Por Carlos Heller
Según informó un medio de comunicación local, Roger Stone, consultor republicano que en su momento ayudó a posicionar a Donald Trump en Estados Unidos para que alcance la presidencia de ese país, estaría participando activamente en la estrategia de campaña del candidato libertario. Incluso en sus redes sociales, el asesor lo ha elogiado: “Milei entiende perfectamente que Occidente está en guerra y que si la izquierda (en referencia al denominado progresismo) no es aplastada, no habrá libertad económica, social o personal para las generaciones venideras”.
Si bien no sorprende que estos vínculos existan, la agenda de la ultraderecha a nivel internacional, y también local, no deja de preocupar. Adaptadas a la realidad de cada país, cada versión forma parte de una cruzada que en nombre de la libertad propone la eliminación de la regulación por parte de los estados y la supervivencia del más fuerte. Milei ya ha tomado partido acerca de cuáles serían sus aliados y sus enemigos estratégicos en caso de ser Presidente.
La ciudadanía no puede convalidar el modelo económico y de sociedad que estos sectores pregonan. Un modelo que en su fase más extrema ya no pide por el Estado canchero sino por su virtual eliminación.
Tampoco es extraño que Mauricio Macri esté apoyando a Milei, aunque sí sorprende lo explícito de los planteos, que en otro momento negaban y ahora exhiben como una fortaleza.
José Luis Espert afirmó en las redes, sobre el préstamo del FMI de 2018: “Obvio que se usó para financiar la fuga de capitales. Siempre es así cuando el FMI te da un crédito Stand By en el medio de una crisis. Es una verdad de Perogrullo porque cuando se dice «hay fuga» es porque los acreedores privados que te financiaban la fiesta, se llevaron (con todo el derecho del mundo) hasta el mantel y vos te quedaste comiendo en el piso (…), siempre es así”.
Es otra forma de naturalizar lo terrible y lo que muchos hemos denunciado desde un principio: que el préstamo del FMI financió en gran parte la fuga de quienes antes hicieron grandes ganancias con la “bicicleta financiera” y que cuando se cortó el crédito internacional privado buscaron la manera de conseguir los dólares para sacar del país las inversiones junto con sus ganancias.
Además, ¿tienen acaso “todo el derecho del mundo” de fugar dólares quienes especulan y realizan ganancias fáciles a costa del bienestar de las grandes mayorías que terminan pagando por generaciones los costos de la deuda?
No dicen que nunca se debió permitir que las Lebac, que hoy se denominan Leliq, instrumento de regulación monetaria del BCRA, pudieran ser adquiridas por el sector privado no financiero para especular. De hecho, hace poco Milei consideró que quien estaba a cargo del BCRA en ese momento fue “el mejor presidente” de la autoridad monetaria de “toda la historia”. Una muestra clara del modelo económico al que apunta el libertario: el de la especulación financiera, el endeudamiento, la quiebra de PyMEs y la desindustrialización.
Los objetivos de Milei, Macri y sus adherentes son los mismos, más allá de los cambios de época o del uso del lenguaje. Nos dicen que el mundo es una “gran aldea”, que todo se debe poder comprar y vender según las oportunidades. Bajo esta lógica, quien tiene recursos puede vivir bien, y quien no lo logra es porque no hizo los méritos o no se esforzó lo suficiente.
En el balotaje se optará entre dos candidatos que tienen una concepción diametralmente opuesta de la economía y de la vida en sociedad. Uno de ellos es agresivo, intolerante con quien piensa diferente y constituye un peligro para la vida en democracia. El otro ha demostrado que alimenta el diálogo y que tiene equilibrio, conocimiento y una gran capacidad de gestión.
La ciudadanía no debe convalidar el discurso del odio. Más allá de la frustración o los problemas que puedan existir –en parte por lo que no se hizo bien y por los impactos que vinieron de afuera y de la sequía—, es preciso seguir construyendo un país más justo y con más democracia, avanzando en el diálogo y en la búsqueda de la unidad nacional, tal como propone la fórmula de Unión por la Patria.
Fuente Página12
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