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¿Vale la pena repensar críticamente la comunicación política?

Un libro de reciente aparición recoge microtextos, como los que abundan en estos tiempos de redes sociales, para reflexionar cómo se transmite la política.
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Hoy. Los adversarios se transforman en enemigos. Los antagonismos son indisolubles aunque puedan ser legítimos, sentencia Chantal Mouffe (2021). La personalización, con o sin partidos. Los discursos dogmáticos como prédicas religiosas. La vida política como un escenario de fractura expuesta. La desinformación a escala industrial y la sobreabundancia de información que no informa. Determinismo radical de las palabras sobre la realidad. Discursos más simples, donde el foco son las personas y los hechos descontextualizados en los que pierden terreno los argumentos. Aceleracionismo, como modo de lograr posicionamiento, con el fin de ser los primeros. Pesimismo ideológico. Mucha oferta política trabaja desde el escepticismo social y el desencanto. Grupos sociales unificados con intereses comunes definen tribalismos radicalizados que hostigan. Es la era de la protesta perpetua, afirma la politóloga Devashree Gupta (2017). Nadie se calla, ni quienes ganan, ni quienes pierden. Los movimientos se desarticulan tan rápidamente como se articulan, generando frustraciones sociales y consensos precarios. Antagonismos constantes, popularización del discurso, sentimentalidad dominante. Y la inteligencia artificial ya está presente en cada espacio. Estos elementos –y muchos más– definen una comunicación política distinta y, por ende, una política diferente. 

Por todo esto, nos importa el razonamiento crítico. Y suma si son muchas personas con ideas divergentes. Razonar críticamente para interpelarnos, alertarnos y visibilizar el rol de la comunicación política. Es por ello que invitamos a cien personalidades iberoamericanas del ámbito de las ideas a escribir –decir lo que opinan– sobre la metamorfosis de la comunicación política, en las últimas décadas a través de un microtexto. 

La reflexión breve no es sencilla. Cómo reunir en pocas líneas escritas el análisis y la síntesis de lo concreto sin correr el riesgo de irse por las ramas o, más simple, sin hablar de lo que realmente se quiere decir. A veces, las palabras justas no aparecen. Sin embargo, el resultado de este encuentro –porque este libro es un encuentro– asombra y alegra. Y ustedes, lectoras y lectores, van a descubrir opiniones distintas, deliberaciones. Algunas parecerán frases sueltas, aunque todas, cada una de ellas, tienen en su esencia un propósito común: convocarnos a repensar y reconstruir las nuevas formas de comunicación política, quizás la que queremos y necesitamos. 

*Politólogo. Presidente de Alice (Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales). Director de la Maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral. ** Politóloga. Docente e investigadora de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Velocidad, liviandad y memoria

Martín Becerra*

La comunicación política es más veloz que las políticas públicas. Lo viral encandila y vela problemas estructurales. Pero la velocidad, que estimula compromisos superficiales con los contenidos de las comunicaciones, es engañosa. Uno de los cambios socioculturales y tecnológicos inherentes a la era digital es el almacenamiento de todas nuestras acciones en plataformas y redes. Su registro y aprovechamiento comercial por parte de las compañías como Google, Meta, TikTok o Twitter, como su explotación por parte de gobiernos, son la contracara de la liviandad de los intercambios en las redes sociodigitales. Todo queda guardado en la nube. Y pesa.

*Investigador del Conicet, profesor de Políticas y Tecnologías de Comunicación UNQ-UBA. @aracalacana.

¿Solo para humanos?

Ernesto Calvo*

Si cada ser humano designara a un chatbot como su representante en la esfera pública, con instrucciones relativamente claras para escribir, gustar y compartir mensajes sobre flores, pájaros o políticos, ¿qué tipo de encuadres serían característicos de nuestra ficción comunicativa? ¿Qué tipo de fusión de agendas definiría nuestras prioridades sociales?

El AI de Marvin Minsky es un cerebro humano donde cada neurona es remplazada por una versión sintética y, por tanto, indistinguible del original. Con la llegada de ChatGPT, esferas públicas híbridas o sintéticas son inevitables. ¿Qué teoría comunicativa describirá esta esfera pública 2.0?

*Profesor de Gobierno y Política de la Universidad de Maryland y director del Laboratorio de Ciencias Sociales Computacionales.

Son sesgos, pero ¿cómo evitarlos?

Patricia Nigro*

El cerebro humano se equivoca más de lo que se creía. Las neurociencias lo demostraron. Los sesgos cognitivos afectan nuestro razonamiento. 

Son base de falacias, de teorías conspirativas, de polarización, de discursos de odio. Constituyen el centro de estudio urgente de la comunicación política. 

Las personas discuten, desde la emoción, sobre valores que otros/as no comparten y a los que aceptan como evidencias irrefutables. De ahí, la dificultad para lograr consensos. 

Evitarlos es difícil: son parte del cerebro. Sin duda, la sugerencia es prestar atención a nuestro pensamiento y ser flexibles con nuestras creencias y con quienes piensan distinto.

*Doctora en Comunicación Social, profesora e investigadora de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral.

Y las mujeres

Angie González*

Las mujeres estamos en una carrera en contra del tiempo, las adversidades, las viejas prácticas y el sistema mismo. La baja representación política de las mujeres está asociada a una menor visibilidad, una cobertura sexista de los medios y a la existencia de sesgos cognitivos que privilegian el liderazgo masculino.

