A 194 años de la muerte de Ludwig Van Beethoven

El 26 de marzo de 1827, fallecía en Viena, Imperio Austríaco, el compositor Ludwig Van Beethoven. Nacido en Bonn, Sacro Imperio Romano Germánico, en 1770, hijo de Johann Van Beethoven y María Magdalena Kaverick, el hecho que su padre se viera impresionado por que Wolfgang Amadeus Mozart diera conciertos a los 7 años, deseaba lograr lo mismo con su hijo Ludwig.

De hecho, él mismo quiso instruirlo, pero su pobre formación sumado al hecho que el talento musical de su hijo tardara en manifestarse, frustraba a ambos, no fue sino hasta que lo envió a estudiar con “Christian Gottlob Neefe” que las virtudes de Ludwig comenzaron a notarse. A los 11 años publicó su primera composición, al conocerse ya se comenzó a hablar del segundo Mozart, el hecho que siempre se lo comparara con Wolgang lo perturbaba pero a su vez lo motivaba.

En 1787 su mecenas, el conde Ferdinand von Waldstein, le costea el viaje a Viena donde ni bien llegado tuvo un encuentro con Mozart, quien ya conocía su corta carrera y dijo a los comensales, “Recuerden su nombre, este joven hará hablar al mundo”. Pocos meses después de llegado a Viena, muere su madre y su padre cae preso por lo que tuvo que dar clases de piano para mantener a sus hermanos.

Cuando su padre muere, Ludwig se vio liberado, toma clases de composición con Joseph Haydn y lírica con Antonio Salieri, para 1792 se había convertido en el músico y compositor mas reconocido. A partir de allí comenzó a dejar su sello en la música, desde el fin del período clásico Vienés hasta el principio del Romanticismo musical, su talento marcó los pasos de la música, su sordera y sus problemas económicos fueron obstáculos que sorteo con heroísmo.

Su legado musical marcó a las generaciones siguientes de músicos y su obra es objeto de estudio y admiración, si un gran músico no tenía grandes composiciones, no trascendía, su talento se diluía, pero Ludwig fue un compositor de excelencia que dejó plasmada una variada y emotiva cantidad de obras, su «Novena Sinfonía» es considerada «La obra perfecta».

Finalmente debido a un envenenamiento por plomo, (durante años usaba vasos de ese material) su vida se apagó a los 56 años, sus restos descansan en el cementerio Zentralfriedhof de Viena.