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¿Cuándo se termina una pandemia?

Un comité de expertos asesores de la organización Mundial de la Salud se reúne cada tres meses para ayudar a decidir si se decreta o no el fin de la pandemia. Pero, ¿con qué criterio lo hacen? ¿Qué implicaciones tendría?
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Reunido por primera vez el 22 de enero del 2020 y desde entonces cada tres meses, un comité de expertos asesores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) evalúa periódicamente si la pandemia todavía merece esa etiqueta. Concretamente, el equipo brinda asesoramiento técnico al Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus sobre la «Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional» (ESPII) que estamos atravesando y, a partir de ahí, Adhanom Ghebreyesus determina las recomendaciones temporales a seguir. Pero, ¿qué implicaría ese cambio en la manera de rotular la situación epidemiológica?

El comité de expertos asesores está compuesto por profesionales de campos como el control de enfermedades, la virología, el desarrollo de vacunas o la epidemiología de enfermedades infecciosas.

Hasta el momento (el último encuentro fue en enero del 2022 y una nueva reunión tendrá lugar el próximo mes, probablemente llegando a la misma conclusión), el equipo coincide —por unanimidad— que efectivamente seguimos en una pandemia. En este contexto, la declaración formal de la OMS de una Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional (ESPII) obliga a los 196 países que forman parte del convenio, entonces, a seguir las recomendaciones de la OMS durante la emergencia.

Y dado que el SARS-CoV-2 generó tantas dificultades y desafíos económicos, dar la pandemia por terminada más temprano que tarde es una gran tentación; pero hacerlo puede tener costos muy altos —sobre todo para los países más pobres— si los grandes esfuerzos cooperativos como los que se pusieron en marcha para hacer diagnósticos, vacunas asequibles y con la posibilidad de ditribuirlas en todo el mundo, se desvanecen. Lo mismo para con los principales programas de ayuda, como lo son el Fondo de Acceso Global a las Vacunas COVID-19 (COVAX) y su programa «padre», el Acelerador ACT, que busca garantizar el acceso a herramientas para la enfermedad de Covid-19 relacionadas con el diagnóstico, el tratamiento, la inmunización y el fortalecimiento de los sistemas de salud.

Además, tendría también implicaciones financieras: Moderna, por ejemplo, se comprometió a no imponer las patentes de su vacuna de ARN mensajero hasta que finalice la pandemia; mientras que Merck y Pfizer acordaron permitir que los fabricantes de medicamentos genéricos fabriquen sus fármacos contra el SARS-CoV-2 hasta que la OMS declare el fin de la ESPII (de hecho, docenas de empresas ahora se registraron para producir molnupiravir para una larga lista de países, en su mayoría de bajos y medianos ingresos).

Por otro lado, las regulaciones que rigen la ESPII también requieren que los países informen sobre brotes sospechosos a la OMS e informa las acciones que las naciones deben tomar, como mejorar la vigilancia de las variantes y expandir la cobertura de vacunación. A principios de este año, por ejemplo, el comité de emergencia agregó una nueva recomendación: monitorear y compartir datos sobre casos y evolución en animales.

Estas son solo algunas de las cosas que cambiarían si los 18 miembros de la OMS decidieran levantar la ESPII, y para considerarla (o no) como tal, el foco está puesto en si cumple con los siguientes tres criterios:

  1. Es grave, repentina, inhabitual e inesperada;
  2. tiene repercusiones de salud pública más allá de las fronteras del Estado afectado; y
  3. puede requerir la adopción de medidas internacionales inmediatas.

Sin embargo, este definición parece no alcanzar para definir el cese de la situación de emergencia ya que, además de las cuestiones sociales y políticas mencionadas, están la dificultad extra de la perspectiva de que surjan más variantes dañinas, incluidas, potencialmente, de unas 20 especies animales que ahora se sabe que albergan el virus.

Mientras tanto, varios países europeos ya levantaron las restricciones, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos suavizaron las recomendaciones respecto al uso de máscaras para alrededor del 70% del país y, a la par, Estados como Nueva Zelanda y Hong Kong luchan contra aumentos récord.