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¿Esos Peronistas, qué festejan cada 17 de Octubre?

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Por Walter Cid

¿Te imaginás un punto en la historia en donde Rusos, Yanquis, Socialistas, Comunistas, la Sociedad Rural, los Radicales, los Demócratas Progresistas, la Federación Universitaria Argentina, la Unión Industrial, la Bolsa de Comercio y algunos sindicatos convergieran y abrazaran todos un objetivo común?
Pues bien, quiero contarte que ese momento de la historia existió, existió en nuestro país y se dio allá por 1945!!! Seguramente y luego de releer los integrantes de temeraria alianza surge de manera espontánea lógica y natural la pregunta obvia: ¿cuál fue el factor aglutinante de semejante revoltijo de ideales, creencias y valores encontrados?
Si. Adivinaste!!!! Todos ellos se encolumnaban tras el caricaturesco embajador yanqui llamado Spruille Braden que se hacía llamar “el búfalo” (algo absolutamente entendible si llevás por nombre Spruille) y tenían por objetivo común a un Coronel llamado Juan Domigo Perón que ejercía una política social activa y sin precedente que le otorgaba una creciente popularidad dentro de la clase trabajadora.

Para comprender mejor la tan conveniente y antinatural reunión de fuerzas muchas veces antagónicas que dio en llamarse “Unión Democrática” hay que entender que allá por el ’45 aún no se había desatado la guerra fría entre rusos y yanquis con lo cual si bien ambos países ya se miraban con recelo se mantenían unidos por un enemigo común: el nazi-fascismo que se combatía en Europa.
A su vez el Partido Comunista en una lectura errada de la política internacional (a decir de su Intelectual Ernesto Giudici) toma la decisión de exaltar la figura de Braden siendo que el partido y a raíz de la división de bloques había definido como enemigos a Inglaterra y Estados Unidos en forma prácticamente universal.
Por su parte las izquierdas argentinas habían encontrado su lugar obviamente a la izquierda del modelo oligárquico liberal con la idea de combatirlo desde allí pero sin darse cuenta que pasaron a ser la contraparte que en muchos casos sustentaba el modelo que criticaban.
Esta desavenencia que sí fue interpretada por Perón llevó a un cambio de liderazgo en favor de éste por parte de la gran mayoría de los sindicatos y la clase trabajadora que tuvo lugar entre los años ’43 al ‘46.

En su corto paso por Buenos Aires (abril – septiembre del ’45) Braden se autoproclamó como quién debía derrocar el Gobierno de Farrell – Perón, el motivo de su autoproclamación sumado al histrionismo propio de aquél personaje fueron recibidos con absoluto beneplácito por el heterogéneo arco detallado antes y en especial por los miembros mas ricos de la sociedad argentina.
Fue así como el 16 de junio de 1945 unas 300 entidades publican una solicitada en todos los diarios llamado El Manifiesto del Comercio y la Industria en la que denunciaban la imposibilidad de afrontar las nuevas condiciones más beneficiosas que los trabajadores habían conseguid a manos de Perón y advertían de la posibilidad de una marcada inflación.
El 19 de junio de ese mismo mes la Sociedad Rural publicaba un escrito de similar tenor al del Manifiesto del Comercio y la Industria en el que dejaba aclarada su postura de activa defensa de la libertad económica.

Con el contexto internacional totalmente polarizado, la oposición comenzó -siempre con Braden a la cabeza- a tratar de vincular al Gobierno y principalmente a Perón con el nazi-fscismo y fieles al estilo que aún hoy se usa comenzaron a jugar su rol algunos medios escritos.
Es así como encontramos en el Libro Los Mitos de la Historia Argentina 4 de Felipe Pigna la transcripción de un cable enviado a su Gobierno el 27 de junio de 1945 por parte del Embajador Inglés David Kelly que decía: “….El Señor Cortesi (corresponsal del New York Times en Buenos Aires) dice que siempre lo incitan desde la Embajada de Estados Unidos a enviar historias aún más sensacionalistas de las que él quisiera escribir.”

Esas historias trataban de vincular a Perón con los vejámenes y crímenes horrorosos que se conocieron luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial a manos de los nazis con el fin único de tapar o erosionar sus conquistas al frente de la Secretaría de Trabajo.
Para el mes de septiembre Braden es nombrado por el Presidente Harry Truman como Secretario de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado por cuanto se mudaba a Washington no sin antes organizar la marcha del 19 de septiembre bajo la consigna “Por la Constitución y la Libertad” y desde donde luego emitiría como un acto desesperado para frenar la irrefrenable llegada de Perón a la Presidencia el tristemente célebre “Libro Azul”.
Qué decir de la marcha del 19 de septiembre si con saber que fue organizada por un yanqui y en su desarrollo los “paquetes” manifestantes entonaron las estrofas de La Marsellesa es más que suficiente para poder tomar dimensión acerca de los asistentes y de sus intereses.
Sin embargo los sectores organizadores de la marcha se retroalimentaron a tal punto que esbozaron un golpe de estado desde Campo de Mayo el día 24 de septiembre encabezado por el General Rawson y Alfredo Palacios entre otros.
El día 5 de octubre se conoce la designación de Oscar Nicolini al frente de la Oficina de Correos y Telégrafos. La cercanía de éste a Eva Duarte se transformó en el Caballo de Troya del General Ávalos que interpretaba el descontento de Oficiales de Campo de Mayo. Recordemos que para ese entonces Perón no solo revistaba como titular de la Secretaría de Trabajo sino que también oficiaba de vicepresidente y Ministro de Guerra.
Las reuniones tanto de Farrell como de Perón se sucedieron por aquellos días incluso en el cumpleaños número 50 del entonces coronel tanto en su domicilio particular como en el Ministerio de Guerra y en Campo de Mayo (Farrell). La fortuna juega del lado de Perón ya que éste se niega a asistir el 09 de octubre a la visita prevista en la Escuela Superior de Guerra donde se sabe lo esperaba un grupo preparado para secuestrarlo y matarlo.
La sucesión de encuentros concluye con la dimisión de puño y letra de Perón (según él para que quede perfectamente claro que no le tembló el pulso a la hora de redactarla) a todos sus cargos a cambio de una despedida para con “sus” trabajadores desde el balcón de la Secretaría de Trabajo que también se transmitiría por radio en cadena nacional.

