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Es hora de cuidar la tierra

Por Alieto Aldo Guadagni
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Antes del inicio de la Revolución Industrial, a fines del siglo XVIII, las emisiones acumuladas del gas contaminante CO2 que rodeaban nuestra Tierra llegaban a 280 ppm, la barrera critica que no debe ser cruzada llega a 450 ppm. Las COP son las sesiones en las que se reúnen los países que han ratificado las Convenciones Climáticas de las Naciones Unidas.

Comenzaron en 1995, cuando la acumulación de CO2 llegaba ya a 361 ppm. En la COP-3 (1997) se acordó el Protocolo de Kyoto, cuando la acumulación ya había trepado a 364 ppm. En la COP-21 se firma el Acuerdo de Paris (2015), cuando los gases ya habían trepado a 401 ppm. En la actualidad ya estamos en 416 ppm, a este ritmo cruzaremos la barrera de 450 ppm, en apenas 15 años.

Las advertencias que nos está dando año a año el clima no están siendo tenidas en cuenta. Los últimos siete años, son los más cálidos de la historia. El calentamiento del planeta continúa a un ritmo alarmante. En 2021 la capa de hielo de Groenlandia perdió más masa durante la temporada de deshielo que la que ganó durante el invierno. 

El año marcó un cuarto de siglo de ese derretimiento constante, revela un nuevo estudio respaldado por la agencia meteorológica de la ONU.

El cambio climático avanza muy de prisa. El fenómeno es una muestra clara del rápido avance del cambio climático e implica una transformación de las perspectivas del planeta. La Organización Meteorológica Mundial confirma un récord de temperatura de 20° en el Ártico. 

El registro tomado en Siberia durante el verano de 2020 hace «saltar las alarmas» sobre la evolución de las condiciones climáticas. La agencia de la ONU que analiza los fenómenos meteorológicos entiende que la temperatura es «más propia del Mediterráneo que del Ártico» y, a su vez, examina otras máximas pendientes de confirmación. 

 El planeta está entrando «en territorio desconocido» con graves sequíasincendios, nevadas históricastifonesinundaciones sin precedentes. El 2021 ha sido un año de extremos de principio a fin, con consecuencias catastróficas para la población en muchas regiones del planeta.

Cada vez hay más evidencia que relaciona el cambio climático con olas de calor más probables e intensas, algo parecido a lo que está pasando con las tormentas y huracanes. Se estima que los ciclones tropicales intensos y las velocidades máximas promedio del viento de ciclones aumentarán a escala global con el aumento del calentamiento global.

Las inundaciones del año pasado en Europa, que afectaron en mayor medida a Alemania y Bélgica, llegando con una dimensión a otros países como Francia, fueron uno de los eventos climáticos más graves no solo del año sino también de la historia del viejo continente. 

 Para evitar un cambio climático catastrófico, el aumento de la temperatura global debe mantenerse en un máximo de 1,5 C por encima de los niveles preindustriales, pero las probabilidades de un mayor calentamiento global en los próximos cinco años van en aumento. 

Si no se mejoran los compromisos de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo va camino de alcanzar los 2,7 C este siglo., esto significa que el planeta va camino de un peligroso sobrecalentamiento, con repercusiones alarmantes para las generaciones actuales y futuras.

Nosotros somos los responsables del Cambio Climático, ya que la actividad humana viene acumulando desde la Revolución Industrial, debido al creciente consumo de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), enormes cantidades de Dióxido de Carbono y otros gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera. 

Los gases de efecto invernadero (GEI) actúan como una manta que rodea la Tierra, atrapando la energía en la atmósfera y provocando el calentamiento., la acumulación progresiva de estos gases afecta el clima en la Tierra y genera impactos que pondrán en riesgo los suministros de agua, la agricultura, los sistemas de transporte y la energía, el medio ambiente natural y hasta la salud y la seguridad.

El calentamiento de la Tierra ocurrido en las últimas décadas, ha sido provocado por la humanidad no por la propia naturaleza, ya que. las emisiones de GEI provienen de una serie de actividades de los hombres que comprenden la quema de combustibles fósiles para la energía, la industria, la calefacción y el transporte. La tala de bosques, también contribuye a un aumento de estas emisiones.

Según el FMI la trayectoria hacia una nueva economía verde se fortalecería con el impuesto sobre el carbono de los combustibles contaminantes, aplicado de forma gradual y con un anuncio previo lo que incentivaría a los productores de energía a producir combustibles más verdes, para lo cual se deberían promover las inversiones verdes: en transporte público limpio, redes eléctricas inteligentes que incorporen energías renovables en la producción de electricidad y el acondicionamiento de edificios para que mejoren su eficiencia energética. Es posible evitar el aumento global de la presión tributaria disminuyendo impuestos ineficientes y socialmente regresivos

El Papa Francisco expreso, «El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático de nuestra naturaleza«.

No hay tiempo que perder, ya que si no modificamos rápidamente nuestro patrón de consumo energético, el clima continuará deteriorándose, pero la buena noticia es que es tecnológicamente posible propiciar un nuevo modelo de generación y utilización de la energía que acompañe al crecimiento económico, pero sin perjudicar nuestro medio ambiente. No hay tiempo para perder, es necesario comenzar ya