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Hay una nueva esperanza, y viene desde el sur

Por Esteban Paulón para Agencia Telam
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La plaza estaba abarrotada y, por suerte, tomé la precaución de llegar temprano lo que me permitió ver el ingreso del Presidente Gabriel Boric al Palacio de la Moneda.

Junto a su esposa y referente feminista Irina Karamano y a la Directora de ceremonial Manahi Pakarati -una diplomática Rapa Nui que dio visibilidad a las comunidades originarias durante toda la jornada (jornada que estuvo marcada por los gestos)- caminó por la histórica explanada de la Plaza de la Constitución.

“Gabriel, querido, el pueblo está contigo” coreaba la multitud, que también pedía “libertad, libertad, a los presos por luchar” (en referencia a las y los detenidos en las masivas manifestaciones contra el gobierno del ex Presidente Piñera y cuyas querellas gubernamentales ya fueron retiradas por el equipo entrante).

Detrás mío, muy cerca, Antonia estaba al borde del llanto. Era una persona mayor, con surcos en su rostro que mostraban que su vida no había sido nada fácil. “Soy la revolucionaria de la familia” me dijo, tras alzar el puño y gritar “el pueblo, unido, jamás será vencido.”

Al mismo tiempo un medio entrevistaba al Alcalde de Iquique, que había llegado hasta ahí para recordar que “las regiones también existimos”. Y lo decía con esperanza porque el nuevo Presidente “es del sur, de una región alejada y nos va a comprender:”

La gente seguía llegando. Una multitud abrazada por banderas de las comunidades originarias, del orgullo LGBTIQ+ o con la cara de Boric y la leyenda “¡Estamos contigo!”.

Una verdadera fiesta popular que sintetizaba las enormes expectativas por el cumplimiento de las grandes demandas del pueblo durante tantos años postergadas.

Las pancartas caseras pedían “Jubilación digna ahora. No más AFP”, “Nueva Constitución para un nuevo Chile” o “La vivienda digna es un derecho”.

Sin dudas Gabriel Boric es el emergente de una experiencia de movilización social y popular que finalmente logra llegar al poder para impulsar una agenda de transformaciones en una sociedad aún marcada por la desigualdad y por los resabios de la Constitución heredada de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.

Y es quien lidera a una generación que tiene por delante el desafío de tomar el relevo y plasmar una nueva experiencia para la izquierda democrática en América latina.

Una izquierda que, tal como expresó el propio Boric, defiende los derechos humanos en todas partes, independientemente del color o partido de quien gobierne y que pone en agenda la redistribución de la riqueza. Una izquierda feminista, disidente y ambientalista. Con memoria. Una izquierda abierta y que construye a largo plazo.

Estuve allí en representación del Partido Socialista argentino. Me impresionó realmente la energía, idealismo y frescura de los jóvenes que llevarán adelante el nuevo gobierno. Jóvenes que han soñado con este momento desde hace muchos años. Que se prepararon, estudiaron. Y que hoy protagonizan ese sueño que nos ilusiona a todas y todos.

Sin dudas tenemos mucho que aprender de este proceso. La izquierda democrática de toda la región debe impulsar una profunda reflexión acerca de este nuevo tiempo. Un debate honesto y sin prejuicios sobre nuestro vínculo y participación junto a los movimientos sociales y de la agenda que queremos proponer para el futuro. Ante la crisis que atravesamos, que la salida sea democrática y sea desde la izquierda. Como en Chile.

Tengo una profunda esperanza en este proceso. El presidente Boric y todo su equipo sienten en la piel esta transformación que el pueblo chileno les ha encomendado. Lo he visto en sus lágrimas y emoción al momento de la jura, o en el suspiro de desahogo al finalizar su mensaje al pueblo. Creo que América latina puede proyectar un nuevo tiempo y un nuevo modelo para construir más igualdad, desarrollo, paz y cohesión.

Para finalizar me gustaría detenerme en un gesto emocionante. Tras recibir el saludo y recepción oficial, y antes de cruzar la puerta de ingreso del Palacio, el Presidente se desvió y se acercó a la estatua de Salvador Allende para rendirle un primer tributo, coronado por la multitud con un ensordecedor “Se siente, se siente, Allende está presente.”

Y minutos más tarde, nuevamente Allende volvería a estar presente en la voz de Gabriel Boric con la frase que sigue inspirando al socialismo democrático en toda la región “Estamos de nuevo, compatriotas, abriendo las grandes alamedas por donde pase el hombre y la mujer libre, para construir una sociedad mejor.”

En ese camino estamos. Recorriendo las alamedas de una región más justa y con más igualdad.