El 11 de octubre convergen en el Círculo Militar tanto dentro como fuero buena parte del arco opositor para analizar el camino a seguir. Los militares se relamían con la conformación de un gabinete que desembocara en las elecciones pero una buena parte de lo civiles (dentro de los que destacaba el líder socialista Alfredo Palacios) proponía la entrega del Gobierno a la Corte Suprema de Justicia.
Para ese entonces Perón había conseguido el apoyo incondicional de más de 80 sindicatos que estaban dispuestos a dejarlo todo por su nuevo líder mientras que en el otro bando todo era desconcierto y hasta se ordenó la represión de la paqueta turba reunida en el Circulo Militar que terminó con un muerto y decenas de heridos.
En la madrugada del 13 de octubre Perón es recluido en la Prisión Militar de la Isla Martín García. De manera inmediata el médico personal de Perón -Miguel Ángel Mazza- pone en marcha un plan para sacarlo de la Isla, pero a la tarde del 15 de octubre comienzan a circular las noticias de las huelgas iniciadas por trabajadores de todo el país en reclamo por la detención del Coronel.

El Comité Central de la CGT en reñida votación acuerda una huelga general para el 18 de octubre pero la central se ve desbordada por sus trabajadores que desde el mismo 16 se encuentran viajando desde distintos puntos del país para congregarse en plaza de mayo y pedir por la liberación de Perón.
Ya desde las primeras horas del 17 de octubre distintas corrientes trabajadoras comenzaron a reunirse de manera espontánea en la Plaza de Mayo, pese al levantamiento de puentes y la amenaza concreta de represión de los trabajadores para el mediodía éstos habían colmado la Plaza y sus alrededores en muchos casos por primera vez en su vida, dando cuenta de la postergación a la que Perón había puesto fin.
En medio del desconcierto Farrell y Ávalos se vieron obligados a recibir un petitorio que llevaba la firma de más de 300 gremios, el que si bien no exigía la liberación de Perón, solicitaba el llamamiento a elecciones libres, la no entrega del gobierno a la Corte Suprema, la continuidad de las conquistas sociales entre otras.A decir de la burguesía porteña de la época “era un horror ver a esos cabecitas negras sumergir las patas en las fuentes”.

En la madrugada de ese 17 de octubre Perón fue llevado al 11° piso del Hospital Militar desde donde comandaría su día triunfal. Ávalos desbordado por la situación manda a liberar también a Mercante y lo convoca a la Casa Rosada para que calme a la multitud.
Mercante que ya se había reunido con Perón sale al balcón y ni bien pronuncia -no exento de picardía- el apellido de Ávalos es repudiado con una silbatina generalizada por parte de la concurrencia enviándole a su mandante un claro mensaje de que el pueblo quería una sola cosa: a Perón.
El claro mensaje del pueblo trabajador y las gestiones del buen Mercante convencen a Ávalos de que debe ir a entrevistarse con Perón al Hospital Militar donde el primero le pide al Comandante de los trabajadores que les hable desde Casa Rosada para calmarlos. Perón sabiéndose ganador se niega y solicita un encuentro con el Presidente Farrell.
El encuentro se materializa sobre las 22 horas y Farrell agobiado, cansado y desconcertado ofrece a Perón que retome los cargos dimitidos y hasta incluso la Presidencia. Perón rechaza la oferta, pide y consigue a cambio: poder hablarle a “sus” trabajadores desde Casa Rosada, la sustitución de sus enemigos por aliados y el lanzamiento de su candidatura a la presidencia. Farrell pide para si solo poder presentar a Perón al pueblo.
Así las cosas convenidas y siendo las 22.30 hs aproximadamente Farrell anuncia a Perón quién pide entonar el Himno Nacional, luego pronuncia su conocido discurso y finalmente le pide al pueblo trabajador que no se desconcentre por unos minutos para poder disfrutar de ese merecido cuadro.

Todo lo narrado da cuenta de que a lo largo de éstos 75 años la lucha contra los poderes concentrados, la lucha contra los medios masivos de comunicación, la lucha contra la Embajada de Estados Unidos, la lucha por ampliar derechos de los eternamente postergados ha sido una constante en el Movimiento Peronista.
Asimismo se torna evidente que cuando el antiperonismo creyó haber conquistado la calle como en aquél 19 de septiembre en el que entonaron La Marsellesa al tiempo que decían que se manifestaban “Por la Constitución y Por La Libertad” (casi como ahora) ha obtenido como respuesta contundente un movimientos sin precedentes que reafirmó las conquistas obtenidas
Es por ello que en cada 17 de octubre para el movimiento peronista además de ser un día de festejo y de orgullo es un día en que se celebra la liturgia de la renovación del compromiso de lucha y unidad de todos y cada uno de sus integrantes desde abajo hacia arriba y viceversa. Porque para ser Peronista hay que ser leal y estar dispuesto a dar pelea.