Al menos 55 personas murieron hoy en un atentado suicida con explosivos durante la oración de mediodía en una mezquita chiita de Kunduz, ciudad del noreste de Afganistán, en un ataque reivindicado por el Estado Islámico (EI), grupo enfrentado con los talibanes.
En un breve comunicado difundido en sus canales de propaganda a través de internet, la rama afgana del EI afirmó que el ataque suicida perpetrado por uno de sus combatientes con un chaleco explosivo causó más de 300 víctimas entre muertos y heridos.
El grupo yihadista detalló que un suicida hizo explotar su chaleco en el interior de la mezquita en medio de los «renegados», tal y como denomina a los seguidores de la rama chiita del islam.
La detonación se produjo durante la oración de mediodía, la más concurrida de los viernes, día de descanso musulmán y los testigos describieron escenas atroces.
«Vi al menos 40 cadáveres», dijo un comerciante local, Zalmai Alokzai, que se dirigió inmediatamente al hospital para donar sangre para las víctimas. «Las ambulancias iban y venían para transportar los cadáveres», añadió a la agencia de noticias AFP.
«Era aterrador; algunos vecinos murieron o están heridos. Un vecino de 16 años falleció, solo pudimos encontrar la mitad de su cuerpo», dijo una profesora que vive cerca de la mezquita.
Hace cinco días, el EI reivindicó un atentado contra una mezquita de Kabul que dejó cinco muertos. En el lugar se celebraba una ceremonia funeraria tras la muerte de la madre de Zabihullah Mujahid, principal portavoz talibán, fallecida la semana pasada.
En Afganistán, los chiitas, que representan el 20% de la población, son a menudo blanco de atentados, perpetrados en la mayoría de los casos por la rama local del EI, el Estado Islámico-Khorasan (EI-K).
Este grupo fue responsable de algunos de los ataques más sangrientos de los últimos años en Afganistán y Pakistán, incluyendo atentados suicidas en mezquitas, hospitales y otros lugares públicos.
Por ejemplo, en agosto de 2019 reivindicó un atentado contra chiitas durante una boda en Kabul, en el que fallecieron 91 personas.
Los múltiples ataques dejaron decenas de víctimas civiles y talibanes, sobre todo en Kabul y en el estado oriental de Nangarhar, fronterizo con Pakistán y bastión del EI en Afganistán.
También se lo considera responsable de un ataque perpetrado en mayo de 2020 contra la maternidad de un vecindario mayoritariamente chiita de la capital afgana en el que fallecieron 25 personas, entre ellas 16 madres y varios recién nacidos.
El 26 de ese mes, más de cien personas murieron, entre ellas 13 soldados estadounidenses, en un atentado en la zona del aeropuerto de Kabul reivindicado también por el EI-K.
«Los hechos de hoy se inscriben en una tendencia preocupante de violencia», lamentó en un tuit la misión de la ONU en Afganistán (Unama).
Naciones Unidas también advirtió hoy que solo se distribuyó un tercio de las ayudas de urgencia pedidas para Afganistán, amenazado por una eventual crisis humanitaria.
Fuente Telam
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