata sobre la lucha desesperada de un hombre acusado injustamente por resolver un misterio para poder limpiar su nombre y vivir en paz consigo mismo.  En 1941 Orson Welles,  en  “Citizen Kane”, nos da uno de los McGuffin más emblemáticos del séptimo arte: el  icónico trineo llamado “Rosebud”.   En “La guerra de las galaxias” de 1977 el McGuffin son los planos guardados por el robot R2-D2 de la Estrella de la Muerte y   en “Pulp Fiction” de 1994, es el maletín que va y viene durante todo el film de Quentin Tarantino.  Todos ellos elementos – excusas para hacer avanzar la trama de las películas mencionadas.

En la cinematografía más reciente, al recurso del McGuffin lo vivimos con la película de Marvel, Vengadores: Infinity War de 2018,  en las gemas que conforman el guante del villano Thanos.  Estos objetos funcionan a la perfección como ejemplificación del recurso en cuestión.

Después de este recorrido por películas, personajes y directores  lo que nos debe de quedar en claro es la capacidad de los escritores y guionistas para imbuirnos en sus mundos.  Los universos que plantean en sus creaciones.  La sagacidad de ellos y su inteligencia para que nos veamos atraídos e involucrados en sus historias.  La otra parte de nuestra atracción recaerá en la arquitectura de estructuras que ellos elijan, mediantes los recursos de la escritura, para que nosotros compremos las entadas una y mil veces para ver a nuestros héroes batallar contra los villanos.