Durante una audiencia ante un tribunal del mes pasado, el abogado de Britney Spears, Samuel D. Ingham III, declaró que su cliente tenía «miedo» de Jamie Spears, su padre, y lo acusó de tomar decisiones comerciales sin su conocimiento.
Por tal motivo, se informó que la estrella del pop no volvería a actuar mientras su padre mantenga el control de su patrimonio, estimado en 60 millones de dólares (según documentos judiciales obtenidos por la CNN).
Por su parte, Jamie afirmó que está protegiendo a su hija de personas «con intereses egoístas», y señaló que no ha hablado con la cantante desde el pasado mes de agosto, cuando su abogado presentó una solicitud para destituirlo oficialmente como tutor.
Sin embargo, en noviembre, el juez que supervisaba el caso falló a favor de mantener a Spears como tutor y nombró a la compañía de asesoramiento financiero Bessemer Trust para que actúe como cotutor.
«Amo a mi hija y la extraño mucho. Cuando un miembro de la familia necesita cuidado y protección especial, las familias deben dar un paso adelante, como yo lo he hecho durante los últimos 12 años, para proteger, cuidar y seguir amando a Britney incondicionalmente», subrayó Jamie.
Y agregó: «He brindado y seguiré brindando amor inquebrantable y protección feroz contra aquellos con intereses egoístas y aquellos que buscan hacerle daño a ella o a mi familia».
Mientras, la abogada de él, Vivian Lee Thoreen, declaró que Ingham trata de impedir que su cliente se comunique con la estrella: «Hasta que el abogado de Britney, Sam Ingham, le ordenó a Jamie que no se pusiera en contacto con Britney hace unos meses, Jamie y Britney hablaron con frecuencia y regularidad durante toda la tutela», dijo.
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