Sin embargo, las mujeres están demostrando que son líderes efectivas, cercanas y empáticas. En un contexto político mundial donde la democracia está en riesgo, el estilo de liderazgo y la comunicación que hacen Jacinda Ardern, Nicola Sturgeon, Sanna Marin o Mette Frederiksen son un ejemplo.

*Docente e investigadora de la Universidad Externado de Colombia. Doctorada en Medios, Comunicación y Cultura.

Pobreza. Like. No comment.

Martín Maldonado*

La pobreza dejó de ser un sustantivo y pasó a ser un modificador indirecto. Ya no es el centro de las denuncias disidentes, sino que acompaña, adjetiva, ilustra los argumentos de otras disidencias nuevas, contemporáneas, tiktokeables.

Es una cuestión de formatos, no de importancia. Loïc  Wacquant afirma que la pobreza ha estallado en complejidades casi imposibles de asir, tanto por la academia como por la gestión. Inasible, ingobernable, casi innombrable, tan real en sus impactos cotidianos como esquiva a la comunicación, llorando con las manos en la cara, en algún no-lugar entre un viejo significante vacío y un meme en Instagram.

*Ph.D. in Political Science por la Universidad de Florida. 

Investigador del Conicet. 

Poder autócrata: ¿de la resiliencia a la antifragilidad?

Agrivalca Canelón Silva*

“En el enfrentamiento, la Revolución se fortalece…”. La longevidad de regímenes como Cuba, Nicaragua, China, Venezuela o Rusia interpelan respecto a la capacidad para cultivar proyectos iliberales y salvaguardar el poder. La resiliencia caracteriza la adaptación de los autoritarismos para conseguir legitimidad apelando al sharp power y la difusión de aprendizajes, junto a la resignificación de estándares legales internacionales en medio de la competencia geopolítica y el covid-19. Más allá de la resiliencia, los sistemas autoritarios se robustecen. El resiliente resiste los choques. Lo antifrágil mejora, gracias a los factores estresantes. ¿Es hora de hablar de la antifragilidad autoritaria?

*Doctora en Comunicación Organizacional por la Universidad de Málaga. Investigadora Asociada del Centro de Investigación de la Comunicación de la Universidad Católica Andrés Bello (CIC-UCAB). 

No es la desinformación, estúpido 

Sebastián Valenzuela* 

La mentira se extiende más rápido que la verdad. Las redes sociales están llenas de desinformación. Las personas creen en casi todo lo que ven en internet. Las noticias falsas influyen en el voto de las personas. 

Convencidos de estos mitos, políticos, periodistas y expertos insisten en que combatir la desinformación salvará nuestras democracias. Pero la historia y los datos dicen otra cosa: el verdadero desastre es el derrumbe del sistema precario de producción, transmisión y recepción de información que teníamos. En lugar de luchar contra la desinformación, deberíamos enfocarnos en cómo mejorar el acceso al periodismo de calidad.

*Ph. D., Universidad de Texas en Austin. Académico de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

McLuhan tenía razón 

Carlos Fara* 

Hace veinticinco años veíamos que las sociedades se fragmentaban y que íbamos hacia la comunicación de nichos; las empresas nos indicaban el marketing uno a uno: personalización total. Pero no teníamos las herramientas necesarias, internet era un mundo nuevo y la gran mayoría hacia un copy paste de lo tradicional. Seguíamos viendo las mil segmentaciones en medios tradicionales: demasiado caro para tan poco. Hasta que llegaron las redes y todo voló por los aires. Ya nada volvió a ser igual. Nos volvimos digitales, exponenciales, de a dos segundos, sin textos, empáticos. Porque el medio es el mensaje.

*Presidente de Fara Veggetti, consultora política. Participó en más de ciento ochenta campañas electorales en Latam.

Despacito, que es democracia 

Ana Beatriz Fernández González*

En 2017, una canción de Luis Fonsi se convirtió en un hit casi planetario. Su letra, subidita de tono, llama a una mujer a dejarse respirar en el cuello, despacito. La referencia no es apología, pero cuestionar, analizar, sentir y actuar despacito tiene utilidad política. La prisa posee rango mandatorio: los dispositivos del ya colonizan, los algoritmos dilucidan en segundos aquello deseado, la inteligencia artificial propone saberes sin proceso y politizar es un espectáculo manipulador de minuto o menos. Desacelerar, observar, encontrar verdades entre la paja y tejer redes en comunidad, una forma justa y amable de practicar la democracia. Despacito.

*Bachiller en Periodismo y egresada de la licenciatura de la Escuela de Ciencias de Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica.

Donde en vez de amanecer con un sol aparece un dólar 

Raisa Urribarri* 

Llegamos al Órgano Electoral de un país centroamericano, un edificio imponente de estilo grecorromano, con columnas dóricas. En la entrada destaca la enorme escultura de una etiqueta #dalelikealaDemocracia. En el Centro de Monitoreo Digital, los nombres Mark Zuckerberg, Bill Gates y Steve Jobs, en vidrio biselado, identifican los salones. La pared de un enorme estudio está cubierta con pantallas de cristal líquido. Un grupo de personas está atento a ellas. Digitan en sus laptops sin perder de vista sus celulares. De repente, uno suena. El ringtone es un loop de Real Phantom que repite: te falta calle, te falta calle.

*Investigadora del Centro de Estudios Políticos y Sociales (Cieps/Panamá) y profesora emérita de la Universidad de Los Andes (Venezuela).

Fuente Perfil