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Las lecciones que aprende Milei, mientras corre desesperadamente contra el tiempo

Esta semana el Presidente logró aprobar una ley muy relevante, cuando solo tiene un bloque de 40 diputados. Ese triunfo refleja el crecimiento de su talento político. Fue capaz de gritar, insultar, negociar, ceder y coronar
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Por Ernesto Tenembaum

El miércoles pasado, el estudio de Orlando Ferreres difundió un número que refleja, en sí mismo, la gravedad del momento que atraviesa la economía argentina: el PBI cayó, marzo contra marzo, un 9,7 por ciento. Esa cifra casi no tiene equivalente en el mundo. Es muy raro que la economía de un país se achique, en un año, un décimo de su tamaño. Pero no es lo más grave. Habitualmente, semejante nivel de recesión va acompañada de una inflación bajísima, digamos menor a un 2 por ciento anual. En este caso no es así. Las principales consultoras del país calculan que la inflación de abril estuvo apenas por debajo del 10 por ciento. Si la recesión es una de las más graves del mundo, la inflación es una de las más altas.

A ese panorama le faltan otros elementos. Todavía no hay datos ciertos sobre la evolución del empleo y de la pobreza. Pero la combinación de recesión grave con inflación alta permite anticipar que serán peores que los del final de la gestión anterior. El propio Presidente, en la cadena nacional que realizó la semana, habló de un sesenta por ciento de pobres. Si ese cálculo fuera medianamente preciso, querrá decir que en el primer semestre de Milei la pobreza habría trepado alrededor de quince puntos. Aún cuando se tratara de la mitad, sería otro récord impresionante. La pobreza aumentó alrededor de cinco puntos durante los cuatro años de Mauricio Macri y otros cinco durante el período de Alberto Fernández. Que suba tanto más que eso en tan pocos meses reflejaría la magnitud de los efectos sociales posteriores a la devaluación de diciembre.

Hay un contraste evidente y muy difícil de explicar entre estos datos y el clima triunfalista que domina la comunicación oficial. La diputada provincial celeste, Amalia Granata, lo definió hace unos meses así: “Parece que están en Disney”. En alguna medida, es un clásico. Los gobiernos siempre intentan transmitir que las cosas van bien. “Que lindo es dar buenas noticias”, decía un antiguo presidente al borde del abismo. “Estamos ganando”, decía otro, antes de firmar la rendición. Son dos ejemplos extremos de ese triunfalismo, que se repite también en tiempos más normales, y que siempre cuenta con un grupo de colegas y empresarios dispuestos a alimentarlo sin pedir nada a cambio.

En este caso, además, hay un elemento objetivo que hace comprensible la alegría libertaria. Pese a las dificultades que atraviesa, el Presidente mantiene un alto nivel de respaldo social. Milei está primero en casi todos los sondeos, y segundo en algunos, detrás de su vicepresidenta Victoria Villarruel. No menos del 45 por ciento de la población tiene una imagen buena o muy buena de él. Los números de todos los oficialistas son muy superiores a los de todos los opositores. La luna de miel que rodea el debut de todo gobierno se ha extendido durante estos meses, a pesar de las condiciones durísimas.

Javier MileiJavier Milei

Esta semana, además, Milei logró aprobar una ley muy relevante, con 140 votos a favor, de casi todos los sectores políticos, cuando solo tiene un bloque de 40 diputados. Ese triunfo refleja el crecimiento de su talento político. El peronismo controlaba el 40 por ciento de los diputados y más del cincuenta de los senadores y no lograba aprobar una ley. En este sentido, el principiante Milei ha demostrado una capacidad de la que carecieron los experimentados Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Fue capaz de gritar, insultar, negociar, ceder y coronar.

O sea que el Presidente novato, incapaz de llevar a cabo una negociación exitosa, demostró una vez más que es más de lo que parece. Le dijeron fenómeno barrial, y ahora es una especie de celebridad internacional, que no iba a poder inscribirse en las elecciones porteñas, que no iba a pasar de las PASO, que no iba a lograr meter diputados, que no lograría soportar una campaña presidencial, que no llegaría el balotaje. Milei enumera y recuerda todas y cada una de las cosas que le dijeron que no podría hacer cada dos por tres. Desde esta semana puede sumar una más: le dijeron que con cuarenta diputados no tendría gobernabilidad. Y ahí lo ven.

Esa capacidad de saltar vallas que parecen imposibles, es un elemento clave en su relato y se apoya en hechos ciertos. Si pudo lo anterior, ¿por qué no podría lo que viene?

En cualquier caso, la malaria y la popularidad presidencial no sostendrán su convivencia por largo tiempo. En cuestión de meses, una vencerá a la otra. Si Milei no logra que la economía mejore, se irá agotando su popularidad. Si, en cambio, lo consigue, podrá soñar con el infinito y más allá.

¿Podrá despegar la economía? ¿Está haciendo bien las cosas en ese campo?

