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Los terribles efectos de los viajes espaciales en el cuerpo humano

Dado que las próximas misiones buscan llevar a cabo viajes espaciales de mayores distancias y duraciones que los de antes, un nuevo desafío tiene que ver con la salud humana en el espacio.
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Viajar al espacio puede ser muy emocionante: es una oportunidad única para ver la Tierra desde una perspectiva completamente nueva, para experimentar cómo es vivir en un ambiente diferente al que estamos acostumbrados y también una oportunidad para participar en investigaciones científicas y contribuir a la exploración del espacio. Sin embargo, también implica efectos en el cuerpo humano que, en algunos casos, pueden ser francamente horribles.

Esto último es lo que explora una investigación publicado recientemente en la revista Cells, que advierte que el campo del viaje espacial humano está en medio de una revolución dramática. Dado que las próximas misiones buscan llevar a cabo viajes espaciales de mayores distancias y duraciones que cualquiera de las que tuvieron lugar antes, un nuevo desafío tiene que ver con la salud humana en el espacio, cuyo estudio al momento es bastante limitado.

Se trata de un análisis hecho por expertos médicos de la Universidad Baylor, en Estados Unidos, que recopila información de estudios anteriores y datos no publicados de la NASA relacionados con distintos sistemas orgánicos como el cardiovascular, gastrointestinal, el sistema inmune y más.

Uno de los mayores retos de los viajes de larga duración, señalan los investigadores, es quizás la exposición al polvo extraterrestre, que puede ocasionar daños respiratorios, cardiopulmonares, oculares y/o dérmicos.

Otro motivo de preocupación es la radiación, que puede causar mutaciones en el ADN y poner a los astronautas en mayor riesgo de desarrollar cáncer. Durante los vuelos espaciales de larga duración, sostienen, es posible que la exposición prolongada a la radiación provoque cáncer gastrointestinal, mientras que la exposición a la radiación gamma es un factor de riesgo conocido para el cáncer colorrectal. Incluso durante los vuelos espaciales de corta duración, la exposición a la radiación espacial pueda causar cáncer a través de cambios en el ADN.

Por su parte, la exposición a la microgravedad no solo puede tener efectos dañinos en el sistema inmunológico, sino que incluso puede activar virus latentes como el virus de Epstein-Barr causante de la mononucleosis infecciosa, el virus Varicella-Zoster que provoca culebrilla y varicela, y el Citomegalovirus relacionado también con la varicela y la mononucleosis. Además, la exposición a la microgravedad también podría conducir al desarrollo de autoanticuerpos, lo que predispone a los astronautas a diversas enfermedades autoinmunes. En línea con esto, diversos estudios mostraron que las bacterias que se encuentran en el entorno espacial parecen ser más resistentes a los antibióticos y, en general, más dañinas en comparación con las bacterias que se encuentran en la Tierra. «Esto se suma a la amenaza de nuevas especies de bacterias que aún no hemos descubierto», agregan. 

Como si no fuera suficiente, la microgravedad puede causar también trombosisanemia hemolíticalesiones en las articulaciones y la descarga del sistema cardiovascular, lo que resulta en atrofia cardíaca, una condición grave y potencialmente mortal en la que el músculo cardíaco se vuelve más pequeño y débil. 

«La exploración espacial conlleva un gran riesgo tanto de factores conocidos (por ejemplo, radiación ionizante, microgravedad) como de factores desconocidos. Por lo tanto, existe una necesidad urgente de ampliar la investigación para determinar el verdadero alcance de las limitaciones actuales del viaje espacial a largo plazo y para desarrollar potenciales aplicaciones y contramedidas para la exploración y colonización del espacio profundo. Los investigadores deben aprovechar la tecnología emergente, como la IA, para avanzar en nuestra capacidad de diagnóstico y proporcionar atención médica de alta calidad en el entorno espacial», finalizan los autores.