Hay dos relatos en pugna alrededor del tema. El primero de ellos, obviamente, sostiene que sí, que podrá hacerlo. Según esta versión, a la foto de la economía que recoge los datos de inflación y recesión le faltan detalles significativos. Uno de ellos es que la inflación está bajando fuerte y que, en las últimas semanas, se registra una inédita deflación de alimentos. A la caída cada vez más brusca del ritmo inflacionario, le seguiría un boom de inversiones y, por lo tanto, un rebote tan potente como fue la caída de estos meses. De esta manera, el liderazgo de Milei estaría asegurado por mucho tiempo. Esa mirada está abonada por infinidad de informes financieros, que registran no solo la caída de la inflación sino también la estabilidad del tipo de cambio, el aumento de las cotizaciones de los bonos y la consecuente caída del riesgo país.

La mirada alternativa pone todo eso en duda. A la estabilidad cambiaria, le recuerda la existencia del cepo y de las regulaciones para la compra de dólares alternativos. Al equilibrio fiscal que festeja el Presidente, le opone los datos de la Oficina del Presupuesto del Congreso para aclarar que se trata de un dibujo: no incluye los gastos devengados y no pagados por el Tesoro. Al aumento de reservas del Banco Central lo discute con el crecimiento paralelo de la deuda en dólares, especialmente por los pagos pospuestos a importadores. Si los superávits gemelos están dibujados, y esos son -según la mirada oficial- los motivos por los que baja la inflación, entonces las perspectivas no serían tan buenas.

El economista, Carlos Rodríguez y MileiEl economista, Carlos Rodríguez y Milei

El punto de vista crítico agrega que la desesperación del Gobierno por mostrar una inflación de un dígito genera problemas serios a mediano plazo porque se consigue a costa de atrasar el tipo de cambio, de la presión sobre los precios de algunas empresas y de posponer la reducción de subsidios. Tarde o temprano esas cuentas habrá que pagarlas y, como se ha visto, cuanto más tarde será peor.

Respecto de este debate, es muy interesante seguir las advertencias que realiza casi diariamente en las redes Carlos Rodríguez, el fundador del CEMA, que Milei había designado como coordinador del programa económico en los últimos meses de la campaña presidencial.

-”Ojo con la opinión pública y con las metas Macro. Cuando yo era viceministro de Economía en 1997/98 teníamos: inflación negativa o casi cero; libre circulación del Dólar y otras Monedas, sin CEPO; Riesgo País de tres dígitos; Gasto Público Primario Consolidado/PBI: 28%. Y sin embargo nos puteaban de todos lados: que el desempleo, que la pobreza, que la Cuenta Corriente, que el Gasto, que el atraso cambiario, que las PyMES, etc. Y probablemente tenían razón. La apertura de la economía y la entrada de capitales sin flexibilidad laboral hizo desastres. Y todavía seguimos buscando dólares afuera como primera prioridad. Financiando al Estado con Impuestos al Empleo. Hay que aprender del pasado y no manejar el país como una mesa de dinero”.

-”El Presidente ha mencionado 5 razones por las que cree que el Tipo de Cambio bajo está para quedarse. Yo veo que esas razones están sustentadas en medidas transitorias que no deberían estar para quedarse: más impuestos, licuación de ingresos, suspensión temporaria de obra pública, enroques de deuda, postergación de pagos…”.

-”Recuperación en ‘V’: Con el fin de facilitar el acceso a la lengua, el gobierno chino creó en los años 50 un sistema de “transcripción fonética de la lengua china” también denominado ‘pinyin’, que ha facilitado el aprendizaje de esta lengua a los estudiantes extranjeros. La letra V, símbolo de nuestra recuperación económica por venir se escribe así en pinyin =>吴维. Como puede verse, nuestra recuperación, de acuerdo a los chinos, no va a ser tan simple, va a tener bastantes vueltas”.

Cuando alguien le pregunta por Rodríguez, Milei dice que critica porque él lo marginó de sus equipos cuando hizo declaraciones ofensivas hacia el colectivo LGBT. Es cierto que las relaciones entre ambos no terminaron bien y que Rodríguez utiliza en las redes un tono desafiante, irónico y provocativo. Pero, al mismo tiempo, es un técnico muy respetado entre sus pares, inclusive por Milei hasta hace poco. Rodríguez comparte con Milei la mirada teórica sobre lo que se debe hacer en la Argentina. Las críticas de los economistas heterodoxos son aún más duras y sus pronósticos más pesimistas.

El Presidente se enoja mucho con estas críticas.

“Fundamentalistas del atraso cambiario”, disparó ayer contra sus viejos ídolos, como Domingo Cavallo o Miguel Broda, que señalan esos problemas.

Quiere humillarlos con sus resultados y tal vez lo logre.

Pero aún no es tiempo.

Si se mira la caída tremenda de la economía y el altísimo número de inflación, se entiende que no hay demasiadas cosas para festejar. Con suerte, es el comienzo de un largo camino con final incierto. Con mucha suerte.

Fuente Infobae